María Elena Álvarez murió el pasado lunes 9 de diciembre en una clínica de Medellín después de luchar durante varios meses con un cáncer terminal. Siete días antes, el 2 de diciembre, había muerto su hijo Julián Andrés Orrego cuando cayó en la calle Barranquilla intentado cerrar la vía en medio de una protesta estudiantil, cuando cayó en el suelo estallaron algunas papas bomba que tenía en el morral. Horas después los médicos entregaron el informe: la gravedad de las heridas no le permitieron sobrevivir. Le puede interesar: Falleció el joven herido por un papa bomba a las afueras de la U de A. Álvarez, dijeron algunas personas cercanas a SEMANA, no pudo resistir el dolor de la muerte de su hijo y en los últimos días se agravó, pues Julián Andrés se había convertido en su apoyo durante la enfermedad, quien la acompañó a las citas médicas y los trámites para conseguir una mejor atención por parte del sistema de salud. Los dos vivían en la vereda La Loma, del corregimiento San Cristóbal de Medellín, a tan solo una hora del centro de la ciudad. Pese a la difícil situación que vivía la familia, Orrego construyó una buena fama de líder social. Un amigo dijo: “Era un líder social, estuvo con la Junta de Acción Comunal de La Loma, donde trabajó mucho con los jóvenes. Estuvo metido con el deporte, se juntaba con muchos grupos juveniles”. El director del Partido Liberal en Medellín, quien estuvo al tanto del caso de Orrego desde su trágica muerte, escribió en Twitter: “Hoy murió María Elena, desempleada hace más de tres años, madre de #JuliánAndrésOrrego, víctima del sistema de salud. Fue la lucha incansable de su hijo para que fuera atendida, no se logró oportunamente. Duele en el alma. QEPD. #10DParoNacional Otra razón para seguir en las calles”.
La lucha de Orrego en los últimos meses fue la de curar a su madre, justo días antes del paro del 21 de noviembre que colmó las calles de la capital paisa en completa tranquilidad y calme, escribió en su Facebook: "Ese es mi mensaje para ustedes, que queramos este país, que nos duela, porque tanto el país como la familia es lo que más quiere uno. María Elena Álvarez Bedoya. Por vos madre #yoparoel21". Puede leer: "Hubo una falla en el procedimiento": Policía responde sobre jóvenes trasladados en vehículos particulares. La historia de Orrego ha conmovido profundamente a la sociedad paisa, que encontró en la tragedia un espejo de desigualdad. Justo el día de su muerte, la Universidad de Antioquia, donde estudiaba, publicó un sentido comunicado: “El fallecimiento en la noche del lunes 2 de diciembre de Julián Andrés Orrego ha consternado a toda nuestra comunidad. Su trágica muerte enluta a su familia, a sus compañeros y hace sentir como propia su partida inmerecida y absurda. (…) La juventud colombiana lucha por un mañana digno y protesta por un buen vivir. Algunos se han visto involucrados –como resultado de los niveles de degradación del conflicto– en las dinámicas de la violencia, que al final promueven ingenuamente sus ciclos de reproducción”. El comunicado, como se espera de una institución libre pensante como la universidad, decía también: “Hoy se trata, precisamente, de que esta juventud siga haciendo parte de las manifestaciones que persisten en el país –sin la necesidad de poner en riesgo su vida–, junto a los que viven, respiran y creen con fe inquebrantable en una sociedad mejor, de pensar que este es el momento de construir con sus manos rebeldes y vivir con la alegría propia e inspirada por el principio de la esperanza”.