El pasado estará frente al espejo para el Gobierno y las FARC. Aunque en el punto de víctimas, verdad y justicia -que se discute en la Habana por estos días- no hay un acuerdo todavía, este jueves, en un histórico hecho, los negociadores decidieron encarar el pasado y reconstruir los hechos que permitirán entender las razones de más de 50 años de conflicto armado. En tres años de negociación ha surgido una petición de manera recurrente: crear una Comisión de la verdad que permita saber qué pasó y evitar que estos episodios que tanto daño le han hecho al país se repitan. Aunque se trata de un mecanismo extrajudicial, destinado a elaborar una narración histórica de lo ocurrido estos años, el anuncio que hacen las partes sobre la configuración de esta Comisión sobresale en medio de un año que ha transcurrido sin que se conozcan acuerdos significativos. Esto ha imposibilitado a los negociadores pasar al tercer y último punto de la agenda: el fin del conflicto. El pronunciamiento que hicieron el Gobierno y las FARC este jueves es un punto de inflexión histórico en 60 años de violencia que permitirá esclarecer la verdad de lo que ha pasado en seis décadas funestas para el país. Esta disposición que han expresado las partes es un componente importante para el proceso. Por un lado, es un indicador de que las FARC y el Gobierno reconocen su papel como victimarios. Por el otro, se convierte en una herramienta para recuperar la confianza que por estos días ha minado a los interlocutores en La Habana tras el recrudecimiento del conflicto armado en zonas como Caquetá, Putumayo y el litoral Pacífico. Con la creación de la comisión de la verdad ambas partes se embarcarán en la fangosa tarea de reconocer su responsabilidad sustancial en la guerra, algo que es indispensable para que las negociaciones ganen el respaldo de los colombianos. Aunque en el pronunciamiento que hicieron en la tarde de este jueves se dejó en claro cuáles serán las funciones, objetivos y cuál será el mandato que tendrá la Comisión, aún quedan muchos cabos sueltos. Se trata de un primer paso: falta ejecutar quiénes, dónde, en qué tiempo. Pese a los retos que implica su conformación, analistas consultados por Semana.com señalan que se trata de un hecho inédito que abre una puerta para entender el conflicto interno. Ninguna de las partes la tiene fácil. Aunque ambos han puesto sus cartas sobre la mesa, falta ver a qué ritmo se van destapando. Reconocer su cuota de responsabilidad marcará el inicio no sólo de la reparación de las víctimas, sino también del espinoso tema de la justicia transicional. Hay verdades que incomodan tanto al Gobierno como a las FARC. “La verdad más importante que puede investigar la comisión es la que tiene que ver con los crímenes de Estado. Que en Colombia se reconozcan, de una vez por todas, los crímenes de genocidio como lo que sucedió con la Unión Patriótica”, dice José Antequera, hijo del asesinado dirigente de la UP, que viajó el año pasado a La Habana. Incluso las FARC tendrán que dar pasos importantes como admitir que hay víctimas de crímenes en los que ellos también han incurrido, por lo que sus derechos deberán ser resarcidos. Hubo un primer reconocimiento el año pasado cuando la guerrilla pidió perdón por la masacre de Bojayá. En un comunicado el grupo insurgente expresó su responsabilidad en una de las páginas más dolorosas de la historia de la violencia en Colombia. De acuerdo con Alejo Vargas, profesor titular de la Universidad Nacional, entre los hechos que quizá se abordarían en la naciente comisión es “si disidencias internas, tensiones e incluso enfrentamientos han tenido impactos, en términos de víctimas, en la población civil”. Para el analista, adoptar un mecanismo que permita aclarar lo sucedido no sólo lleva a que las FARC y el Gobierno asuman su cuota social de responsabilidad frente a las barbaries que hayan cometido, sino también reconocer la participación que han tenido otros círculos sociales. “Hay sin duda incubaciones de dirigentes políticos y empresariales, algunos de manera indirecta, que han estimulado todos estos hechos de violencia en el país”, dice. Se trata de un paso importante en el proceso de reparación de las víctimas, que refuerza el anuncio que hicieron las partes cuando reconocieron que en el marco del conflicto hay “víctimas de graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional humanitario” que tienen “derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición”. Tal como se ha implementado en el mundo, la creación de la comisión de la verdad es una invitación a otros estamentos y a la sociedad en general a reconocer la responsabilidad que les corresponde en el conflicto armado. Pese a la incertidumbre, los descontentos y el escepticismo que por estos días gravita el proceso de paz, se trata de un importante anuncio que pone de manifiesto un acercamiento entre el Gobierno y las FARC, que puede mejorar notablemente el ritmo de la negociación, que ya cumplió más de un año discutiendo el punto de las víctimas.