La semana pasada Bogotá se vio ahogada en una espesa capa de humo gris. El alcalde Enrique Peñalosa tuvo que imponer un pico y placa ambiental para superar la alerta amarilla y naranja en la que había caído la ciudad por la mala calidad del aire que ponía en riesgo la salud de miles, por lo que la Secretaría de Ambiente recomendó a los ciudadanos reducir la actividad física al aire libre, hacer uso de tapabocas y se pidió que antes de barrer se trapeara para no levantar polvo. La opinión pública se rasgó las vestiduras por redes sociales y los detractores de Peñalosa aprovecharon para sacarle en cara la tala de árboles, el poco apoyo que han recibido los taxistas eléctricos y la renovación de la flota de TransMilenio en la que se compraron 700 buses a diesel euro V, cuyas emisiones han sido declaradas cancerígenas por la Organización Mundial de la Salud, y han sido superadas por otras tecnologías como el diesel eruo VI, los eléctricos y el gas.
El martes, cuatro días después de la emergencia, el Distrito informó que la alerta fue superada y que gracias a la colaboración de la ciudadanía se logró mejorar la calidad del aire en un 50 por ciento. Bogotá pasó de tener un pico de 72 microgramos por métro cúbico de material particulado 2,5 (medida del agente contaminante) a 32. Por esta razón el pico y placa ambiental que inmovilizó carros y motos en un horario determinado fue levantado, pero se impuso una nueva medida para los camiones, que son los que producen mayores cantidades de material particulado. Existen fuentes fijas (industrias) y fuentes móviles (transporte) que contribuyen a las emisiones de material particulado en el aire de la capital. En este sentido, las fuentes fijas aportan el 44 por ciento de contaminantes; mientras que las móviles aportan el 56 por ciento restante. Del total de las fuentes móviles, el 43,6 por ciento lo aporta el transporte de Carga; el transporte Público Colectivo (Provisional) porta el 13,6; Camperos y Camionetas, 10,1; Transporte Especial 10,1; Transmilenio, 9,8; Motocicletas, 9,1 y Automóviles, 2,7 por ciento. Por eso se tomó la decisión de que por tres meses los vehículos que pesen más de dos toneladas no podrán circular entre las 6:00 y las 8:00 de la mañana, de lunes a viernes, por algunas zonas de la ciudad. Los lugares que tienen esta restricción son Kennedy, Bosa, Tunjuelito y Puente Aranda (al norte, la Calle 13; en el occidente, límite con el río Bogotá; en el oriente, la NQS; y en el sur, la Autopista Sur hasta el límite con Soacha). “Esta es una medida de prevención, pues fue el polígono donde se llegó a los puntos más altos de contaminación”, explicó a SEMANA el secretario de Ambiente, Francisco Cruz. Puede leer: Así va la calidad del aire en Bogotá Aparte del pico y placa para camiones, la Secretaría de Movilidad dijo a esta revista que está trabajando en otras iniciativas para reducir la contaminación de las fuentes móviles. Algunas ya se pusieron en marcha, pero la mayoría hasta ahora se están formulando. Estan desarrollando una política para el fomento del transporte de carga sostenible y bajo en emisiones para Bogotá. También hicieron un piloto de carga colaborativa para que compañías compartan sus vehículos y se aproveche la capacidad máxima de cada vehículo. Además, están elaborando un sello de buenas prácticas para certificar a los vehículos amigables con el ambiente. En 2016 se creó la Red Distrital de Movilidad Sostenible ‘Muévete Mejor’ y se estableció que el primer jueves de cada mes los funcionarios del Distrito tendrían día sin carro y sin moto. Y el pasado 7 de febrero, se firmó el Decreto 037 con el que el Distrito busca darle la obligatoriedad a los Planes Integrales de Movilidad Sostenible (PIMS) en las entidades públicas y busca que los privados se sumen de manera voluntaria y reciban la asesoría en la formulación de sus planes. Otra de las estrategias para reducir la contaminación que desde varios gobiernos viene trabajando es el proceso de chatarrización de los modelos del Distrito que ya cumplieron su ciclo de vida. Según explicó la Secretaría de Movilidad, ha remitido desde el año 2014 a TransMilenio, como ente gestor del SITP, tres cronogramas de desintegración. Sin embargo, los compromisos de chatarrización no han sido cumplidos por parte de los operadores. La secretaría de Ambiente por su parte desarrolla operativos en vía para verificar el cumplimiento de las normas de emisiones por vehículos. Además tiene el Programa de Autorregulación ambiental para mantener los niveles de emisión de la flota de transporte colectivo de pasajeros y de carga, por debajo de los estándares normativos. Así mismo cuenta con la Vigilancia de Centros de Diagnóstico Automotor – CDA. Se trata de certificados que emite el Ministerio de Transporte en cuyo proceso participa la secretaría de Ambiente con la realización de las auditorías para medición de gases. Por último está el Programa de Requerimientos que consiste en presentar los vehículos chimenea ante la Secretaría de Ambiente para que demuestren el cumplimiento de la norma de emisiones. En el Concejo de Bogotá se fijó la meta de que para el 2040 todos los vehículos que circulen por Bogotá sean cero emisiones. Para esto es necesario empezar a trabajar en el desarrollo de la infraestructura de abastecimiento energético, la tarifa para movilidad eléctrica, capacitar personal sobre el mantenimiento y reparación de estos vehículos y sus sistemas de recarga y prever el manejo que se dará a elementos que entren en desuso como baterías y autopartes. Sugerimos: TransMilenio: el nuevo round entre Petro y Peñalosa Fuentes fijas Con respecto a la industria la resuspensión de material particulado (levantamiento de polvo) es uno de los factores que contribuye a la contaminación del aire, aunque estas emisiones, por el tamaño de las partículas, tienen menor potencial de afectar a la población que las generadas por combustión. Para reducir este impacto, la Secretaría Distrital de Ambiente ha venido desarrollando gestiones con entidades como el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), encargada de la planeación y seguimiento de obras de infraestructura y mantenimiento de malla vial; y la UAESP -Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos- encargada, entre otros temas, del barrido y limpieza de la malla vial. Recomendamos: ¿Por qué le debería interesar el debate de los buses de TransMilenio? Se ha buscado fortalecer el desarrollo de prácticas que minimicen la generación de material suelto en obras del distrito, mediante la socialización de la actualización de la “Guía de manejo ambiental para el sector de la construcción”. También están identificando los sectores de la ciudad en los que se estableció mayor generación de emisiones por resuspensión de material particulado. Con esta información se busca aumentar la frecuencia de limpieza de vías y andenes. Aunque el distrito está trabajando en acciones que permitan reducir la contaminación y que además promuevan el uso de tecnologías limpias, todavía a Bogotá en materia ambiental le falta mucho camino por recorrer.