“Es que el hijueputa es un malparido”, dijo Aída Merlano refiriéndose presuntamente a Julio Gerlein. Al menos así se entiende en las horas de grabación incautadas por la Fiscalía en la llamada Operación Casa Blanca. Los videos, en poder de SEMANA, muestran a Julio Gerlein en la sede de campaña de Merlano, en Barranquilla. Hablan por varios minutos en un pasillo y luego la entonces candidata pasa a una oficina con sus colaboradores y se desahoga: “Es un malparido… Me bajó a 1.300 (millones), es decir, no pagamos casas de apoyo, no pagamos votos, no pagamos…”
.La descarada empresa electoral de la que participaba la hoy prófuga exsenadora Aída Merlano estaba en riesgo en la última etapa de la campaña al Congreso. La angustia de Merlano se escucha en los videos de seguridad de la misma Casa Blanca. “Qué tiene en la hijueputa cabeza... Tú crees que yo voy a dejar de pagarles a los líderes, no sé qué hacer”, dijo la excongresista mientras se mostraba impaciente frente a sus colaboradores.
Aída Merlano se expresa a sus anchas, como si no existieran las cámaras que ella misma pidió instalar en la sede de campaña, quizá en prevención por el flujo de efectivo que circulaba en las habitaciones y los baños, y que irónicamente se convirtieron en las pruebas en su contra. Insiste, así se ve y escucha en los videos, en que para completar su campaña requiere de 2.700 millones de pesos. “Un malparido. Para cerrar el debate necesito 2.700 (...) Nosotros nos gastamos la mitad, pero por mucho que quiera ahorrar no me baja de 1.500 millones”.
La conversación con un asesor la lleva a pedir la ayuda de prestamistas. Incluso está dispuesta a hipotecar, pero debe garantizar como mínimo 1.500 millones.
- Este es el diálogo:
- Asistente: “¿A la mitad no lo pueden bajar?”.
- Aída: “A la mitad no, pero sí 1.500 millones… yo no me bajo de 1.500”.
El monólogo de recriminaciones de Merlano transcurre por cerca de 15 minutos. Sus asesores la miran mientras camina de un lado para otro en la oficina, como buscando entre los escritorios la solución, todo, a una semana de las elecciones de marzo de 2018. “Si tú tienes amigos prestamistas, con una escritura yo voy a hipotecar, pero quien me lo haga mañana mismo, sábado”.
En sus declaraciones desde Venezuela, Aída Merlano ha insistido ante la Corte Suprema de Justicia en que su proceso fue un burdo montaje orquestado por poderosos políticos y ejecutado por la Fiscalía. De esas afirmaciones sale la compulsa de copias contra un grupo de “sujetos”, dijo la Corte, que incluye a los expresidentes Álvaro Uribe, Juan ManuelSantos, el exfiscal Néstor Humberto Martínez y el presidente Iván Duque.
¿Complot?
Otro video en poder de SEMANA muestra una imagen irrefutable. Durante varios minutos, la cámara de seguridad deja ver a Aída Merlano contando uno a uno los fajos de billetes en la oficina de la gerencia de la Casa Blanca, el sitio privado de reuniones de la entonces candidata. En el lugar hay 11 personas. Por momentos, dos hombres la ayudan a contar el dinero.
Era el domingo 11 de marzo de 2018, el mismo día de las elecciones al Congreso, a las 8:55 de la mañana. Esa plata iría a parar a manos de los líderes en los barrios, y ellos eran los encargados de reclutar y pagarles a los votantes.
Lo que Aída Merlano llama complot está lleno de evidencias en su contra. La docena de videos que conoció SEMANA no solo muestran a la excongresista contando dinero en efectivo, sino a sus asesores en una franca, fraudulenta y cínica confesión de cómo funcionan las cosas en Barranquilla. “Nosotros ya tenemos 15, 20 años aquí, y sabemos cómo es la vuelta… A 50.000 paga la victoria la doctora Aída, al que me vote una carita feliz no me la traiga”, se escucha en los videos.
Es más, la misma excongresista reconoce, en otro video, la dificultad de la campaña y promete que la próxima vez hará los ajustes necesarios para evitar tantos “problemas”. Lo dice al calor de la elección ese mismo día. “Para la próxima campaña no vamos a tener estos problemas, ¿oíste? Vamos a estar bien con el sistema, mira como trabajamos ahora sin el sistema y dime que no, que sin sistema mejor, así trabajamos a franca lid… con las manos”.
Las evidencias son tan contundentes que con la propia voz de la excongresista y de sus colaboradores más cercanos derrumban el supuesto complot que, asegura, se montó contra ella. No es que sus socios de la casa Gerlein y Char no sean cómplices, pero Merlano tampoco es la inocente víctima que ha planteado. Cada video se convierte en un elemento más de incriminación, una prueba de la pícara estrategia electoral que no se esforzaron por disimular.
“Cuando llegue a la casa de apoyo, se le va a entregar a cada uno, cada uno equivale a 50.000 pesos… Esa contraseña cuando ya han hecho el examen y hayan salido de eso se la entregan usted, y después de eso vienen acá a cobrar”, se escucha en los videos mientras los llamados “líderes” reciben instrucciones de cómo llevar personas a las “casas de apoyo”, sedes alternas de campaña donde adelantaron su censo privado de electores.
Tal era la organización de este esquema corrupto de fraude electoral que los colaboradores y trabajadores de la empresa de Aída Merlano estaban carnetizados, y sin bajar la voz o agachar la cabeza les decían a los “líderes” que deben pagarles a los votantes “cansones”, los que pidan rápido el dinero. “Te van a dar el 70 por ciento, tú vas a recoger, le vas a pagar a los que te joden, y la gente que no jode, pues, espera, entonces uno le paga al complicado”.
Aída Merlano se pasea con Julio Gerlein por las oficinas de la denominada Casa Blanca, mientras en algunos espacios los colaboradores conversan con los líderes y ultiman detalles de la trampa electoral, como el pago por cada voto. Así se escucha en un diálogo.
- Colaborador: “Queda el 30 por ciento”.
- Líder: “Queda el 30 por ciento, ¿cierto? Que son 10.000 más para mí”.
- Colaborador: “Son 40 para cada votante y los otros 10.000 son cuando traigan los certificados electorales”.
- Líder: “OK, vale, perfecto, ¿pero, entonces, serían 80?”.
- Colaborador: “Sí, porque los otros 10 son para dentro de 20 días cuando salgan los escrutinios.
“Gracias por su apoyo”
Si los videos son una vergonzosa prueba de la corrupción electoral en cabeza de la excongresista Aída Merlano, sus colaboradores y financiadores, los documentos, fotos y hasta cartas de agradecimiento por el pago de votos se convierten en los ingredientes de una receta corrupta y descarada de la política en el Caribe colombiano.
SEMANA obtuvo informes contables, listados y fotos de 2.700 personas al servicio de la campaña. Instructivos de cómo obtener los votos, de cómo votar por Aída Merlano y Lilibeth Llinás, 41 cheques por 2.247.610 millones de pesos, cobrados por diez personas, volantes con código QR que identifica al líder que lo compró.
Las pruebas que encontró la Fiscalía el día del allanamiento en la llamada Casa Blanca incluyen las fotos de una tina llena de efectivo, armas de fuego –que Merlano dice que fueron metidas en la casa luego del allanamiento–, certificados electorales, cédulas, recibos de caja y letras de cambio. Incluso, un manuscrito para autorizar la entrega de un dinero como pago por un voto: “Le autorizo recibir el dinero de los votos, siendo así me despido”.