¿Qué estará opinando María Isabel, hoy martes 7 de noviembre, en SEMANA? Pues la pregunta va por los lados de los difíciles momentos que atraviesa el presidente Petro, en medio de coyunturas muy puntuales.
La primera es el alboroto que causó la pregunta abierta que le lanzó la periodista María Jiménez Duzán sobre sus posibles adicciones. Se necesita, la verdad, valor y hasta coraje para atreverse a llegar hasta allá. Y eso está bien en un periodista, el problema es la tremenda pregunta, pues no está aparentemente sustentada en pruebas, a no ser que ella las tenga y nosotros no las conozcamos.
María Jimena desde antes del día 1, se mostró como una de las periodistas más petristas del régimen, lo que le permitió acceso a entrevistas con el primer mandatario, que otros no tuvieron, como la oportunidad de viajes en compañía del mandatario y hasta su nombramiento en la mesa de negociación con el ELN.
Ellos le ha valido feroces críticas de la izquierda, del petrismo y hasta el santismo; pero, indudablemente, ha logrado congraciarse con sus malquerientes, y tiene el gran mérito de haber puesto, de frente, el tema en el centro del debate público. Pero, al mismo tiempo, Petro enfrenta otros temas difíciles del momento: el secuestro por parte del ELN, en plenas conversaciones con el Gobierno, del papá del jugador Luis Díaz.
La anunciada suspensión de conversaciones con las FARC de Iván mordisco, cuyo deporte favorito, además, se ha convertido en decirle al Ejército dónde puede hacer presencia y dónde no, a costa de secuestrar a pelotones varias horas. Y la manera de enfrentar los resultados adversos de las elecciones, que lo tienen pintando mapas de colores, para explicar falsamente que derrota no hubo.
De todo, lo más angustioso y urgente por la sensibilidad y solidaridad que ha despertado nacional e internacionalmente es que el ELN libere ya al padre del jugador Luis Díaz, quien conmovió a todo un estadio, cuando jugando con su equipo, el Liverpool, metió un golazo de última hora y aprovechó para levantarse la camiseta del equipo y mostrar otra con un mensaje del alma: “liberen a papá”.
Muchos esperábamos que eso se hiciera este fin de semana; pero ahora los del ELN culpan al Ejército de que, por su presencia en la frontera con Venezuela, logrando restablecer el orden público y buscando rescatar al secuestrado, pues no han podido liberarlo por su propia seguridad. ¿Habrase visto mayor descaro?