En los últimos años, Iván Cancino se ha convertido en un referente en el derecho penal en el país. El abogado ha representado a múltiples personajes involucrados en escándalos, pero también ha encabezado muchos momentos de reflexión sobre los excesos del sistema penal acusatorio en Colombia y el llamado populismo punitivo. El caso de Aida Victoria Merlano es uno de ellos.

El penalista habló con SEMANA sobre la condena a la joven hija de la exsenadora prófuga. “Esa condena es una barbaridad. Está errada totalmente”, dijo el abogado.

Según sus cuentas, por el fallo en contra por el delito de fuga de presos en concurso con uso de un menor de edad en la comisión de delitos, Aida Victoria podría pagar hasta 10 años de cárcel. Esto debido a que los delitos que buscan castigar los crímenes con niños y niñas tienen severas penas que, además, no admiten rebajas.

Cuando Aida Victoria fue capturada, Cancino le había contado a SEMANA las razones por las cuales había salido a defenderla. “No la conozco. Pero hice esa crítica públicamente porque creo que la Fiscalía, desde hace mucho tiempo, ha vuelto el ejercicio del derecho penal o un mecanismo de presión o una forma de responder a las presiones de las redes sociales o los medios. La Fiscalía piensa que la captura es algo rutinario, cuando la libertad después de la vida es el más preciado de los derechos”, sostuvo.

Aida Victoria Merlano

Para él, en Colombia es usual que los casos jurídicos sean tratados como el circo romano, y el de la joven influencer era una muestra de ello. “En Roma, cuando un gobernante estaba en crisis, convocaba a los juegos. Entre más escabroso fuera el juego, como poner a las personas con menos posibilidad de defenderse fácil a que se las comieran los leones, mejor era el circo. En últimas, eso se hacía para que la gente se olvidara de las crisis sociales y de los problemas. La Fiscalía le apuesta a ese espectáculo: capturar y condenar para que la gente aplauda”, dijo.

A Cancino le llamó la atención en esa oportunidad el operativo judicial para capturar a Merlano. “Un avión de la Policía, más de 20 efectivos. Al llevarla al complejo judicial de Paloquemao se ve exactamente lo mismo: una joven esposada, agarrada por los hombros, y más de 10 policías para llevar a comparecer ante un juez a una persona que, teniendo en cuenta el nivel de delincuencia de Colombia, jamás ameritaría un operativo de esa naturaleza”, relató.

“Están utilizando una venganza con sus hijos de lo que hizo su madre. Y el derecho penal está muy lejos de buscar esos fines. Es un atentado a la dignidad de la hija y del hijo menor de la exsenadora, a quien creo que deben perseguir y capturar”, le dijo a SEMANA.

Para el abogado, se trata de un escándalo para el Inpec, por el cual no debería responder la familia de la exsenadora.

Aida Victoria Merlano fue condenada este martes por la participación en la fuga de su madre, la excongresista Aida Merlano, en hechos registrados el primero de octubre de 2019. En la decisión, fue absuelto de toda culpa el odontólogo Javier Cely.

En el sentido del fallo emitido por el Juzgado 20 de Conocimiento de Bogotá se señaló que existen evidencias suficientes para demostrar que la joven tuvo pleno conocimiento y participó activamente en la fuga.

Esto tras valorar las pruebas documentales y testimoniales que presentó la Fiscalía General, entre las que se destacan las declaraciones de los agentes del Inpec que estaban con la excongresista en el consultorio odontológico ubicado en el edificio Centro Médico La Sabana, ubicado en la calle 116 con carrera séptima.

El juez emitió condena por el delito de fuga de presos en concurso con uso de un menor de edad en la comisión de delitos. Para evitar el riesgo de fuga, el despacho judicial emitió la orden de captura en contra de Aida Victoria Merlano.

En el caso del odontólogo, se determinó que nunca tuvo conocimiento del plan de fuga de la excongresista y que solamente la atendió en tres oportunidades para realizar un diseño de sonrisa.

