Resulta paradójico. El que ha sido tal vez el logro más importante de las comunidades afro en la historia política del país, tener cinco miembros de esta comunidad como candidatos a la vicepresidencia, ha sido opacado por los señalamientos racistas que han arreciado desde las redes sociales y los medios de comunicación contra líderes de este sector de la población.

La política en Colombia no es un terreno fácil para las comunidades que han sido históricamente excluidas de los escenarios de representación. La discriminación, la falta de recursos y la poca atención de la opinión pública han sido obstáculos recurrentes para estas comunidades. Y ahora, cuando se marca un hito tan importante, nuevamente aparece el racismo.

El foco de la mayoría de los señalamientos ha sido Francia Márquez, fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro. Los primeros vinieron desde un sector del Centro Democrático. La senadora María Fernanda Cabal emitió un mensaje en el que hizo referencia a países con mayoría de población negra para luego sugerirle a Márquez cambiarse el nombre.

“Francia Márquez debe ser coherente y cambiarse el nombre: Francia fue imperio colonizador esclavista en Senegal, Sudán francés, Benín y Costa de Marfil, en África. Es ‘tirano colonizador’ en su verborrea mamerta. En vez de tumbar estatuas con la primera línea, cámbiese el nombre”, escribió.

Posteriormente, los comentarios racistas vinieron de parte de la cantante Marbelle, quien se refirió a Francia Márquez como “King Kong”. Y luego arremetió en varias oportunidades contra la candidata vicepresidencial.Esta misma imagen de King Kong fue usada también por el senador Gustavo Bolívar para referirse a Márquez, con quien además comparte coalición. Si bien el senador argumentó luego que estaba usando “psicología a la inversa”, quedó claro el racismo en su mensaje.

Detrás de estos comentarios, asegura Natalia Hernández, politóloga de la Universidad Sergio Arboleda, está el racismo “como arma política”, un discurso que rechaza “todo lo que afecte el statu quo” y lo hace por medio de emociones rentables electoralmente como el miedo o el odio.

Luis Gilberto Murillo, también aspirante a la vicepresidencia, confesó que siempre debe estar de saco y corbata para que la Policía no le pida papeles. | Foto: GUILLERMO TORRES

“Francia Márquez representa no solo a la población afro, sino que es una mujer que trabajó en servicios generales, estudió con un crédito educativo, viene de una región empobrecida y golpeada por el conflicto y además es defensora ambiental, todo lo contrario al establecimiento”, explicó Hernández.

Para la académica, “la población afro es lamentablemente asociada, sin ningún sustento real, con el atraco, la venta de drogas, la violación y otros delitos, y con este tipo de discursos lo que se busca es alimentar esos mismos miedos, exacerbados por una sociedad en la que el miedo al otro y la sensación de ser amenazado son tan prevalentes”.

Prueba de estos prejuicios fue lo dicho por el candidato vicepresidencial de la Coalición Centro Esperanza, Luis Gilberto Murillo, quien durante el debate de la gran alianza de SEMANA y El Tiempo contó que por ser negro tiene que andar permanentemente de corbata, pues si va de chaqueta y jean, como lo hacen otros líderes políticos, “la Policía inmediatamente me pide papeles”.

Hiere y mata

Además de los efectos simbólicos y emocionales, tal como lo dijo la propia Francia Márquez, “el racismo no solo hiere, sino que también mata”.

Este tipo de discursos han condenado por años a estas comunidades a la pobreza y a la exclusión, fenómenos que se han naturalizado.

Según cifras del censo de 2018 del Dane, el más reciente hecho en el país, en los 100 municipios con mayor porcentaje de población afro (que es donde se concentra el 59 por ciento de esta comunidad), el 48 por ciento de los hogares son pobres, el 59 por ciento tiene bajo logro educativo, el 37 por ciento no tiene acceso a fuente de agua mejorada y el 20 por ciento tiene al menos una persona que no sabe ni leer ni escribir.

Esta situación, además de la exclusión económica y social que históricamente ha vivido la población afro, se ha hecho más evidente por la poca representación en las instancias de decisión que ha tenido esta comunidad, que ha sido instrumentalizada en la política.

Prueba de ello ha sido lo ocurrido en los últimos años con las curules afro en el Congreso. Este año, por ejemplo, el cupo para esta comunidad en la Cámara fue ganado –a la espera del resultado final del escrutinio– por Lina Martínez, hija del señalado parapolítico Juan Carlos Martínez Sinisterra, una mujer que poco representa los intereses afro. Y más llamativo fue lo ocurrido en 2014, cuando los escaños afro fueron obtenidos por María del Socorro Bustamante y Moisés Orozco, dos personas de piel blanca.

Ley antidiscriminación

Lo sucedido con los señalamientos racistas que han permeado la campaña no solo tiene implicaciones sociales y políticas, sino también jurídicas. Las discriminaciones que a diario viven muchos colombianos por razones de raza, religión, nacionalidad, sexo u orientación sexual, entre otras, tienen desde hace diez años un arma jurídica para defenderse.

Se trata de la Ley 1482 de 2011, con la cual se establecen penas y multas para aquellos que promuevan cualquier tipo de segregación.Según la norma, el que “promueva o instigue actos, conductas o comportamientos constitutivos de hostigamiento, orientados a causarle daño físico o moral a una persona, grupo de personas, comunidad o pueblo, por razón de su raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o filosófica, sexo u orientación sexual, pagará una pena de uno a tres años”.

Igualmente, quien sea condenado por discriminación se expone a una multa de hasta 15 salarios mínimos.

De hecho, los comentarios racistas relacionados con Francia Márquez, en el marco de la campaña política, ya resultaron en dos denuncias, por presunto hostigamiento, contra la cantante Marbelle. Una fue instaurada por el senador Roy Barreras, compañero de coalición de Márquez, y la otra por Alí Bantu Ashanti, director del colectivo Justicia Racial.

La cantante Marbelle, opositora del Pacto Histórico, comparó a Francia Márquez con King Kong, lo que desató dos demandas en su contra por racismo y presunto hostigamiento. | Foto: .

Para Ashanti, quien es abogado, los comentarios de la cantante Marbelle están dentro de las conductas penalizadas por la ley antidiscriminación, en la medida en que “presenta a la gente negra en su mensaje como faltos o ausentes de toda inteligencia, al querer compararlos con un simio. Estas conductas no solo afectan y humillan a Francia Márquez, sino que además implican y denigran a la comunidad afrodescendiente de todo el país”.

Además, el jurista considera que esta conducta “instiga el odio en contra de Francia Márquez y el pueblo afrocolombiano”.

No obstante, Felipe Leal, abogado penalista de la Universidad Santo Tomás, aseguró que esta norma, si bien ha representado un avance importante, ha resultado más simbólica que práctica.

“A excepción de un concejal en Risaralda, en 2014, hay pocos registros de condenados a los que se les aplique la ley antidiscriminación, porque el artículo 134D establece que la pena se atenúa si el sindicado se retracta públicamente de la conducta por la cual se le investiga, y esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos”.

Adicionalmente, el jurista coincide con un concepto emitido por la Procuraduría hace algunos años en el que señala que los delitos que creó la ley antidiscriminación están descritos de forma vaga al no hacer explícito, por ejemplo, qué se entiende como discriminación o qué acción constituye un evento discriminatorio.

Más allá de las penas que se puedan llegar a imponer, quedan en el aire los cuestionamientos frente a por qué un país debe emitir leyes para que sus ciudadanos no se discriminen. ¿Por qué el color de la piel se volvió más importante que el ‘color’ de las ideas políticas?