Aunque no se dijo de manera explícita, el Gobierno y las FARC reanudaron este miércoles el proceso de paz con la intención de apretar el acelerador para recuperar el tiempo perdido por el secuestro del general Rubén Darío Alzate. En el ambiente gravita la sensación de que las partes tendrán que trabajar a marcha forzada para intentar evacuar la agenda pactada y también irradiar al país de confianza de cara a una refrendación. Mientras en La Habana había un cese, en el país en estos días se buscaba darle oxígeno a las herramientas para que el país dé su aval. Así, por ejemplo, el alcalde Gustavo Petro puso a disposición un ejército de 10.000 gestores de paz que tienen como tarea principal ir puerta a puerta para explicar los acuerdos. El propio Santos anunció que replicaría la idea en otras ciudades. El proceso de paz salió así de un punto muerto después de que las partes acordaron en La Habana la reanudación de los diálogos la próxima semana, del 10 al 17 de diciembre, con la prioridad de aminorar el impacto del conflicto armado en el país. “Las delegaciones del Gobierno y las FARC, luego de analizar conjuntamente los hechos de las últimas semanas, consideramos superada la crisis”, afirmaron hoy en un comunicado conjunto leído ante los medios por representantes de Cuba y Noruega, países garantes de los diálogos de paz. La propia escenografía del anuncio lanzaba un mensaje de reconciliación con la presencia para la foto ante la prensa de las dos delegaciones de paz y se selló con un inédito apretón de manos de los dos jefes negociadores, Humberto de la Calle, por el Gobierno, e “Iván Márquez”, por la guerrilla. De la Calle y Márquez encabezaron las reuniones que durante dos días mantuvo en La Habana una delegación reducida a cuatro miembros de cada equipo negociador para intentar sacar el proceso del impasse que supuso el secuestro del general Rubén Darío Alzate, que llevó a la suspensión de las conversaciones. Por parte del Gobierno han asistido a estas reuniones el alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, y los generales retirados Óscar Naranjo (Policía) y Jorge Humberto Mora (Ejército); mientras que por las FARC estuvieron “Rodrigo Granda”, “Pablo Catatumbo” y “Pastor Alape”. En el ciclo de conversaciones que arrancará la semana que viene está prevista para el 16 de diciembre la visita del quinto y último grupo de víctimas que participará en la mesa de negociación, para enriquecer con sus testimonios el debate sobre la reparación de las víctimas que centraba los diálogos antes de su suspensión. Además del reinicio de los diálogos, las partes han pactado que, tras un parón que coincide con las fiestas navideñas, la mesa de La Habana retomará sus trabajos a mediados de enero del 2015 en una fecha aún por definir, lo que da previsión de continuidad al proceso. Las partes también acordaron la creación de un “mecanismo permanente” que facilite la solución de “eventuales crisis” con la mediación de los países garantes, un gesto que evidencia la voluntad ambas delegaciones de dar garantías a la continuidad a estas negociaciones. Lo cierto es que el secuestro del general Alzate y otras dos personas el pasado 16 de noviembre en Chocó representó la mayor amenaza al proceso de paz desde su inicio, ya que provocó la decisión del presidente Santos de suspender los diálogos por primera vez en sus dos años de recorrido. Santos condicionó la reanudación de las negociaciones a la liberación de estos rehenes, algo que ocurrió el pasado domingo. El secuestro del general fue justificado en su momento por la guerrilla como un “suceso normal” en una guerra, por lo que han aprovechado este episodio para reavivar el debate sobre la necesidad de una tregua bilateral y de “recomponer las reglas del proceso”. Las FARC han reclamado un cese el fuego bilateral desde cuando arrancó el proceso de paz, opción que también apoyan agrupaciones civiles, y colectivos de víctimas. El Gobierno siempre ha rechazado la posibilidad de una tregua porque considera que la insurgencia ha aprovechado en otras ocasiones para fortalecerse militar y políticamente. Sin embargo, Santos dijo que los negociadores de ambas partes dialogarán también sobre “qué tipo de gestos se pueden hacer para ir mostrando el camino para ir desescalando” el conflicto armado. Santos celebró la reanudación del diálogo y reiteró que rebajar la intensidad del enfrentamiento entre las partes es “un paso importante en la creación de confianza y de un mejor ambiente para poder avanzar más rápido” en las negociaciones. La reanudación de las conversaciones anunciada este miércoles marca un punto de inflexión en el proceso de paz, que acaba de superar su primera gran crisis con mensajes claros tanto del Gobierno como de las FARC de no dejar pasar la oportunidad de poner fin a un conflicto que dura más de cinco décadas y ha dejado 6,5 millones de afectados. (Con información de Efe)