Las elecciones presidenciales que tienen punto final este domingo se convirtieron en una de las más bajas en la historia reciente de Colombia. Intrigas, calumnias y bodegas de ataque en las redes sociales formaron parte de la contienda.
Pero quizás uno de los actos más reprochables ocurrió esta semana cuando figuras afines al Pacto Histórico recurrieron a la mentira para tratar de demostrar que Juliana Hernández Oliveros, la hija del candidato Rodolfo Hernández, estaba viva, pese a que su familia no tiene noticias de su paradero desde hace 17 años.
La relacionaron con el EPL, la señalaron de ser compañera sentimental de Megateo –el jefe de esa guerrilla que cayó abatido–, hablaron de drogas y tejieron una especie de telenovela alrededor de la joven, que, de estar viva, tendría 45 años.
El columnista y activista Jorge Gómez Pinilla, opositor de Hernández, anunció una columna en El Espectador que, a primera vista, se convirtió en un boccato di cardinale para los petristas: prometía revelar con pruebas la relación entre Juliana Hernández y un hospital psiquiátrico. En la casa del candidato presidencial, la tensión llegó a su límite.
Socorro, la madre de Juliana, no entendía cómo, si ella llevaba 17 años buscándola, un columnista aseguraba que estaba viva y permanecía en un centro psiquiátrico. “Que me digan dónde está y yo voy y la busco corriendo”, le dijo la mujer a SEMANA.
Rodolfo Hernández se llenó de ira. Y no era para menos. Él, desde 2021, había accedido a que la Justicia la declarara muerta, pero varias veces frenó la medida porque tenía la esperanza de que apareciera viva la entonces estudiante de Derecho de la Universidad Santo Tomás.
Al final, Gómez Pinilla solo escribió un texto sensacionalista e irresponsable, cargado de especulaciones, que pretendió confundir y poner en entredicho la verdad del candidato presidencial. Por eso, no le quedó otra opción que ofrecer disculpas públicas y pedirle a El Espectador que lo desmontara de su sitio web.
Jugar despiadadamente con el dolor de Hernández y su familia formó parte de la estrategia del Pacto Histórico. “La línea ética se va a correr un poco”, fue la vergonzosa orden de Sebastián Guanumen, el estratega digital de la campaña Petro, según los ‘petrovideos’.
“Hay que atacar con la desaparición o muerte de su hija, movamos la emoción de la gente, digamos que está viva, que Rodolfico la tenía secuestrada para ganar votos, recuerden que una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”, señaló Guanumen.
Es decir, el enigma de la desaparición de Juliana era un trofeo con el que pretendían atacar a Hernández, un candidato cotizado políticamente al alza, que, a juicio de los más recientes sondeos de opinión, adquirió el mismo teflón de Petro, pues sus recientes ruidos no le generan problema entre sus electores.
Pretender montar una historia falsa sobre la hija del candidato era arriesgado, pues exigía una prueba contundente, como una foto, un mensaje o un video. Aun así, los opositores acudieron al retrato de Laura Reyes, una asistente que trabajó con Hernández en la Alcaldía de Bucaramanga, para hacerla pasar como Juliana.
Ella, quien hoy vive en Canadá, alertó al ingeniero sobre lo ocurrido. El episodio de Juliana seguía arrancándole lágrimas a Rodolfo Hernández en privado, pero en un momento dado comprendió que seguir considerándola desaparecida causaba problemas jurídicos en su empresa.
El 2 de marzo se inició la acción que le permitirá declarar a su hija como fallecida, y el proceso ya fue admitido por el Juzgado Séptimo de Familia de Bucaramanga con el radicado 288 de 2022. Entre las pruebas figura el expediente y decenas de interceptaciones del Gaula que confirman que a ella la movieron durante su secuestro por Norte de Santander.
En menos de dos meses, el apartamento del barrio Sotomayor en Bucaramanga, que sigue estando a nombre de Juliana, además de la cuenta de ahorros que desde su secuestro recibe el arriendo mensual de su propiedad, pasarán a nombre de Rodolfo Hernández y Socorro Oliveros. La familia tendrá que hacerse a la idea de que a la joven, desaparecida el 5 de junio de 2004, nunca volverán a verla con vida.