En este sentido, se señaló que jamás tuvo conocimiento del contenido del maletín que le llevaron a la exrepresentante a la Cámara, señalando que el trato que tuvo con ella fue de profesional de la salud a cliente.

En la audiencia que se celebró el pasado 3 de agosto, el odontólogo Javier Cely rompió en llanto y reiteró que era inocente. “Estoy muerto en vida, me dañaron mi familia, mi profesión, estoy en tratamiento psiquiátrico”.

Por la fuga de Aida Merlano fue condenado, en noviembre de 2021, a 15 años de prisión el capitán David Alexander Álvarez Cárdenas por los delitos de prevaricato por acción (autor) y favorecimiento en la fuga de presos (coautor). Este oficial fue el que autorizó el traslado exprés de la excongresista desde la cárcel El Buen Pastor hasta el centro odontológico para que siguiera realizándose el diseño de sonrisa.

El capitán Álvarez, quien fungía como comandante de custodia y vigilancia de la cárcel El Buen Pastor, dio instrucciones precisas para que la dirigente política barranquillera solamente estuviera acompañada por una guardia del Inpec y un conductor. Todo esto, pese a que estaba en vacaciones y ya se había designado a un encargado para que ocupara sus funciones.

Merlano, quien cumplía una condena de 15 años de prisión por compra de votos para las elecciones de 2018, había hecho la petición días antes indicando que había pagado por un diseño de sonrisa con el odontólogo Javier Guillermo Cely.

Desde el 27 de enero de 2020, la exrepresentante a la Cámara por el Atlántico se encuentra privada de su libertad en una cárcel de Venezuela, país en el que fue recapturada por las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional (Faes).

Merlano se escondía en una humilde vivienda en Maracaibo, la capital del fronteriza del estado Zulia.

¿Cómo fue la fuga de Aida Merlano? (artículo publicado el 6 de octubre de 2019)

Antes de protagonizar una de las fugas más espectaculares de Colombia, Aida Merlano era la ficha clave para armar el rompecabezas de la corrupción electoral en la costa Atlántica. Casi a la misma hora en que saltó al vacío, colgada de una cuerda, la excongresista había pactado una cita en la cárcel con investigadores de la Fiscalía para explorar beneficios tras ser condenada a 15 años de prisión por compra de votos. La fuga hace pensar que esa cita no era otra cosa que una estrategia de distracción para escaparse.

La fuga no surgió de un día para otro. Desde que pisó la cárcel El Buen Pastor, en abril de 2018, a Aida la notaron desesperada por evitar afrontar lo que inevitablemente se le venía. Agobiada por repetidas crisis emocionales que vienen de tiempo atrás, la otrora humilde política del sur de Barranquilla intentó suicidarse en su celda.

Apenas se vio tras las rejas, también empezó a contactar a sus antiguos aliados en esa red de corrupción electoral que todo el país conoció cuando las autoridades allanaron la famosa ‘Casa Blanca’ en la capital del Atlántico. El mismo día de las pasadas elecciones legislativas, descubrieron en esa vivienda del barrio El Golf una sofisticada estructura criminal: hallaron dinero en efectivo, 18 computadores, material electoral, listados con nombres y cédulas, armas y municiones.

Antes de la fuga, Aida venía contactando a algunos de sus cómplices de fechorías, según testigos con los que habló SEMANA. Ella les enviaba mensajes de audio por WhatsApp con advertencias contundentes de que no se quedaría callada. “¡Dígale a su jefe que me tiene que ayudar!”, le pedía en tono beligerante a un diputado ligado a la clase política de Barranquilla. Hoy, las autoridades tratan de armar el rompecabezas de este escape de película, registrado con asombro por la prensa internacional, cuyos detalles apenas empiezan a conocerse.

En primer lugar, a nadie se le ocurre pensar que Merlano haya concebido y ejecutado su huida en solitario. El consultorio que visitó el martes, en el norte de Bogotá, no era desconocido para ella, pues había estado allí en al menos otras dos oportunidades en busca de un diseño de sonrisa que se le volvió una obsesión. Inicialmente la atendió una mujer, en dos ocasiones, pero su trabajo no la dejó satisfecha, según testigos. Por esa razón, hace unos 15 días, por recomendación de Mauricio Arango, el dueño del consultorio, Aida conoció al odontólogo y rehabilitador oral boyacense Javier Celis Barajas.

