A pesar de que el escándalo estalló hace más de seis meses, el proceso que se le abrió a la presidenta de la Cámara, Jennifer Arias, por el posible plagio en el que se vio involucrada en su tesis de maestría, duerme el sueño de los justos en el Congreso. ¿Por qué?
El proceso inició luego de un comunicado emitido por la Universidad Externado, en el que informó que sometió ”el texto de la tesis a una herramienta informática para la detección de plagio, operación que arrojó un importante número de coincidencias con fuentes o documentos publicados en Internet de autores diferentes a las señoras Arias Falla y (Leydy Lucía) Largo Alvarado”.
Arias negó estos señalamientos y aseguró de manera vehemente: “No he cometido plagio alguno”.
Tras el escándalo, la Comisión de Ética de la Cámara le abrió un proceso a Arias con el fin de determinar si había cometido alguna falta. Pero más se tardaron en empezar la investigación que en aparecer obstáculos.
Inicialmente, la Comisión de Ética había nombrado como investigador del caso al representante liberal Crisanto Pisso Mazabuel, quien se declaró impedido para llevar la investigación debido a que durante una plenaria de la Cámara votó una de las proposiciones que buscaba que se revocara la elección de la presidenta de la Cámara.
Esto obligó a la comisión a convocar a una sesión, en diciembre del año pasado, para votar el impedimento, proceso que se surtió y dio como resultado la negativa al impedimento presentado por el congresista liberal, quien en consecuencia tuvo que asumir el proceso sin estar de acuerdo con ello.
En consecuencia, Pisso Mazabuel, a pesar de no querer hacerlo por temor a que esto le trajera problemas jurídicos, asumió en firme. Sin embargo, el proceso nuevamente se estancó debido a que en ese momento, el 16 de diciembre del año pasado, el Congreso salió a vacaciones.
Y ahora, tras el regreso de las vacaciones, desde el 16 de marzo, cuando se reiniciaron las sesiones ordinarias, la Comisión de Ética ha sido citada solo dos veces para sesionar.
SEMANA revisó los registros de la Cámara de Representantes y encontró que desde el 16 de marzo, la comisión solo ha sido citada el 6 y el 27 de abril y en ninguna de las dos sesiones estuvo el tema de Arias en el orden del día.
Este miércoles la Comisión de Ética sesionará nuevamente, por tercera vez en el semestre, y tampoco está el proceso contra Arias en el orden del día.
Al respecto, la presidencia de esta comisión ha señalado que se ponen en discusión los expedientes radicados y hasta el momento el de Arias no aparece en fila.
A esta demora en el trámite se suma el hecho que las cargas en la comisión son favorables para la presidenta de la Cámara, pues once de los 18 integrantes de esta célula legislativa pertenecen a los partidos de la coalición de gobierno o son afines a ella.
En todo caso, este medio conoció las eventuales sanciones a las que se expone la presidenta de la Cámara en caso de ser encontrada responsable.
Si se determina que la falta fue leve, se procederá a una amonestación privada. Si se considera que fue grave, la amonestación será ante la plenaria y se consignará en su hoja de vida. Y si se determina que incurrió en falta grave habrá una suspensión de su condición de congresista “por un término entre diez y 180 días”.
Como Arias no se presentó para reelegirse, y ante la demora en el trámite de su proceso, lo más probable es que si se llega a determinar que cometió alguna falta ética, la sanción no le afecte, pues a este Congreso le queda apenas poco más de un mes de sesiones.
El otro proceso que se lleva contra Arias es en la Corte Suprema de Justicia, tribunal que ya la escuchó en versión libre el pasado 13 de diciembre.