Un año duraron las organizaciones de mujeres del país y diversas entidades internacionales reclamando la presencia femenina en la Mesa de La Habana. Este martes, luego de un largo camino, el presidente Juan Manuel Santos posesionó a María Paulina Riveros, plenipotenciaria, y a Nigeria Rentería.  La primera se desempeñaba como directora de Derechos Humanos del Ministerio del Interior y la segunda era la alta consejera para la Equidad de la Mujer. Ahora, ambas llegarán a Cuba en las mismas condiciones de los demás negociadores del Gobierno.  El verdadero reto es qué tanto logren representar a las mujeres y si acogen o no las propuestas que ellas han hecho.  De entrada, Olga Amparo Sánchez, directora de Casa de la Mujer, explica que el papel de Riveros y Rentería no es ser representantes femeninas. “En las negociaciones hay sólo dos actores: el Gobierno y la insurgencia. Las mujeres no nos sentimos representadas por ninguno de los dos lados, pero ellas no van como representantes sino como negociadoras. En ese sentido, el presidente hizo eco a las peticiones”, indicó Sánchez y agregó que esta decisión es de gran importancia.  Precisamente, el haberlas escuchado es lo que se ve con buenos ojos y hace que esta sea una decisión importante, como lo señala Marina Gallego, coordinadora nacional de la Ruta Pacífica de las Mujeres (institución que presentó hace poco un informe con mirada feminista sobre el conflicto). “Santos está atendiendo las solicitudes que hemos hecho permanentemente y de lo que sí somos conscientes es de que ellas son representantes del Gobierno. Pero tendrán todo nuestro apoyo”, aseveró Gallego. Ángela Robledo, representante a la Cámara y miembro de la comisión Legal para la Equidad de la Mujer, señala que aunque reconoce que el Gobierno escuchó las peticiones, esperaba que ese papel fuera para otra persona. “Queríamos la voz de una mujer líder, que haya vivido en territorios de víctimas y que fuera más autónoma e independiente”, dijo Robledo.  A pesar de ello, la congresista aseguró que la intención es reunirse con las nuevas representantes del Gobierno para que reciban de manera oficial las propuestas que se hicieron en 20 mesas regionales de paz. “Seguiremos apostando a las negociaciones y seguiremos insistiendo en que en La Habana esté un grupo de víctimas”, declaró la representante a la Cámara.  Más allá de ser enviadas por el Gobierno, Riveros y Rentería tendrán el reto de estar en contacto permanente con las propuestas de las mujeres para darle una cabida a un sector de víctimas del conflicto. En este sentido, la Casa de la Mujer espera que las negociadoras tengan “la capacidad y la voluntad política de diseñar estrategias de interlocución con las organizaciones de mujeres para que lleven nuestras propuestas”, como lo indica Sánchez.  En resumidas cuentas, la posesión de María Paulina Riveros y Nigeria Rentería tuvo acogida en las organizaciones femeninas, pero, aun cuando el presidente aclaró que están allí más que en representación de un grupo, su reto real es comunicarse con las propuestas de las mujeres.