“Me la montan al Face”. Esa fue la frase que dijo John Anderson Sierra Molina a los policías el 31 de octubre de 2010 cuando era reseñado, fotografiado y presentado por agentes de la Policía Metropolitana de Bogotá ante los medios de comunicación. Sierra Molina, más conocido como Chiqui Locomotion, de 19 años, era el principal sospechoso del crimen de Ana María Chávez Niño, una joven estudiante universitaria quien fue asfixiada en su apartamento ubicado en el occidente de Bogotá en la tarde del 17 de septiembre.

En el momento de su detención, Sierra Molina solamente esbozaba una sonrisa y no mostraba ningún arrepentimiento por los hechos por los que era investigado. El joven, que tenía un estilo emo, había sido identificado por las cámaras de seguridad del edificio ubicado en el barrio Quinta Camacho, ingresando en compañía de otra persona al apartamento 103, donde vivía desde hacía algunos meses con Ana María.

Las pruebas, que recogió el hermano de la víctima –y que le entregó a la Fiscalía–, revelaban que a las 3:00 de la tarde la joven universitaria baja a recepción a recibir a dos personas. A las 8:20 de la noche salen con una maleta y una bolsa. Al otro día, extrañados porque no habían recibido comunicación de Ana María, su hermano mayor ingresó al apartamento y encontró el cuerpo sin vida.

Pocas horas después de su captura, en medio de la ampliación de interrogatorio ante la Fiscalía, ‘Chiqui’, como era conocido entre los artistas urbanos de Medellín, delató a su cómplice en el crimen, Juan Sebastián Obando Cano, quien fue capturado el primero de noviembre en la ciudad de Medellín.

Debido a que aceptaron su responsabilidad en los delitos de homicidio agravado y hurto calificado durante la audiencia de imputación de cargos, recibieron una rebaja de pena del 50 %. El 11 de marzo de 2010 Molina y Obando fueron condenados a 25 años, tres meses y dos días de prisión.

El monto de la condena fue un verdadero baldado de agua fría para los familiares y amigos de Ana María, que exigían una “condena ejemplar” en contra de los dos asesinos, teniendo en cuenta el grado de sevicia.

SEMANA conoció que el Juzgado 21 de Ejecución de Penas de Bogotá le otorgó el pasado 6 de enero el beneficio de casa por cárcel a ‘Chiqui Locomotion’, al considerar que cumplía con los requisitos y había firmado la respectiva acta de compromiso, y un salario mínimo legal vigente como póliza judicial.

El despacho judicial le ordenó al Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) efectuar los controles periódicos a Molina Sierra.

Los asesinos del Face

Cuando Juan Camilo Chávez, hermano de Ana María, escuchó el informe del primer investigador sobre el caso de su hermana, quedó de una sola pieza. Y no era para menos. El investigador aseguraba que se trataba un suicidio, pese a la evidencia que demostraba que el computador portátil, una cámara fotográfica, una chaqueta, botellas de licor, joyas y dinero en efectivo, habían sido hurtados.

Esto motivó a Juan Camilo a hacer su propia investigación para dar con los responsables del crimen. En compañía de un grupo de amigos y familiares, adelantó la recolección de las primeras evidencias. Los videos de las cámaras del edificio daban una pista clave: los asesinos eran personas conocidas de la joven.

Por esto, se adelantó la siguiente etapa en la investigación. Con sus conocimientos de derecho, Juan Camilo empezó a recolectar testimonios y plantear su hipótesis. Utilizando las redes sociales, sabiendo que su hermana compartía contenido constantemente y tenía muchas amistades, se empezó una búsqueda minuciosa de mensajes, fotos y links.

En medio de la intensa búsqueda encontraron la prueba definitiva: el 18 de septiembre, un día después del asesinato, un video de una cámara externa del edificio permitía tener un mejor plano de uno de los jóvenes que aparecía con varias de las pertenencias hurtadas a Ana María. Entrando a los contactos de su hermana empezó un análisis detallado de cada una de las 1.500 personas que tenía agregadas como “amigos” en Facebook.

En una foto borrosa de perfil aparecía un joven con cabello negro, corte emo, cumpliendo así varias de las características de uno de los dos que había ingresado al apartamento. El hombre se presentaba como ‘Chiqui’, y le había hecho varios comentarios en las publicaciones de Ana.

Pese a esto, los investigadores le pedían más datos, como el nombre completo y el número de la cédula. La intensidad de los familiares y amigos rindió frutos puesto que pudieron determinar que el joven era un asiduo organizador de fiestas electrónicas en Bogotá y Medellín. En una página web –que organizaba eventos– apareció toda la información que requerían.

Esa información fue clave para identificarlo, ubicarlo y capturarlo. Al otro día, fue detenido Obando, quien llevaba puesta la chaqueta blanca que portaba Ana el día de su muerte y la cual le hurtaron.

¿Cómo fue el crimen?

Según los investigadores de la Policía, tras ingresar al apartamento, los dos jóvenes le ofrecieron una cerveza a Ana María. Sin embargo, la estudiante universitaria, al sentir un extraño sabor en la bebida se rehusó a seguir tomando, situación que encendió la ira de Sierra y Obando. Acto seguido, Sebastián la sujeta por el cuello, mientras Molina intenta detenerle las piernas.

Posteriormente, la llevan del cabello hasta una almohada que habían puesto en el suelo de la sala y la asfixian. Pocos minutos después realizan la inspección de todo el apartamento para robarse varias pertenencias.