La Cámara de Representantes tiene en sus manos un proyecto de ley impulsado por la Alianza por la Niñez Colombiana con el que se busca prohibir el uso del castigo físico, los tratos crueles, humillantes o degradantes y cualquier tipo de violencia como método de corrección contra niñas, niños y adolescentes en el país. Las alarmas se han prendido especialmente durante el periodo de aislamiento preventivo obligatorio por motivo de la pandemia de coronavirus. Según las cifras más recientes de las autoridades, se han denunciado más de 830 casos de maltrato físico contra los menores de edad. Es por esto que la Alianza por la Niñez hace un llamado de urgencia para que se priorice y dé trámite al proyecto de ley, puesto que el castigo físico continúa siendo una de las problemáticas más constantes en el país, la cual además genera consecuencias físicas y mentales para los niños y niñas a lo largo de sus vidas.
“El maltrato como método de crianza es injustificado e innecesario. Está demostrado el efecto negativo que tiene en el desarrollo infantil, y en las relaciones familiares de los niños y niñas, generando un efecto de distanciamiento y disminuyendo la confianza en los adultos referentes al llegar a la adolescencia y la juventud”, indicó Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles SOS Colombia. Expertos indican que los menores que reciben formas de castigo físico o emocional tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, artritis y obesidad, deterioro de la capacidad cognitiva, baja autoestima, más probabilidad de ser agredido y agresor en su vida adulta, condiciones recurrentes de tristeza, depresión y/o ansiedad, incremento de conductas delictivas y conducta antisocial, entre otros.
Ante esto, la organización internacional Aldeas Infantiles SOS promueve una campaña nacional para que los colombianos se sumen al rechazo de cualquier tipo de maltrato contra niños y niñas, que cuenta con más de 6.000 personas que han firmado en respaldo a la reducción de la violencia contra esta población. De hecho, se sugiere que se presten servicios y apoyos a los casos en que los menores son más vulnerables en medio de la cuarentena. El castigo físico, humillante o degradante a niños y niñas ha sido prohibido en 56 países alrededor del mundo y aquellos que lo eliminaron hace más de 40 años, como Suecia o Noruega, hoy tienen altos índices de calidad de vida y bienestar social.