Después de una intensa campaña y de haber liderado las últimas encuestas que lo daban como ganador, la ciudadanía le frenó su aspiración al Palacio Liévano. Aunque Carlos Fernando Galán llegó a 1.009.930 votos en las urnas, le faltaron más de 86.000 para arrebatarle la alcaldía a Claudia López. Sin embargo, esta mañana Galán anunció que asumirá su curul en el Concejo de Bogotá donde su nueva fuerza política tendrá tres escaños. Desde ya se declaró en independencia aunque aseguró que apoyarán a la nueva alcaldesa en los puntos de Gobierno en los que coincidan. "No ganamos, pero abrimos un camino con una votación histórica y tenemos que trabajar para que esos votos independientes sigan teniendo un espacio para expresarse”, explicó en Blu Radio. Sobre su futuro político, no descartó volver a ser candidato a la alcaldía. “La apuesta ahora es construir esa fuerza política que nos lleve, ojalá, a la Alcaldía de Bogotá en un futuro u otros cargos”, dijo.
Carlos Fernando quería dejar claro que labró su propio camino y que era una injusticia que lo llamaran “delfín”, porque su padre no estuvo presente para impulsar su carrera política. En el fondo tal vez le gustaría que lo hubiera hecho, porque eso significaría que su deseo de alargar su vida, así fuera unos años más, se habría cumplido. Carlos Fernando es un Galán, el menor de todos, y su historia está atravesada por la de su padre Luis Carlos Galán Sarmiento. El momento más emotivo de su discurso tras conocer los resultados fue cuando Carlos Fernando recordó el legado de su padre y le prometió que trabajaría por dejarlo en alto. "Me comprometo a hacer llegar tu legado a donde querías hacerlo llegar. Te vas a sentir orgulloso, siempre serás referente y hoy debo que abrir camino desde la independencia. Trabajaré para toda la gente a la que juramos cambiarle la vida", dijo Galán con la voz entrecortada y al lado de sus hermanos Juan Manuel, Claudio y su madre Gloria Pachón. "Siempre adelante, ni un paso atrás y lo que fuere menester, sea", dijo al recordar la famosa frase de Galán padre.
Nació el 4 de junio de 1977 en Bogotá, pero su vida se partió en dos el 18 de agosto de 1989, el día en que mataron a su padre. Nenesino, como le decían cuando era pequeño, tenía 12 años en aquel entonces. Recuerda con nitidez la última vez que vio a Galán padre, justo antes de que se fuera a Soacha, de donde nunca más volvió. Ese día Carlos Fernando había bajado a la oficina de Galán para entregarle un chaleco antibalas, le dijo que quería acompañarlo, pero él se negó, así que se fue.
Foto: Cortesía de Carlos Fernando Galán “Me subí al ascensor y cuando llegué, por alguna razón que no tengo idea, me dije: “No me despedí”. Entonces volví, golpeé la puerta y fui hasta la oficina de él. Le dije: “No me despedí” y le di un abrazo. Creo que él sí presentía algo porque me abrazó y me dijo, "tranquilo, tranquilo, viejito, no va a pasar nada". En ese momento pensé, “simplemente me estoy despidiendo, nada más”. Y ya. Subí a mi casa y no lo volví a ver. Ese es el momento que más me marcó. Cuando pienso en él recuerdo eso. Cuando me dijo: “Tranquilo, tranquilo””, cuenta. Si algo lamenta Carlos Fernando, treinta años después, es no haber sido mayor en el 89, tal vez así hubiera podido convencerlo de no ir a Soacha, por lo menos hacer más difícil que lo asesinaran.
Carlos Fernando era un niño muy, muy tímido, como su padre, quien le alcanzó a enseñar que debía superar esa timidez. Gracias a eso puede hablar ante miles, millones, en la calle o en televisión, pero parte de esa timidez quedó guardada y se esconde en su forma pausada, serena, casi inalterable. Su hermano Juan Manuel, el mayor de la casa, recuerda que con Claudio, su otro hermano, solían molestarlo con una niña llamada Viviana, hija de uno de los amigos políticos de su padre. “Cuando teníamos alguna pelea, porque era muy sapo y le contaba todo lo que hacíamos a mi papá y a mi mamá, entonces lo molestábamos con Viviana, que en ese entonces parecía gustarle. Por su timidez se ponía furioso, pero es de los pocos recuerdos que tengo de verlo alterado”, dice Juan Manuel.
