SEMANA conoció el documento que autorizó la salida de Carlos Mattos de la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá. La orden es un acto administrativo que tenía como objeto principal una cita médica, al oftalmólogo, que previamente había solicitado Mattos en cumplimiento de unos exámenes médicos, pero que usó para trasladarse por las calles de Bogotá y asistir a una reunión con sus abogados, además de otras personas que están por identificar.
El documento, con fecha 18 de febrero de 2022, explica en detalle de qué forma se debía cumplir el supuesto traslado al centro médico, el personal que debía acompañarlo y cómo debía regresar al penal.
“Que mediante la siguiente boleta de sanidad firmada por el doctor Hugo Mujica médico cirujano y el coronel Wilmer José Valencia Ladrón de Guevara se solicita remisión de la persona privada de la libertad”, señala el documento conocido por SEMANA.
El acto administrativo advierte que el traslado se haría el 21 de febrero a las 8:30 a. m., desde la cárcel La Picota en el sur de Bogotá, hasta la clínica Palermo ubicada en la carrera 43 con calle 25 y hasta específica el consultorio “214″.
“Artículo 1. Remisión: ordenar la remisión médica de la persona privada de la libertad antes mencionada del complejo carcelario y penitenciario con alta y media mínima seguridad de Bogotá, hasta el centro médico señalado en la fecha y hora señalada, de conformidad con lo expuesto en la parte motiva del presente acto administrativo”, aparece en el documento.
Según la orden de remisión, una vez se cumpliera la cita médica, Carlos Mattos y el personal de guardia del Inpec, debían regresar de manera “inmediata” a la cárcel de donde salieron, es decir, de La Picota. “El privado de la libertad deberá ser regresado de forma inmediata a su lugar de origen una vez culmine en los procedimientos y valoraciones médicas anotadas”.
Con este documento Carlos Mattos tenía la boleta de salida lista, solo debía esperar el carro que lo llevaría a la supuesta cita médica, que finalmente cambió la ruta a una propiedad suya también en el norte de Bogotá, donde sostuvo varias reuniones, pero lo que ahora se convierte en escándalo es la forma en que se cumplió ese recorrido.
Mattos se mueve en un vehículo del Inpec normalmente usado para el transporte de funcionarios o escoltas. El guardián que debe vigilar sus recorridos hace las veces de conductor o asistente de Mattos, no en las funciones propias de su cargo, se comporta más como un empleado del empresario que como un guardián que cuida a un detenido.
El escándalo se convirtió en una investigación formal en las entidades de control y provocó la renuncia del director del Inpec, el general Mariano Botero y la salida del director de la cárcel La Picota, el mismo que aparece en el acto administrativo, el coronel en retiro Wilmer José Valencia Ladrón de Guevara.
La Fiscalía, por su parte, aclaró que no es su competencia el traslado de los detenidos, pero anticipó que de oficio se ordenaron las investigaciones. “No tiene dentro de sus competencias autorizar permisos o autorizaciones de salida donde esté recluido el señor Carlos Mattos. Esa es una responsabilidad del Inpec y otras instancias. De igual manera, dentro del preacuerdo no existe, ni se habla de este tipo de condiciones, ni de autorizaciones para salidas o permisos”.