Hace tres años, fue capturado en Cartagena Jairo Jesús Silva Rivera, quien era requerido por varios delitos. El prontuario del hombre iba desde concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito, fraude aduanero, falsedad material en documento público y acceso abusivo a sistema informático, hasta contrabando agravado. Sin embargo, el lío se dio cuando falleció en las celdas de la Segunda Brigada del Ejército Nacional en Barranquilla. En ese momento, se dijo que su muerte fue por causas violentas, pero no fue así, el Silva Rivera falleció por causa natural.

Aunque Silva Rivera fue capturado el 4 de diciembre de 2020, los hechos que ocurrieron el 15 de diciembre de 2020. El escándalo fue mayor, pues bajo ningún motivo era justificable que un hombre bajo custodia de las autoridades hubiera muerto de forma violenta. Pero la investigación sobre este caso avanzó y lo que quedó claro es que el preocupante dictamen no obedecía a la realidad.

La historia, que ahora pondrá al profesional de Medicina Legal a responder ante el Tribunal de Ética Médica por el grave error en su dictamen, es así: durante la realización de las audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, el señor Silva Rivera fue conducido a la Segunda Brigada del Ejército Nacional, ubicada en la ciudad de Barranquilla. El investigado recibió valoración médica de su EPS.

El 15 de diciembre de 2020, se presentó la muerte del señor Jairo Jesús Silva Rivera, de 65 años, en el lugar donde estaba recluido. Por estos hechos, se adelantó una investigación penal, en el marco de la cual se realizó una inspección al lugar de los hechos y al cadáver. El cuerpo fue trasladado a Medicina Legal de Barranquilla, donde se hizo el protocolo de necropsia. La profesional que atendió la diligencia concluyó que la muerte del señor Silva había sido violenta.

De acuerdo con estos resultados, los familiares del señor Silva Rivera solicitaron esclarecer los hechos en los que se presentó la muerte violenta de la víctima.

Fue conformado un equipo de trabajo de médicos forenses, funcionarios de policía judicial y un fiscal especializado del nivel central, quienes adelantaron diversas actividades investigativas, entre las cuales se destaca: un estudio microscópico o histopatológico del cuerpo; una reconstrucción de la escena de los hechos utilizando equipos de alta tecnología, realizada por el CTI; y la revisión técnica, protocolo de necropsia, fotos y el contexto de la escena adelantada por Medicina Legal.

El resultado de estas actividades investigativas permitió establecer, sin lugar a ninguna duda, que no se trató de una muerte violenta y que, por el contrario, corresponde a causas naturales. Para el momento de los hechos, el señor Silva Rivera tenía diabetes mellitus tipo 2, cirrosis hepática, trombosis mesentérica y un infarto agudo de miocardio.

Con ese panorama claro (un muerto de causa natural de cuyo deceso se dijo que era violento), los reflectores apuntan al profesional forense que dio el dictamen erróneo. El grave caso ahora pasará a manos del Tribunal de Ética Médica, que deberá definir las sanciones contra este profesional, por no cumplir adecuadamente con su función. Al señalar que la muerte fue violenta, puso una serie de dudas en contra sus custodios, cuando esta no era la realidad.