¿Qué estará opinando María Isabel hoy, martes 28 de mayo, en SEMANA? Pues la opinión envuelve una pregunta: ¿es un cañazo, un sofisma de distracción o una voluntad real? Me refiero a la propuesta de Petro de poner a andar una constituyente “como sea”, o de acuerdo con los requisitos institucionales o por fuera de ellos.
Pero que el acuerdo del gobierno Santos con las Farc esté siendo manoseado por Petro para buscar la justificación de la constituyente, particularmente porque –según el presidente– dicho acuerdo se saltó tres reformas claves, es un absurdo. ¿Y qué se saltó?, dizque la reforma agraria, que desde luego no necesita una constituyente, sino más políticas públicas, porque la ley y la Constitución, desde luego lo permiten desde hace años.
Dos, que no hubo reformas para la transformación del territorio, que no sabemos qué significa realmente, cualquier cosa, modificar la división departamental o municipal o legalizar la cocaína o bueno, no sabemos realmente a qué se refiere.
Y tercero, que aún no ha habido verdad judicial y entonces, ¿para qué se creó la JEP y para qué se creó la comisión de la verdad? Pues para la verdad judicial, y que la están construyendo, pues la están construyendo poco a poco, con unas cojeras muy notorias, como la de la falta de sanciones contra las Farc, por lo menos contra sus cabecillas.
Ninguno de estos puntos significa embarcar al país en una reforma constitucional, ni lo justifica. El Estado colombiano tiene las herramientas suficientes, tanto constitucionales como legales, para corregir la mayoría de sus males y de sus falencias. No sé si finalmente la constituyente de Petro termine en un cañazo, pero lo que sí es un cañazo, son las disculpas que hasta ahora echa el presidente para convocarla. Cañazo, pero supercañazo.