La segunda Sala Plena, para elegir a la fiscal general entre las ternadas por el presidente Petro, quedó marcada en la memoria de los colombianos después de que una manifestación alrededor del Palacio de Justicia se convirtiera en una presión por una decisión de la justicia del país. En diálogo con SEMANA, el magistrado Gerson Chaverra, presidente de la Corte Suprema de Justicia, se refirió a lo que representó el asedio ese jueves 8 de febrero.
Después de que en una quinta jornada la Sala Plena eligiera a Luz Adriana Camargo como la nueva fiscal general, el presidente de la Suprema no se quedó corto sobre lo que representó para él la presencia de banderas del M-19 en medio de las manifestaciones que se registraron ese jueves a principios de febrero para exigir que se eligiera ese mismo día a la próxima jefe del ente acusador.
En diálogo con SEMANA el presidente Gerson Chaverra expresó que, hablando como el “juez que lleva 32 años administrando justicia, que quiere profundamente la administración de justicia y que se siente muy orgulloso de vestir la toga, este hecho que tuve la oportunidad de observar en medio del asedio me dolió porque para mí representaba que no hay reconocimiento ni solicitud de perdón frente a los hechos de 1985, que fueron muy dolorosos para la administración de justicia”.
Y es que hace 39 años la guerrilla del M-19 se tomó el Palacio de Justicia en lo que se ha conocido como el “holocausto”. Ese 6 de noviembre de 1985, una unidad de ese grupo armado ilegal se tomó la sede judicial más importante del país y en medio de la retoma que adelantó el Ejército se registraron cerca de cien muertos entre magistrados, militares, policías, civiles, guerrilleros y varios casos de desaparecidos.
Ese hecho violento, que dejó una huella imborrable en la historia del país, volvió a aparecer en la memoria de los colombianos cuando este 8 de febrero de 2024, ondeándose frente al Palacio de Justicia, brotaron de la manifestación varias banderas del M-19 en medio de las exigencias de que la Corte tenía que elegir ese mismo día al reemplazo de la fiscal encargada Martha Mancera.
“La Corte fue rodeada por toda la sociedad civil y por las instituciones democráticas del país, rechazando también esa injerencia y ese acto de obstinación. Como Corte exigimos que nos dieran garantías para ejercer nuestra función en condiciones de tranquilidad y normalidad. Demandamos ese respeto y hoy podemos ver que la Corte cumplió con su función dentro de sus plazos, dentro de sus tiempos, adelantando un proceso tranquilo, autónomo, reflexivo, con compromiso de país”, agregó Chaverra.
Un día antes del asedio, el presidente Gustavo Petro convocó a diferentes gremios para que marcharan en el Palacio de Justicia justo el día en que se iba a desarrollar la segunda Sala Plena para elegir fiscal. Después de una reunión con el magistrado Chaverra, el jefe de Estado le tuvo que bajar el tono a su llamado de movilizarse, asegurando que el propósito no era presionar a la Corte Suprema.
Por eso, el magistrado Chaverra insistió en rechazar “cualquier tipo de acto que represente injerencia indebida en la administración de justicia o presión a la administración de justicia, porque eso socava el Estado de derecho. Una democracia se sustenta en el principal pilar y es que los jueces puedan actuar con autonomía, con independencia. Y cuando se afecta la autonomía y la independencia, se afecta la democracia, se afecta el Estado de derecho”.
Casi un mes después de que el exfiscal Francisco Barbosa cumpliera su periodo al frente de la entidad, la Corte Suprema eligió a Luz Adriana Camargo como nueva jefe del ente acusador.