Ese niño tímido llegó a Francia, porque tras el asesinato de su padre la familia recibió graves amenazas. A todos les tocó cambiar, su hermano Juan Manuel pasó de ser un adolescente de 17 años a un adulto de un día para otro ante los focos de las cámaras. Carlos Fernando no hablaba francés ni conocía la oscuridad del invierno. Tampoco tenía amigos, y su mamá, Gloria Pachón, vivía en zozobra por el secuestro de su hermana Maruja, a manos de Pablo Escobar, cuyo cautiverio fue narrado en Noticia de un Secuestro por la pluma de Gabriel García Márquez. Cuando Maruja Pachón y Pacho Santos fueron liberados, la familia Galán inició una nueva etapa. En París Carlos Fernando entró a un colegio público, dejando atrás el Instituto Pedagógico Nacional de Bogotá -también público- donde su padre quería que terminara el bachillerato. “Lo hizo porque era un sitio que le apostaba a la innovación pedagógica e integraba a la sociedad. Él sabía que esta sociedad tenía divisiones, con unos sectores que tienen condiciones de pobreza y falta de acceso a bienes públicos y poca seguridad, y creía que una manera de superar esas divisiones era que estudiáramos allí”, cuenta Carlos Fernando. Atrás también quedaron los días en que los hermanos Galán recorrían el país haciendo campaña. Desde pequeños su padre los involucró en la política. De hecho, todos consideran que llevan algo de políticos en su sangre, pero cada uno eligió un camino distinto para desarrollar ese potencial. A inicios de año la familia Galán en pleno fue al Consejo Nacional Electoral (CNE) a una audiencia pública para intentar recuperar la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, movimiento que creó Galán en los 80, y que fue exterminado por Pablo Escobar.
Foto: Cortesía de Carlos Fernando Galán Ese día no solo se llevó a cabo una diligencia jurídica, sino un homenaje. En el salón el silencio era sepulcral. El senador Iván Marulanda (Alianza Verde) se dedicó a rememorar el tiempo en que era uno de los fieles escuderos de Luis Carlos Galán. Relató el horror que vivieron los miembros del Nuevo Liberalismo cuando se enfrentaban a los capos del narcotráfico. “Sí, fue un genocidio”, dijo Marulanda con la voz firme. Sin duda, el asesinato que cercenó las esperanzas del movimiento fue el de Luis Carlos Galán. “Nadie dudaba en este país de que Luis Carlos Galán iba a ser el presidente. Asesinaron al futuro presidente de Colombia, no a un político intrascendente, sino a quien iba a ser ungido por la voluntad popular. Perdimos esta partida para la historia”, sentenció Marulanda. A veces, cuando Carlos Fernando va por las calles algunas personas lo paran para mostrarle el carné del Nuevo Liberalismo. Eso lo conmueve. El movimiento político no volvió a revivir, el CNE y el Consejo de Estado enterraron esa posibilidad.
Carlos Fernando, en su segundo intento por ser el alcalde de Bogotá, usó una chaqueta roja de cremallera -el mismo color de la camisa que usaba Luis Carlos Galán en campaña- que parecía ser la misma cada día. Juanpis González, el personaje que creó Alejandro Riaño, le dijo que su chaqueta necesitaba “un lavado urgente”, al tiempo en que le estalló una bolsa con agua encima durante el debate Youtubers vs. Candidatos. Vestirse exactamente igual por tres meses causó curiosidad, la gente en la calle y en las redes le preguntó cuántas tenía. Carlos Fernando siempre respondió con una broma. En su familia es normal “chancear”, pero él siempre tiene un as bajo la manga, ‘toma del pelo’ pero como si estuviera hablando en serio, entonces despista.
En su faceta de periodista, Galán fue corresponsal de SEMANA en Washington. Trabajó en la revista Cambio y su cúspide en este campo fue ser editor político de El Tiempo, periódico en el que también tenía una columna de opinión. De allí dio el salto a la política y se lanzó al Concejo de Bogotá con éxito, consiguió 48.000 votos, una votación histórica en el cabildo. Desde allí, bajo las banderas de Cambio Radical, fue el primero en denunciar el carrusel de la contratación en Bogotá. Sin embargo, esto no le alcanzó para llegar a la Alcaldía de Bogotá en 2011. Ese mismo año fue elegido director nacional de Cambio Radical, y Galán asegura que revocó más de 300 avales de candidatos cuestionados por posibles nexos con actividades ilícitas. Un año más tarde aterrizó en el Gobierno de Juan Manuel Santos, quien le asignó la Secretaría de Transparencia de la Presidencia. En este cargo puso a temblar al sector empresarial al promover un norma que sancionaría a las empresas que incurrieran en actos de corrupción para que no pudieran contratar ni con el Estado ni con privados. Después volvió a dirigir Cambio Radical desde 2013 hasta 2015, cuando renunció al cargo por una disputa interna en el partido al otorgarle el aval a Oneida Pinto a la Gobernación de La Guajira. Sin embargo, siguió militando en el partido hasta 2018, año en que renunció tanto a Cambio Radical como a su curul en el Congreso. En su segundo intento por conquistar la Alcaldía de Bogotá su punta de lanza fue la "antipolarización y la independencia”, Galán no fue avalado por ningún partido, se inscribió con firmas, sin embargo, La Silla Vacía aseguró que detrás de su campaña hubo maquinarias, especialmente de Cambio Radical. Ante la polémica, Galán salió a sortear la situación, aseguró que hace más de un año que no habla con Germán Vargas Lleras y que por tanto él no impulsó su campaña. El menor de los hermanos Galán quería dirigir a la ciudad en los próximos cuatro años, pero le faltaron cerca de 85.000 votos para lograrlo. Sin embargo, sobre sus hombros seguirá pesando el legado de su padre y las palabras que alguna vez dijo y que hoy retumban en la Colombia actual: "La justicia, como la libertad y la vida, tenemos que conquistarla todos los días. La lucha por estos ideales no termina nunca". En video: 10 cosas que pasarían en Bogotá con Galán como alcalde