Se trata de un coronel retirado del Ejército con sospechas de corrupción en su paso por la Sexta División en Ibagué. El exoficial se entregó a las autoridades el viernes y lo señalan de ser uno de los principales cómplices de la fuga. En un primer contacto hace dos semanas, Celis Barajas dialogó con Aida, revisó su historial odontológico y acordó el tratamiento para su sonrisa. De esa forma pactaron la cita definitiva del martes, a la que la exsenadora del Partido Conservador, de 43 años, llegó pasadas las 10:00 de la mañana.

Hamburguesas para todos

Ese día, desde su ingreso en compañía de sus guardianes del Inpec, saludó efusiva a todas las personas que vio. “Se empezó a ganar a todos los allí presentes. Ese día, por ejemplo, pidió hamburguesas para todos en el consultorio”, cuentan personas que conocieron el caso en detalle.

Esa mañana, a la cita llegaron sus dos hijos, uno de ellos menor de edad. Por culpa de la fuga, Aida no solo afronta ahora la persecución de la justicia, que ofrece una recompensa de 50 millones de pesos por su paradero, sino que además vive una tragedia familiar. Su hija mayor, Karolyne Manzaneda, fue capturada el viernes en Barranquilla y deberá responder por el delito de favorecimiento de fuga de presos con utilización de menor de edad.

Apenas terminó la cita odontológica, que duró casi cuatro horas, en el video se ve el momento exacto en que Aida alista su huida. Abraza efusivamente a Celis Barajas y, segundos después, saca una cuerda que amarra a una mesa del consultorio y se lanza al vacío. Todo de una manera rápida y premeditada.

Al caer, varias personas se muestran sorprendidas de lo que observan. Nadie da crédito de lo que está ocurriendo. Un hombre a bordo de una moto, que al final no resultó trabajar para Rappi, la estaba esperando, y ambos emprenden la huida con rumbo desconocido.

“Ese día, ella hábilmente engañó a todos en el consultorio; mi hermano es inocente, él trabajaba allí por prestación de servicios. Apenas terminó de atender a Aida, él salió del lugar y es en ese momento cuando ella aprovecha y hace todo”, dice Óscar Celis, también rehabilitador oral y hermano de Javier. Sin embargo, las autoridades dudan de esta versión y consideran que el odontólogo es una pieza clave en esta increíble historia.

¿A quién le conviene su silencio?

Por ahora, por la fuga de Aida ya rodaron cabezas: el director del Inpec, el general William Ernesto Ruiz Garzón, luego de 33 años de servicio en la policía, y la directora y la subdirectora de El Buen Pastor, Diana Muñoz y Katerin Lozano, respectivamente, por orden de la ministra de Justicia.

En medio de la indignación nacional y la orden del presidente Duque para recapturar a Merlano a como diera lugar, la otra cara de la moneda está en la costa. En Barranquilla todo el mundo se hace dos preguntas sobre su situación. ¿Acaso se voló porque, en medio de una crisis emocional, documentada por médicos, no iba a soportar 15 años de cárcel que, con beneficios, serían seis tras las rejas? ¿O acaso en su fuga hay algo más y otros poderes involucrados a los que no les interesaría que ella colaborara con la justicia y destapara la corrupción electoral de departamentos como Atlántico, Magdalena y Bolívar?

De hecho, en la sentencia la Corte Suprema de Justicia compulsó copias para investigar a 17 aliados y exaliados vinculados a las casas Gerlein y Char, que mandan la parada en la costa. Según fuentes consultadas por SEMANA, Julio Gerlein manejaba el músculo financiero de esta telaraña de corrupción, y funcionaba de manera tan organizada que tenía una estructura administrativa para alcanzar, mediante la compra de votos, una representación política en todos los frentes.

