Las cifras de violencia sexual en Colombia son aterradoras. En una de las radiografías más completas que se han registrado hasta ahora sobre delitos sexuales en el país, el Laboratorio de Gobierno (GovLab) de la Universidad de La Sabana evidenció una cruda realidad.
Al elaborar un mapa de delitos sexuales a partir de datos entregados por el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial Contravencional y Operativo de la Policía Nacional (Siedco), el GovLab entregó una amplia radiografía de cifras municipales, departamentales y por ciudad, sobre este tipo de violencias sexuales en los últimos diez años.
Entre los datos más contundentes se puede evidenciar que después del primero de enero, el primero de noviembre es una de las fechas en las que más delitos sexuales se registran y en el que particularmente los menores de edad son los más afectados. Por ejemplo, para el primero de noviembre de 2021 se registraron 67 casos, para el mismo día en 2022 se reportaron 52 y en el caso del primer día del mes de noviembre de 2023 se presentaron 60 casos.
Ómar Oróstegui, director del GovLab, explica que, en particular, este comportamiento de las cifras podría tener relación con las celebraciones de Halloween, Día de los Muertos y otras festividades en esta fecha. “Los menores tienden a estar más expuestos para el Halloween, una fecha donde hay más consumo de alcohol en los hogares, más presencia de violencia intrafamiliar y más probabilidades de abuso por parte de un pariente o amigo cercano a la familia”, explica.
Panorama en 2024
De acuerdo con el Laboratorio de Gobierno de la Universidad de La Sabana, la situación en los registros que se tienen de 2024 no parece ir por mejor camino. A lo largo de este año, en comparación con el año 2023, entre los meses de enero y mayo se presentó un aumento del 10 % en los delitos sexuales, lo que en números significa un incremento de 1.239 casos.
Así que, mientras en 2023 se presentaron, en ese periodo, un total 10.463 casos, para 2024 se han registrado 11.702. Cabe destacar que en ambos años alrededor del 80 % de las víctimas fueron mujeres, siendo los delitos sexuales a adultos los que predominan y, en segundo lugar, los delitos dirigidos a menores de edad.
Lo anterior permite entender una situación alarmante en términos de salud pública y sociedad, como señala Johana Romero, profesora de la Facultad de Psicología y Ciencias del Comportamiento de la misma universidad, el abuso sexual es un asunto que se perpetúa.
“Aunque la ley ha cambiado, no hay una caducidad efectiva del delito y los procesos judiciales son largos y desalentadores, lo que lleva a la falta de sanciones contundentes. Además, las víctimas que no reciben tratamiento adecuado pueden desarrollar patrones de comportamiento abusivo. Los abusadores a menudo usan persuasión o engaño, y las víctimas, especialmente niños, más adelante pueden repetir estos comportamientos. Por eso, es crucial intervenir y reparar estos daños para evitar la perpetuación del abuso, ya que los niños y adolescentes son especialmente vulnerables”, señaló la experta.
De la pandemia al maltrato a los hombres
En una revisión cronológica, según el análisis de GovLab, es posible también establecer un aumento porcentual en el número de casos de delitos sexuales cometidos a hombres. Es decir, que mientras para el año 2014 se registraban 1.714 casos, para el año 2023 se anotaron 4.935 hombres que denunciaron haber sido hostigados sexualmente.
Lo anterior, para algunos expertos, puede tener varias interpretaciones. Puede sugerir un crecimiento demográfico, un cambio en las metodologías de recolección de datos o un aumento real del número de casos seguido de mayor cantidad de denuncias interpuestas. Con estas dos últimas razones concuerda la doctora Romero.
“Hoy por hoy, muchas interacciones emocionales y sentimentales no ponen límites. El no tenerlo claro, está perpetuando otro tipo de prácticas que dan pie a que en algún momento haya un abuso. Adicionalmente, a nivel cultural se ha avanzado y con la gestión de grandes campañas se ha informado a la gente sobre el hecho de que no solo las mujeres son víctimas, también lo son los hombres. Esto ha llevado a muchos a cambiar esas percepciones para que ahora se atrevan y tomen la iniciativa de denunciar porque el hecho de que un hombre se sienta vulnerado frente a la luz de cómo piensa un hombre, de lo que se espera de un hombre, puede cambiar esos patrones”, explica.
Situaciones como las de los hombres también abren el panorama de la realidad de los delitos sexuales a lo largo de una década.
En ese orden de ideas, para el Laboratorio de Gobierno, vale la pena destacar que la pandemia también estableció un punto de quiebre en el círculo de violencia sexual, pues con el confinamiento, expuso más los casos. Así, mientras en 2014 se reportaba un total de 12.769 casos, para 2019 la cifra aumentó a 38.128, entre los cuales los menores fueron la población más afectada con 16.030 casos, seguido de adultos con 11.075. Posteriormente, aunque las cifras se han reducido, para 2023 el número sigue siendo significativo.
Según Oróstegui, la sensación que se puede tener, de que la situación actual es peor que la que ya se vivía en 2014, puede deberse a que los datos son “el resultado de los nuevos mecanismos, que después de la pandemia se implementaron. La violencia y los problemas al interior del hogar se incrementaron de manera considerable, algo que es posible que también obedezca a que se mejoraron los mecanismos de denuncia por parte de las autoridades”, señala.
“El hecho de que ya no estemos confinados no significa que estas prácticas se vayan. En ese momento se incrementaron porque se dio la ocasión, pero continúan porque no pasa nada, no hay una consecuencia frente a la práctica inadecuada, frente a esta violencia”, indicó Romero, por su parte.
Lo anterior, para el GovLab supone un llamado para que, en un trabajo interdisciplinar, entre trabajadores del campo de la salud, gobiernos, víctimas, familiares, etc., sea posible establecer directrices y líneas claras para mitigar y hacer un cambio, pues muchas veces las decisiones y campañas no parten de la evidencia y se siguen perpetuando estas prácticas que van contra los derechos de quienes son más vulnerables.
Municipios con mayores tasas promedio de delito sexual (por cada 10.000 habitantes, 2010-2024):
1. Gachantivá, Boyacá, 36,45 casos
2. Berbeo, Boyacá, 32,63 casos
3. Palmar, Santander, 29,89 casos
4. Cuítiva, Boyacá, 28,17 casos
5. Leticia, Amazonas, 27,15 casos
6. San Eduardo, Boyacá, 26.67 casos
7. Hato, Santander, 24,04 casos