A las 6:25 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy viernes 27 de octubre en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la permanente y recurrente preocupación por la buena marcha de las elecciones del domingo.
El presidente, desde una deliciosa parada en Hawái, de regreso con la china de la China, opina que tales preocupaciones son para producir una burbuja para generar votos. Dice que no va a contar para quién y no se entiende qué relación tiene una cosa con la otra, ni si que haya más votos en Colombia favorece a sus intereses o los perjudica.
Pero desde Hawái cualquier cosa que se diga, por incoherente que sea, se vale, ¿qué responsabilidad se puede exigir a declaraciones enviadas desde el paraíso?
Pero aquí en Colombia las cosas son bien diferentes, no es la fiesta democrática, como pretende decirlo el ministro del Interior, Velasco. A las alturas de esta madrugada, dos días antes de las elecciones, y en medio de otro bloqueo de taxis en Bogotá, la situación electoral es la siguiente: la asesoría insiste en que en 133 municipios, incluida la ciudad de Bogotá, hay peligro de problemas de orden público el domingo.
No ha sido posible que lleguen los tarjetones electorales a 166 puestos de votación en 13 departamentos del país, la Registraduría pide helicópteros para el transporte, pero el Gobierno dice que si quiere los helicópteros, la Registraduría debe ayudar a pagar la gasolina o, de lo contrario, que mande el material electoral por tierra.
Yo tengo una solución, que le pidan prestado el helicóptero a la vicepresidente Francia Márquez, que de algo debe servir. El problema no es solo el traslado de los tarjetones, sino de los funcionarios a su vida y su retorno a y desde la jornada electoral.
Otras cifras indican que exactamente son 51 municipios a los que no se ha podido enviar en los tarjetones por escasez de movilidad y 21 a donde no se ha podido acceder por problemas muy graves de orden público.
Pero lo más insólito es la reacción del inexistente ministro de Defensa, Iván Velásquez, porque en medio del supuesto cese al fuego con las disidencias de las Farc, el Ejército sigue sin poder entrar al corregimiento de El Plateado, Cauca, tomado de cabo a rabo y desde hace rato por dichas disidencias. ¿Y qué dice el fantasma de Velásquez? Que no ha sido por deficiencia de las fuerzas militares que no se ha podido, sino, óiganlo bien, por prudencia del Ejército para no causar una confrontación.
Es decir, ya en Colombia la transformación del Ejército, al que secuestran un día, atracan y roban al otro, ha dejado de ser un ejército que actúe o disuada a pasar a ser uno prudente que ni actúa ni disuade. Mejor dicho, sobre la turbulencia de estas elecciones: aloha.