Gustavo Petro dijo este martes que cree que los indicios sobre los delitos de los que se acusa a Piedad Córdoba “son graves”. La palabra “grave” en boca de Petro para referirse al caso de Piedad tiene mucho peso.
El líder de la Colombia Humana no hizo propiamente una defensa de la hoy candidata al Senado por el Pacto Histórico. Lo que hizo fue arrojar dudas sobre ella.
Durante el debate organizado por SEMANA y El Tiempo, con los precandidatos del Pacto Histórico, Petro dejó claro que, a propósito del caso de Piedad Córdoba con la justicia penal, “no puede haber solidaridad de cuerpo”.
Eso quiere decir que su organización política no se apresurará a defenderla hasta que se sepa la verdad de los hechos. Que no va a defender su inocencia a priori.
Petro dijo que “la solidaridad de cuerpo es dañina en un cuerpo político”.
“Dañina” lo que significa es que cualquier apoyo apurado a Piedad podría hacer daño al proyecto político que él lidera.
Piedad está en la lista por el petrismo al Senado y seguramente será elegida el próximo domingo. Está entre las diez primeras curules a elegir, lo que da mucha seguridad de su paso al Capitolio.
De hecho, confesó que fue él mismo quien decidió incluir a Córdoba en la lista del Pacto para el Senado. Se atribuyó esa responsabilidad.
Y llamó al órgano encargado del cuidado ético del Pacto Histórico a actuar con prontitud en el caso de Piedad.
Dijo que debe haber “actuar, investigar minuciosamente el caso, para bien o para mal”.
Recomendó que la comisión de ética de la organización haga “la investigación de cara al país”, no como ocurrió en su momento con Samuel e Iván Moreno Rojas, responsables del gran robo a Bogotá, y sobre cuyos casos no actuaron los mecanismos éticos de control.
La posición de Petro fue apoyada por la precandidata del Pacto, Francia Márquez, quien dijo: “Si Piedad también tiene que salir del Pacto una vez reconozca su responsabilidad o la justicia lo demuestre, tendrá que hacerlo”.
Las denuncias sobre Piedad
Piedad Córdoba tiene varias causas penales con la justicia que podrían poner en riesgo su nueva etapa política.
Por un lado, se le señala de influir sobre las Farc para que decenas de secuestrados en su poder permanecieran más tiempo en cautiverio con el fin de producir efectos políticos a favor suyo y del entonces presidente venezolano Hugo Chávez.
En su calidad de senadora liberal, ella logró que el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010) le otorgara un papel mediador, por un tiempo, para buscar la liberación de los secuestrados en poder de la guerrilla, pero se habría aprovechado de esa decisión.
Ella, que ya tenía simpatía por el presidente Hugo Chávez, se abrazó al régimen venezolano que apoyaba a las Farc, y entre ambos fungieron ayudar en la búsqueda de la paz y de la liberación de los secuestrados en poder de los subversivos.
Piedad se habría puesto del lado las Farc que proponían un “intercambio humanitario”, dirigido a lograr que el Gobierno liberara guerrilleros presos en cárceles colombianas a cambio de secuestrados en poder de la guerrilla.
Según se vino a saber ahora, Piedad habría aconsejado a la guerrilla para que Íngrid y los tres estadounidenses fueran los últimos en ser liberados, a la espera de que Francia y Estados Unidos pusieran presión sobre Colombia para aceptar el intercambio humanitario y sacar cientos de guerrilleros de las cárceles.
Mucho de esto se conoció por los computadores del llamado canciller de las Farc, alias Raúl Reyes, muerto en Ecuador en marzo de 2008 durante un operativo militar ejecutado desde Colombia, pero dicha información no pudo ser judicializada por no haber sido recaudada conforme a la ley.
Pero en las últimas semanas se han conocido nuevos hechos gracias a la información suministrada por su exasesor, Andrés Vásquez, a la Corte Suprema de Justicia.
Este hombre, que conoce secretos de la excongresista porque fue su asesor durante años y la acompañó a muchas citas clandestinas con la entonces guerrilla de las Farc, reveló que Piedad señalaba a dedo a quién liberar y a quién no, pero además entregó muchas pruebas de la relación de Córdoba con Álex Saab, acusado de ser testaferro de Nicolás Maduro en negocios corruptos.
La candidata de Petro al Senado ha negado cualquier irregularidad, pero muchas investigaciones han establecido que no solo lo conoció, sino que viajaron juntos en aviones privados y que compartían negocios. SEMANA reveló recientemente que empresas del entorno criminal de Saab le pagaron tiquetes a Córdoba y a integrantes de su familia.
Así mismo, SEMANA reveló las pruebas de los millonarios negocios entre Piedad Córdoba y Álex Saab que un testigo le entregó a la Corte Suprema.
Pero Andrés Vásquez, el hombre que testificó ante la Fiscalía contra Piedad, confirmó que sí fue Piedad quien llevó a Saab a Venezuela.
A Piedad también la atormenta la captura con fines de extradición de su hermano Álvaro Córdoba Cruz, el pasado 4 de febrero, por narcotráfico.
El hermano de la candidata petrista es reclamado por un tribunal de Nueva York por tráfico de más de cinco kilos de cocaína y uso de armas de fuego.
La exsenadora se ha defendido diciendo que todo es “una persecución política” contra ella y su familia.
“Ni mi hermano Álvaro Córdoba ni yo tenemos relación alguna con el narcotráfico ni con grupos armados”, dijo Córdoba en su cuenta de Twitter.
Según lo publicó SEMANA, los investigadores de Estados Unidos, por medio de agentes encubiertos, lograron infiltrar esta organización que enviaba cocaína desde Colombia, pasando por Centroamérica, hasta llegar a su destino en ese país.
Piedad, inclusive, teme ser extraditada a los Estados Unidos, según lo ha dicho ella misma.
En su defensa Córdoba ha dicho que las acusaciones en su contra no son ciertas y que todo se trata de una conspiración contra el Pacto Histórico, contra Gustavo Petro y contra su decisión de retornar a la política.