Nuevamente fue aplazada la audiencia en la que un juez de la República iba a decidir si condenaba o absolvía a dos coroneles en retiro de la Policía, implicados en la manipulación de la escena del crimen donde fue asesinado hace 10 años el joven grafitero Diego Felipe Becerra, en Bogotá.

El aplazamiento se presentó por problemas de conexión a internet con la cárcel La Picota, donde se encuentra recluido uno de los implicados.

Para este viernes 8 de octubre se tenía programado que un juez de conocimiento de Bogotá decidiera si condenaba o no a los coroneles en retiro José Javier Vivas y Nelson de Jesús Arévalo.

Para la época de los hechos, los oficiales estaban activos y, de acuerdo con la acusación que les hizo la Fiscalía General de la Nación, los uniformados habrían participado en todo el montaje que hizo la policía para hacer ver que Diego Felipe era un delincuente.

Es decir que, para la autoridad judicial, los coroneles, presuntamente se orquestaron en toda una trama para manipular la escena del crimen donde fue asesinado Becerra, a manos del patrullero Wilmer Alarcón.

Este viernes también se tenía previsto que el mismo juez decidiera el futuro jurídico de Johan Peña, el teniente Rosember Madrid y el intendente Juan Carlos Leal, quienes presuntamente participaron de los mismos hechos.

Cómo es de conocimiento público, hace 10 años salió a la luz pública un caso que dejó más dudas que respuestas en su momento. Se trataba de un joven que había muerto en extrañas circunstancias durante un procedimiento de la Policía.

La institución hizo ver que se trataba de un delincuente, que supuestamente salió a correr cuando fue sorprendido por una patrulla de la Policía y sacó un arma de fuego y disparó contra un policía y esté en defensa personal respondió asesinándolo.

Con el pasar de los días y los trabajos investigativos de la familia y la defensa, comenzó a quedar en evidencia que la versión de la Policía estaba amañada. Al profundizar en el tema, se conoció que se trataba de Diego Felipe Becerra, un joven al que le gustaba pintar grafitis por la ciudad y que para el día de los hechos, en la calle 116 con Boyacá, Becerra estaba pintando uno y cuando sintió a los motorizados salió corriendo porque se asustó. En su persecución estaba el patrullero Alarcón, quien desenfundó su arma de fuego y disparó en contra del joven, dejándolo mal herido. El joven, que era menor de edad, logró ser trasladado a un centro asistencial pero falleció.

Además de estos hechos conocidos públicamente, lo que más generó indignación entre los familiares de la víctima fue todo el montaje que hizo la Policía para tapar la acción del patrullero Alarcón.

Quedó demostrado que fue manipulada la escena del crimen y que a Becerra le quisieron poner un arma de fuego para soportar la teoría de que él había disparado contra el uniformado. Por este caso resultaron salpicados oficiales de alto y mediano rango, que presuntamente habrían acordado hacer el montaje y además mantener un pacto de silencio.

Sobre el patrullero Alarcón, aprovechó para fugarse y no volver a comparecer al proceso, evitando pagar la condena de más de 30 años de prisión que le impuso la justicia por el crimen de Becerra.

Luego de estar durante varios años evadiendo la justicia, escapando como un delincuente de alto nivel, las autoridades lograron la ubicación de Alarcón y lo capturaron.

Investigadores del CTI de la Fiscalía llegaron hasta el departamento de Casanare, donde se encontraba escondido el exuniformado y le pusieron los grilletes para que respondiera por el delito de homicidio que le fue endilgado por un juez de la República.