Así lo reconoció Merlano en sus entrevistas con la Corte: para su actividad proselitista, Gerlein direccionaba y solventaba sus actividades políticas, y él la había designado para reemplazar en el Senado a su hermano Roberto, un parlamentario respetado que decidió retirarse en las elecciones pasadas tras casi medio siglo en el Congreso.

Con las pruebas recolectadas en el allanamiento a la Casa Blanca, algunos de estos casos comenzaron a moverse en la justicia. La Fiscalía imputó cargos a puerta cerrada al empresario Gerlein por la supuesta financiación de la campaña de Merlano por 1.831 millones de pesos. Esta cifra duplicaba los topes permitidos por la ley.

La Fiscalía tiene los nombres de quince personas que abrieron cuentas en Davivienda para que la poderosa firma de construcción Valorcon (de la familia Gerlein) girara millonarias sumas de dinero. En todas estas cuentas aparece como persona autorizada Aida Merlano Rebolledo.

En la compulsa de copias derivada de la sentencia de la Corte Suprema también aparecen dos exesposos de la congresista: José Manzaneda y Carlos Rojano Llinás. Y así mismo, el senador Laureano Acuña Díaz, conocido como el ‘Gato volador’, a quien periodistas regionales han señalado, presuntamente, como uno de los mayores compradores de votos en la costa.

En la lista también figura quien fue su fórmula a la Cámara por el partido Cambio Radical, Lilibeth Llinás, con quien Aida se alió para obtener votos en Bolívar y Magdalena. El hermano de la representante y también diputado por Cambio Radical, Adalberto Llinás Rojano, está en el listado de señalados por la Corte.

Otros en la mira son la diputada Margarita Ballén y los concejales Aissar Castro, Vicente Támara, Juan Carlos Zamora y Jorge Rangel. También su jefe de campaña Edwin Martínez Salas y otros particulares como Yahaira Calle, Adriana Blanco, Eveling Carolina Díaz Díaz y Ana Niebles.

Aida Merlano, criada en el populoso barrio Buenos Aires, de Barranquilla, no es el pez gordo de la corrupción electoral en la costa. Para muchos es apenas un eslabón por donde comenzó a romperse la cuerda desde el allanamiento de la ‘Casa Blanca’. Si la recapturan, habrá que ver si decide colaborar con la justicia. Esa es una posibilidad que se aleja, pues ya no habría lugar a reducción de penas por haberse fugado.

El escándalo de la fuga de Aida Merlano ha puesto sobre el tapete un tema que todo el mundo sabía, pero sobre el cual nadie reaccionaba: la compra de votos en el país. Este flagelo se presenta en la costa a niveles escandalosos, pero son pocos los departamentos de Colombia que se libran de ese fenómeno. Aida Merlano, aunque hoy se ha convertido en el símbolo, no es más que un mando medio en esa cadena de corrupción.

La prueba reina

Dos días antes de las elecciones del 11 de marzo de 2018, Merlano se reunió en la Casa Blanca (foto) con Julio Gerlein Echavarría, Edwin Martínez Salas y Adriana Blanco. Así quedó registrado en las cámaras de seguridad de la sede política, que tiene horas enteras de escenas y conversaciones en poder de las autoridades. Al término de dicho encuentro, testigos aseguran que Merlano salió disgustada afirmando que Gerlein solo había conseguido 600 millones de pesos de los 2.000 a los que se había comprometido. Las imágenes grabadas en la sede política confirman esa versión. “Es que ese hijueputa (sic) (...) a lo bien ya el debate me lo bajó a 1.300 según él; o sea, no pagamos casas de apoyo, no pagamos votos, no pagamos; (...) tú crees que yo voy a dejar de pagarles a los líderes (...)”, dice Merlano. Más adelante, el video señala: “(...) pa’ cerrar el debate necesito 2.300 (...), nosotros nos terminamos gastando la mitad, es correcto. Pero por mucho que quiera ahorrar, ahorrar, esa vaina no baja de 1.500 millones. No baja”.