¿Qué estará opinando María Isabel, hoy viernes, 9 de febrero en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al desafío que lanzó el Partido Comunes, ex-Farc, contra uno de sus engendros, la JEP, creada y diseñada por el proceso de paz, pero que ahora no satisface las expectativas de los ex-Farc, más aún, la consideran la culpable, háganme el favor, de que muchos excombatientes estén regresando al monte a falta de la amnistía convenida para mandos medios y combatientes rasos, mientras sanciones más fuertes quedaron solamente reservadas, quién sabe para aplicar cuándo, para los máximos responsables de los hechos.
El vocero de esta denuncia, que confunde mucho a la opinión, es alias Carlos Lozada, hoy senador Julián Gallo. ¿Y de qué se queja el señor Gallo sobre la JEP? Pues lo primero son los cuestionamientos técnicos; según alias Losada, la JEP está atrasada en 3.000 amnistías que están implicando que muchos rasos se regresen al monte, según él, porque les incumple lo prometido en los acuerdos discutidos en La Habana.
Lo que pasa es que este acuerdo estuvo tan frágilmente tejido, que en el camino han surgido dos tipos de máximos responsables: los que ejercían liderazgo dentro de las Farc y los que, sin ser líderes propiamente dichos, ejercieron una participación determinante en hechos criminales muy representativos que sacudieron a la sociedad, como fue la bomba al Club El Nogal, además de secuestros de reclutamiento forzado y de violencia contra la mujer.
Lo curioso es que la protesta se da en plena visita del Comité de Seguridad de la ONU para lucirse, visita que también fue aprovechada por el presidente Petro y por Fecode y la CUT para hacer una demostración de fuerza contra la Corte Suprema y de apoyo al presidente Petro, quien nunca ha sido simpatizante de la JEP y está convencido de que la paz total no solo es viable, sino que es capaz de ponerle la pata al Nobel de Paz de Juan Manuel Santos en su acuerdo de desmovilización con las Farc, según el cual se querrá amnistiar a casi todo delincuente.
Las Farc, además, están furiosas con la suspensión de su canciller, Álvaro Leyva, que ha sido muy amigo y aliado de ellas desde hace muchos años. El problema de esta descuadernada comenzó con el desastroso desempeño de Danilo Rueda como comisionado de Paz, con todas sus gafas, pues absorbió, sin ser capaz para ello, la Unidad para la Implementación de la Paz.
Incluyendo la paz total y el acuerdo con los ex-Farc, que se le salió de las manos, hoy bajo la batuta más experimentada del nuevo comisionado de paso, Otty Patiño, se pretende partir las funciones entre un funcionario que se encargue de los procesos de paz nuevos de la paz total y otro funcionario que se encargue de la implementación del acuerdo de paz con las Farc propiamente dicho. Pero la película que nunca pensamos ver es que los ex-Farc cogieran a patadas a su juguete, la JEP.