A las 9:16 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy jueves 13 de julio en SEMANA? Pues que ganamos, no solamente ganamos, ganamos todo. Esa es la conclusión del fallo de La Haya, que tenía el gravísimo peligro de que Colombia pudiera perder plataforma continental y que Nicaragua extendieran las suyas sobre las 200 millas de nuestra zona económica exclusiva del Caribe.
Vamos por partes, la Corte se negó a hacer esa nueva limitación marítima entre Colombia y Nicaragua. Primero, porque el derecho consuetudinario impide que una plataforma continental se traslape sobre la zona económica exclusiva de otro país y 200 millas que son la zona económica exclusiva genera en San Andrés y Providencia, no así Serranilla y Baja Nueva, luego, ahí no hay ninguna discusión al respecto y, por lo tanto, la Corte se negó a meterse en una discusión que no existe.
En cuanto a Serrana, pues el fallo contra Colombia en 2012 lo dejó enclavado en aguas nicaragüenses, esto tampoco genera ninguna discusión, aunque la Corte hizo mención en varios ejemplos de donde existe la llamada zona gris que habría dejado Nicaragua con plataforma extendida por debajo de aguas colombianas y ese peligro existía, la Corte tampoco consideró que esa zona gris, bastante absurda por cierto, fuera aplicable en ningún pedacito de nuestros límites con Nicaragua.
De manera que el equipo colombiano le funcionó su estrategia de no entrar a discutir ningún límite con Nicaragua, sino a sostener que el problema limítrofe era jurídico y que eso impedía que la plataforma extendida de Nicaragua se metiera en las 200 millas de archipiélago o el continente, porque eso lo prohíbe el derecho consuetudinario.
Irónicamente, lo que perdimos con el fallo del 2012, pues que ya está definitivamente perdido y su regulación acepta la Corte, dependerá de acuerdos de pesca y de un nuevo tratado aún pendiente con Nicaragua, nos ahorró una nueva delimitación, es así de claro.
Y lo mejor de todo es que, como el del 2012 denunciamos el Pacto de Bogotá y nos retiramos de él, pues Nicaragua ya no podría o no podrá volver a demandar nunca más a Colombia, y nunca más tampoco Colombia tendrá que regresar ante la Corte de La Haya de la que salimos definitivamente, nos libramos de ella. Es decir, ¡moñona!
Ahora, viendo las cosas de para atrás, ¿sería acaso un error que Petro, el presidente Petro, se haya presentado en San Andrés con toda la cúpula militar, ahí si usando un lenguaje militarista bélico que a él no le gusta usar, amenazando con aviones de guerra si era del caso, para cuidar el aire, las aguas y el territorio colombiano?
Pues solo digo una cosa, menos mal que el fallo ya estaba escrito, porque la actitud bélica del mandatario colombiano de pronto habría influido en la Corte de La Haya para que no se abstuviera de ordenar una nueva delimitación limítrofe entre Colombia y Nicaragua. Es que hasta eso nos salió bien.