Desde cuando el acuerdo de paz firmado en Cartagena el 26 de septiembre fue rechazado por la mayoría de los colombianos en el plebiscito, un nuevo acuerdo que incluyera las observaciones más realistas de los promotores del No surgió como la única alternativa. Políticamente esta era la fórmula más viable para salvar el pacto para poner fin al conflicto interno más longevo del hemisferio. Aunque el Gobierno y las FARC habían advertido que no era posible renegociar aquel acuerdo, en el mismo momento en que se produjo el veredicto de las urnas, las FARC tuvieron la conciencia de que debían ceder, al menos algo. El nuevo acuerdo, según las palabras del presidente Juan Manuel Santos el sábado, recogió modificaciones en 56 de los 57 ejes temáticos. Dentro de la nueva redacción, y como modificaciones significativas, las FARC quedan obligadas a reparar a las víctimas con sus bienes, y para ello deberán hacer un inventario de los mismos. La nueva redacción hizo modificaciones en el capítulo de la Jurisdicción Especial para la Paz, encargada de investigar y sancionar los crímenes cometidos por las FARC, los agentes del Estado y los civiles con ocasión del conflicto armado. Se eliminó la posible presencia de jueces extranjeros como parte de esta jurisdicción, se limitó a diez años su funcionamiento, se precisó el alcance que esta tiene frente a los terceros, entre más de 60 modificaciones.Puede leer: Las 68 modificaciones al acuerdo en materia de justiciaSin embargo, también hubo temas polémicos que no cambiaron mucho. En el ítem de justicia, por ejemplo, el principal es el de la restricción de la libertad. El nuevo documento precisa que los magistrados del Tribunal para la Paz deberán definir en los espacios, los períodos y los horarios en los que deba tener lugar estas limitaciones a la libertad de los condenados. Otro punto esencial en el que no hubo avances es el referente a la participación política.El nuevo acuerdo también reduce hasta en 30 % la financiación pública a la nueva organización o movimiento político que surja de la transición de las FARC como movimiento insurgente a la vida civil y democrática. Aunque las FARC tuvieron que ceder en esta última semana, el nuevo acuerdo, a la luz de los comentarios de los principales voceros de la guerrilla en La Habana, los dejó optimistas. “¡Cumplimos! 310 páginas para la historia que amplían y enriquecen el consenso nacional”, dijo Pablo Catatumbo en sus redes sociales.Según Catatumbo, el nuevo acuerdo, firmado el 12 de noviembre, “no acaba con la propiedad privada, pero abre posibilidades a la democracia, a la participación política”. Asegura que “es un buen acuerdo”.Jesús Santrich explicó que en el nuevo acuerdo “promoverá el acceso a la tierra y la planificación de su uso en la zonas de reserva campesina, haciendo efectivo el apoyo a los planes de desarrollo de las zonas”. E insiste que el acuerdo mantiene vigente el impulso a dichas zonas. Asegura que se formalizarán siete millones de hectáreas. El exministro conservador Álvaro Leyva Durán, quien fue una de las fichas clave del proceso de paz como asesor de las FARC, aseguró que “el acuerdo firmado ayer (sábado) en La Habana es final y definitivo. No se revisa. A todos se les dio gusto sin llegar a poner en peligro la paz”, aclaró.Leyva también explicó que el nuevo acuerdo hará parte del bloque de constitucionalidad a la luz del artículo 93 de la Constitución. Se refirió a la calidad de este texto como acuerdo especial a la luz de los protocolos de Ginebra y afirmó que el Derecho Internacional Humanitario es al bloque de constitucionalidad “lo que el agua es a la navegación”. Agregó que “se blindarán internacionalmente textos de los acuerdos. Se les echa candado. Evita manoseo político y garantiza una paz estable y duradera”.Para Pastor Alape, otro miembro del secretariado de las FARC, el nuevo acuerdo es “transformación y garantías de bienestar para tod@s y no va a satisfacer a expresidentes que les faltó grandeza para hacer la paz (…) El nuevo acuerdo de paz definitivo se refrenda en las calles y en actos sencillos de paz”.Sobre el tema de la refrendación, Leyva aclara que el nuevo acuerdo también deberá pasar por ese proceso. “El acuerdo recoge lo señalado en la agenda: se refrendará. Se indican los caminos para los efectos. Las partes, conjuntamente, decidirán”.Hasta el momento se desconocen las reacciones de los líderes del No, quienes rechazaron el primer acuerdo. En lo que corresponde a los jefes de las FARC, parecen haber quedado tan contentas como con el primer acuerdo.