A las 6 de la mañana, ¿qué estará opinando María Isabel, hoy lunes 6 de mayo, en SEMANA? Pues la opinión sale de algo que nos ha dejado boquiabiertos a los colombianos: que al Congreso le pagaron para dirigir su voto desde Palacio. En materia de sobornos, no deberíamos estar sorprendidos de nada, pero, hasta ahora, conocíamos unas modalidades, como la de que fuera el sector privado que le pagara a los congresistas, como, por ejemplo, el caso Odebrecht, o que el Gobierno se los comprara a los congresistas con puestos y contratos, chuleadas ambas formas de soborno.
Pero nunca habíamos visto que fuera gente del propio Gobierno, que trabajara en él, para él, que fueran funcionarios de por dentro los que repartieran sobornos en maletas llenas de plata en cuartos de un hotel. Obviamente, la inocencia se presume hasta que se demuestre lo contrario, pero el gran problema es que están metidos en este escándalo los presidentes de Cámara y Senado, supuestamente destinatarios de los sobornos. En la cámara, siempre estuvo clarísimo en el caso de la reforma de la salud.
Un poco de discusión para mantener las formas, pero al final el presidente de la Cámara la hizo fluir por una de dos: por convencido o por sobornado, eso lo dirá la Justicia. En el caso del Senado, la cosa es más difícil, porque finalmente la reforma a la salud se hundió, sin haber salido de la Comisión Séptima, ante la oposición de ocho valientes senadores. Entonces, ¿de qué es de lo que se acusa a su presidente?, pues de haberle entregado el manejo del trámite del proyecto por el Senado a María José Pizarro, vicepresidente de la corporación, y miembros estrella del Pacto Histórico.
Con ello, el presidente del Senado pudo posar de que entregó extremadas garantías a la oposición y que lo que pasó, el hundimiento de la reforma, él lo metió en la mano, no tuvo nada que ver, a pesar de que, con frecuencia, se tensaba en candentes debates con el presidente Petro, lo dije ya una vez y lo vuelvo a repetir, este es el gobierno de las maletas.
Porque a Petro le dieron plata en una chuspa, a Marelbys Meza, pues la chuzaron, la cablearon y la sometieron al detector de mentiras por una maleta llena de plata, los 15.000 millones que Benedetti levantó para la campaña Petro, según se lo recordó a Laura Sarabia, tuvo que haberse movido, por su voluminosa cifra, en maletas, y ahora están las maletas de los sobornos a los congresistas, para no hablar de las maletas de los ministros, porque muchos, en su gran mayoría, son unas maletas y se salvan muy pocos.