Una de las licitaciones más polémicas de los últimos tiempos en Bogotá ha sido la de la renovación de las fases I y II de TransMilenio. Se trata de un contrato por cerca de 2.300 millones de dólares para traer a la ciudad 1.383 buses nuevos y sacar los viejos. El tema principal del debate fue que pese a esta gran inversión no se logró dar un paso hacia los buses eléctricos. Cerca de la mitad serán a diésel euro V con filtro y la otra mitad a gas. El descontento es en especial porque la Organización Mundial de la Salud declaró que el material particulado que emite la combustión del diésel es un agente cancerígeno. Pero además, en Europa la meta es que para 2030 todos los vehículos sean eléctricos. El concejal Juan Carlos Flórez dijo en su momento: “Ganó Volvo. Perdió Bogotá”. Volvo como en otras ocasiones, será la empresa que va a proveer los buses a diésel. Pero además del debate sobre el diésel, el concejal Manuel Sarmiento señaló que el asesor Óscar Edmundo Díaz, se reunió en 12 oportunidades con Volvo entre 2016 y 2018. A lo que apunta el cabildante del Polo es que en esas reuniones se pudo haber estructurado la licitación de la renovación de la flota de TransMilenio en la que Volvo fue uno de los grandes ganadores. Flórez agregó “si estamos invirtiendo 30 millones de pesos mensuales en un asesor en movilidad cómo es posible que los buses a diésel, una tecnología que ya no reciben en Europa, los recibamos en Bogotá”. En una entrevista con La Silla Vacía, la gerente para Colombia de Volvo, Silvia Gerber, aseguró que “la licitación fue transparente” y que las reuniones tienen que ver con las condiciones actuales del SITP. Estos buses tienen problemas financieros y Volvo tiene que proveerles partes y repuestos. Según ella, Díaz les pidió que se sumaran al esfuerzo para que estos buses siguieran rodando en la ciudad, para dar más plazos a los operadores y para llegar a acuerdos de pagos. Por último, dijo que en cuanto a la licitación fueron muy pocas las reuniones. Puede leer: ¿Por qué es tan difícil renovar la flota de TransMilenio? En los informes presentados por el mismo asesor Díaz se puede observar que en efecto hubo reuniones con Volvo para hablar de los SITP, pero también que de las 12 reuniones con Volvo, 6 al menos fueron para hablar sobre la licitación para renovar la flota. En contraste, tuvo reuniones con los demás proveedores en menos oportunidades: dos con BYD (Fabricantes de buses eléctricos), dos con Mercedes Benz y cinco con SCANIA (fabricantes de buses a gas). Llama la atención que 10 reuniones fueron en 2017, cuando se estructuró la licitación, y 3 con Scania. En 2018 se reunió una última vez con Volvo. Algunas reuniones con Volvo, según rezan los informes de ejecución, fueron para hablar sobre “tipologías y tecnologías de buses disponibles”, para discutir “mecanismos de financiación de la flota”. Con Scania lo que dice el informe es que fue para “discutir la entrada en operación de buses a gas y mecanismos de financiamiento de flota”, lo mismo se lee sobre la reunión que tuvo con BYD. Fuentes consultadas por SEMANA que estuvieron presentes en la reunión explicaron con detalle de qué se trataron los encuentros. Lo que se buscó en los primeros encuentros, según ellos, era ver si había la posibilidad de que se trajeran buses diésel euro VI. La respuesta de Volvo, según las fuentes, es que no había disponibilidad en ese momento de biarticulados de piso alto. De esas reuniones salió la posibilidad de diésel euro V con filtro para reducir el 75 por ciento del material particulado. Otras reuniones fueron para ver cómo se podían financiar los buses que iban a entrar y los seguros. Según explicaron a SEMANA fuentes que no quieren revelar su identidad, también se reunieron con bancos suecos y chinos con el mismo motivo. Pero además de esto, hubo reuniones sobre las disposiciones de las sillas pues los que lleguen tendrán las sillas laterales. Recomendamos: ¿Por qué le debería interesar el debate de los buses de TransMilenio? Ante la pregunta de por qué hubo más reuniones con Volvo que con TransMilenio, las fuentes consultadas por SEMANA, aseguran que tenían asuntos pendientes como las deudas del SITP, pues 6 de 7 consocios tienen crédito con Volvo y le deben cerca de 120 millones de dólares que no han podido pagar. Además, según ellos, está el plan piloto que se maneja en algunos vehículos que están usando biocombustible. Aseguraron que se hicieron las mismas reuniones con el banco CHUBB, que iba a tomar la flota de los buses por el incumplimiento con los pagos. Expertos consultados por SEMANA aseguran que lo usual en contratación estatal es que los funcionarios o asesores de la entidad no tengan contacto directo con los oferentes, por ello se establecen mecanismos de comunicación siempre escritos o por correo electrónico, pues la contratación estatal se caracteriza por la formalidad y en tal sentido todo lo que pasa en un proceso debe constar en el expediente del mismo. Sin embargo, en este caso Volvo, Scania, BYD y Mercedes no eran directamente los oferentes sino quienes iban a proveerles la flota a los consorcios que iban a participar en la licitación. Por otro lado, Óscar Edmundo Díaz no era parte del comité evaluador ni del comité que estructuraba la licitación. De ser así se habría podido presentar la figura de conflicto de intereses, según lo que establece el artículo 11 de la Ley 1437 de 2011. Recomendamos: Las claves para entender la crisis del SITP que paralizó esta semana a Ciudad Bolívar La estructuración estaba a cargo de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN). Eso generó suspicacias al concejal del Polo: si para la formulación de esa licitación estaba la FDN, por qué el asesor se tenía que reunir con Volvo, es su argumento. Sin embargo, para quienes defienden a Díaz, la asesoría era natural, pues entre sus funciones está coordinar la información entre las entidades del Estado y darles su concepto para tomar las mejores decisiones posibles.