Los seis meses que se dieron el Gobierno y las FARC para alcanzar la firma final del acuerdo se cumplieron este miércoles 23 de marzo, sin que las partes pudieran mostrar avances en los puntos que les faltan de la agenda: fin del conflicto, además de la refrendación, verificación e implementación. Tras un día de incertidumbre y múltiples rumores acerca del anuncio que pudieran hacer los negociadores desde La Habana, el jefe de la delegación del Gobierno, Humberto de la Calle, confirmó las peores sospechas. Es decir, no había nada que mostrar.“El acuerdo que se logre no puede ser un acuerdo cualquiera. Tiene que ser un buen acuerdo, el mejor acuerdo posible para los colombianos. Porque es a ellos a quienes nos debemos y para quienes trabajamos desde hace tres años y medio cada día en La Habana”, dijo De la Calle.La discusión del tercer punto de la agenda -fin del conflicto- que las partes tenían en remojo desde hace ocho meses y en la que venía trabajando la Subcomisión en cabeza del general Javier Flórez y el jefe guerrillero ‘Carlos Antonio Lozada ‘despertó las más profundas tensiones, que terminaron pasando cuenta de cobro al ritmo de trabajo en la Mesa."Con toda honestidad, tenemos que informar a la opinión pública que en este momento subsisten diferencias importantes con las FARC sobre temas de fondo. No vamos a llegar a acuerdos de cualquier manera", señaló la noche de este miércoles el jefe negociador oficial. Para el Gobierno, el acuerdo que sellen las partes "no puede ser un acuerdo cualquiera". Se trata de “de un acuerdo que permita poner fin al conflicto en condiciones de seguridad para todos. Sobre todo para los habitantes del campo colombiano y también para las FARC, que necesitan plenas garantías de seguridad. Ese es nuestro compromiso”, agregó.Los desacuerdosCuando muchos pensaban que una vez superado el acuerdo sobre víctimas considerado el más espinoso de la agenda, lo que faltaba iba a ser fácil de conciliar, lo peor estaba por llegar.Fue la discusión del fin del conflicto la que terminó abriendo serias diferencias entre las partes, algo que se suma al incidente de proselitismo armado protagonizado por las FARC en Conejo (La Guajira) y que hirió la confianza entre los negociadores.Días después empezaron a circular versiones de que Humberto de la Calle y Sergio Jaramillo habrían rechazado el informe que la ‘Subcomisión del fin del conflicto’ entregó el pasado 23 de enero.En el documento, tras ocho meses de trabajo, se habían explorado varios escenarios para el cese al fuego bilateral y cómo sería el proceso de dejación de armas de las FARC.Sin embargo, para De la Calle las cosas no fueron así. "Eso es falso. Es totalmente falso. Las propuestas que han presentado los generales de la República en la Subcomisión Técnica son propuestas sólidas que han sido revisadas por los plenipotenciarios y cuentan con todo nuestro respaldo", dijo este miércoles.¿Por qué más plazo?El presidente Juan Manuel Santos empezó a abonar el terreno de lo que sucedería el 23 de marzo. Desde hace 15 días el mandatario reconoció por primera vez que no se alcanzaría un acuerdo final.“Por cumplir con una fecha no voy a firmar un mal acuerdo” dijo entonces y agregó que “después de tanto esfuerzo, después de tanto tiempo, si no hemos llegado el 23 (de marzo) a un buen acuerdo, yo le digo a la contraparte: pongamos otra fecha, yo no voy a cumplir la fecha con un mal acuerdo. Yo cumplo y firmo lo que para los colombianos sea un buen acuerdo”.Eso fue lo que se constató este miércoles con la declaración de Humberto de la Calle quien hizo énfasis en que debe ser un acuerdo que rompa desde el primer día el vínculo entre política y armas. "No política y armas, esa es una consigna especial", manifestó.En ese sentido aclaró que una vez se ponga en marcha el acuerdo final nadie deberá recurrir al proselitismo armado. Tanto el Gobierno como las FARC trabajan para que no se repita algo similar al exterminio de la Unión Patriótica. Aunque no hubo una referencia puntual al caso dijo: "Que nadie que participe en política y juegue con las reglas nunca más sea víctima de la violencia.Para los negociadores lo que se selle debe promover una mayor seguridad para los colombianos. Es decir: desactivar el conflicto armado interno, ofrecer un escenario en el que se satisfagan los derechos de las víctimas y labrar el camino para la reconciliación un panorama que los acuerdos conquistados a la fecha. Ante este panorama tango el Gobierno como las FARC dejaron en claro que las condiciones no estaban dadas para concretar algo este 23 de marzo."Vamos a agotar todos los esfuerzos posibles para lograr un acuerdo final. Pero esto exige decisiones prontas. Los colombianos lo desean. O mejor, lo exigen. Pero lo haremos sin perjuicio de estas líneas centrales. Y no estarán las partes indefinidamente en la Habana", puntualizó De la Calle.