El comandante del Ejército Nacional, el general Eduardo Zapateiro, viajó a Tibú (Norte de Santander) para dirigir personalmente la operación de libertad de sus 180 militares secuestrados en esa zona del Catatumbo.

El avión fantasma estará garantizando la seguridad desde el aire en el perímetro que es de interés. Entre tanto, la instrucción es clara: “No dejarse provocar” y “no caer en el error”.

Pero ¿por qué se ejecutó este secuestro masivo de uniformados dedicados a la erradicación de cultivos ilícitos? Los altos mandos y los organismos de inteligencia saben que detrás están los intereses del ELN.

Los cables informativos del comando del Ejército sobre estos hechos, conocidos por SEMANA, demuestran que el grupo armado ilegal busca ganar de 24 hasta 72 horas para mover los cargamentos de cocaína, sembrar minas antipersona en el área de erradicación y muy probablemente instalar francotiradores que puedan asesinar a miembros de la Fuerza Pública.

En la mitad está el narcotráfico que utiliza a los campesinos para evitar a toda costa la destrucción de cultivos ilegales que son vendidos en Estados Unidos y Europa por millones de dólares y euros. Con la libertad de los militares secuestrados, el mensaje que quieren dejar el Gobierno Duque y la cúpula militar es que la erradicación “no se negocia, no se concerta”, según dijo una fuente del Ministerio de Defensa.

Tan pronto recuperen su libertad, los militares secuestrados volverán a sus tareas de destrucción de cultivos ilícitos y la esperanza es que la Fiscalía avance en las investigaciones, tras la denuncia instaurada por secuestro. Algunas organizaciones de extrema izquierda estarían involucradas y aliadas con el ELN.

Por ahora, el comandante de las Fuerzas Militares, el general Luis Fernando Navarro, y el comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro, mantendrán al país informado sobre los resultados de esta operación de libertad de 180 militares en Tibú.