A las 6:15 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy viernes 29 de septiembre en SEMANA? Pues la opinión quiere en torno a una pregunta, ¿qué fue lo que el Gobierno les ofreció a los indígenas Misak, además de plata, para que aceptaran la invitación de hacerse presentes en las movilizaciones de la plaza de Bolívar del día de ayer?
Pues no tenemos ni idea, es un misterio qué fue lo que les ofreció, pero algo tuvo que ser, porque ayer intentaron entrar a la fuerza tumbando las vallas que protegen el Palacio de Nariño. La fea fría y fantasmal, en palabras de su propio inquilino, el presidente Petro, la vivienda presidencial, a donde repito, intentaron entrar los indígenas a la fuerza a cobrar su deuda.
El hecho es que muy formales y siguiendo instrucciones como las de la época del esclavismo, a la que tanto alude Petro, se presentaron muy cumplidos a participar en las marchas del 27 de septiembre, pero ya terminado su compromiso y ante el hecho de que las promesas que les hicieron no se las cumplieron intentaron entrarse a la fuerza a la Casa de Nariño.
Para calmarlos, el Gobierno se vio obligado a prometerles que hoy los atenderá para escuchar las exigencias y cumplirle los compromisos que, insisto, el resto del país aún no conoce. Ellos solo dicen que piden del Gobierno 10 minuticos de atención por parte de quien aparentemente pactó esos compromisos, la viceministra del Interior, Lidia Solano.
Pues que hoy los reciban y aclaren las cosas, porque al paso que vamos los que van a terminar muy asustados son los fantasmas del palacio feo, frío, donde actualmente vive el presidente Petro cuando está en Colombia, que, por cierto, ya alista viaje a China y Alemania, donde tendrá tiempo de desaparecer su par de días habitual.
Lea la primera opinión de María Isabel, hoy 29 de septiembre:
¿Qué opina María Isabel? Lo dicho: adiós a la regla fiscal en el Gobierno Petro
Estaba cantado a voces. Un Gobierno populista, donde todo se arregla con subsidios, no iba a aguantarse la inflexibilidad de la regla fiscal establecida para que el país tenga claro, según sus ingresos, cuánto puede gastar. La disculpa para abrir el boquete es invertir en lo ambiental. Por ahí se empieza, pero no se sabe donde termina. Y esperen el siguiente capítulo: el encarecimiento de la deuda, en medio de una posible recesión.
A las 6:00 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel, hoy viernes, 29 de septiembre, en SEMANA? Pues la opinión va derecho a recordar lo que ya habíamos sospechado y advertido que un gobierno populista como este, lógicamente, terminaría violando la regla fiscal establecida en el 2011 bajo el gobierno de Juan Manuel Santos para comprometer a los gobiernos colombianos, pues a que no gasten más allá de un tope y a que no se endeuden más allá de un compromiso con el país.
Esto con el objeto de garantizar la credibilidad y la estabilidad económica de Colombia, pero claro, una regla que por su propia razón de ser es inflexible se incendia en un Gobierno que, por su propia esencia populista, subsiste a punto de ofrecerle subsidios a todo el mundo y de confundir sus cines.
Porque, por ejemplo, nadie le critica al Gobierno Petro el esfuerzo por darle una pensión de subsistencia, por pequeña que sea, a los ancianos que no tienen derecho a ella, por ejemplo, pero la razón que adujo el presidente en su discurso de la plaza de Bolívar para este subsidio fue la de que gracias a ellos, con esa platica los ancianos pueden asegurarse el amor, el cariño y el cuidado de sus seres queridos cuando esa asistencia a los ancianos no se debe asegurar por el hecho de que tengan un derecho a pensión, o sea, comprarla, sino por amor, por tener familiar y filial, por humanidad, y no por intereses económicos que logren comprar todo lo anterior.
Este es un ejemplo de cómo el cambio de visión ética y de principios le sirve a este Gobierno para proponer un subsidio para todos los devotos y la popularidad de un presidente que, en un año, se ha gastado buena parte de ella. Y para abrir este boquete de volar la regla fiscal, que se sabe dónde empieza, pero no dónde termina, se ha propuesto que su inflexibilidad comience a romperse por el sector de los temas ambientales a los que se propone abrirle un mayor margen fiscal.
Eso nos aleja incluso de recuperar la calificación en el grado de inversión a corto- mediano plazo, lo cual encarece nuestros endeudamientos. A Colombia le seguirán prestando plata, claro, pero mucho más cara por un aumento en la prima de riesgo que permite enfrentar el peligro de una economía que ha disminuido su seguridad.
Está planeado que este Gobierno aumente su deuda de 55,8 % del PIB en 2023 a 57,1 en el 2024. Es decir, el país entra en un período en el que no existe claridad, ni por ende, garantías de cuánto puede llegar a gastar frente a sus ingresos estructurales, o sea, a la plata que le entra.
En conclusión, como lo resume sabiamente el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, no es buena idea pensar en modificar la regla fiscal para acomodar más el gasto público.
El cóctel es así, una deuda del Gobierno alta, altísima, con el gasto más alto de la historia y un déficit superior al 4 % del PIB, muy por encima al de otros países de la región y con una prima de riesgo, país que sube incluso antes del anuncio de violar las reglas fiscal y todo esto al borde de un riesgo de recesión en el país. Total, cóctel bomba.