¿Qué estará opinando María Isabel hoy jueves 20 de abril en SEMANA? La opinión gira alrededor de lo que la ministra Corcho puede reclamar de lo que pasó ayer como victoria suya durante la sesión en la Comisión Séptima de la Cámara.
Donde sólo cuatro representantes votaron a favor de archivar la reforma de la salud, pero 17 representantes más, incluidos los votos de los tres partidos que en apariencia se le revelaron a la reforma, lo impidieron votando en contra de archivar el trámite del proyecto. De manera que el debate continuará, y como estaba cantado, muy probablemente terminará con el apoyo de estos partidos en medio de los descarados chantajes burocráticos que les ha hecho el gobierno del ‘cambio’.
Aquí lo que ha pasado es bastante penoso. Cuando se les pregunta a las directivas de estos partidos qué opinan sobre las peticiones de renuncia que el Gobierno ha hecho a los viceministros que les tienen repartidos en el gabinete, ellos le restan importancia, se hacen los que no es con ellos, calificando las renuncias protocolarias como normales. Dicen que se piden en todos los gobiernos, lo cual no es cierto.
Se piden para chantajear a los partidos de manera que se obtenga un apoyo a un proyecto de ley en el Congreso. La posibilidad de que este chantaje le funcione al gobierno del ‘cambio’ es alta altísima, y entonces a los partidos podremos exigirles una responsabilidad histórica por la forma en que nos acabarán el sistema de salud a los colombianos mientras el país observa el trámite de esta reforma como anestesiado.
El exministro Alejandro Gaviria volvió a pronunciarse ayer, criticando que en este gobierno a quienes piensan distinto los tachan de defensores del negocio de la salud o de corruptos. Y asegura que eso no construye, sino que paraliza. Y nuevamente enumera cinco puntos que son los que más le preocupan de la reforma, como buen conocedor del sector salud.
Primero, que el sistema de salud que este gobierno prepara con su reforma llevaría a una crisis financiera, y le pide el ministro de Hacienda tomar nota al respecto, porque tendría efectos inmediatos sobre la prestación del servicio. Dos, que la reforma fragmenta el sistema entre el primer nivel de atención y los niveles de atención de mayor complejidad, lo cual hará más traumática la atención del paciente.
Tres, que la reforma sí acaba con las EPS y sus capacidades acumuladas durante 30 años en manejo de enfermedades crónicas, gestión de riesgo, auditorías, compras de servicios. En ese escenario, dice Gaviria, su papel de gestora se quedará sin sentido y asegura que muchas EPS terminarán saliendo del sistema y hasta del país ―cuando son inversionistas extranjeros― evidenciando una crisis de atención.
Cuarto, que a la Adres le darán funciones que no tiene capacidad de asumir. Y quinta, la falta de claridad ―que es gravísima― en los planes de transición del sistema actual al posible sistema futuro. Los partidos Liberal, Conservador y de La U insisten en que si les aceptan todas sus proposiciones, apoyarán la reforma.
Pero es que les han dejado superclaro, del presidente Petro para abajo, que no se las van a aceptar todas. Porque el presidente Pedro dice no va a renunciar jamás a que sea el Estado el que maneje los recursos públicos de la salud, que entre los cuales se incluyen nuestros aportes, los de los empresarios, los de los trabajadores. Y que los anuncios de cambio son para eso, para que haya cambios, o si no, ¿para qué?
Escuche aquí la segunda opinión de María Isabel del día de hoy:
¿Qué opina María Isabel Rueda? Y Petro visitó la OEA…
Allá fue a proponer que se modifique la carta democrática que rige al organismo, para que Cuba y Venezuela puedan regresar a la OEA. Pero eso sí, obligó a salir del recinto al embajador peruano, ofendido por la descarada injerencia del presidente colombiano en la política interna peruana.
¿Qué está opinando María Isabel hoy, jueves 20 de abril, en SEMANA? Pues la opinión gira alrededor del show que hizo ayer el presidente colombiano Gustavo Petro en su visita a la Organización de Estados Americanos (OEA).
Allá, el mandatario fue a proponer que se reforme la carta democrática que rige la organización, lo cual es apenas un saludo a la bandera, porque una reforma a la OEA requiere unas difíciles mayorías y porque el país más poderoso detrás de la organización es Estados Unidos, que no necesariamente bailan al vaivén de los caprichos del mandatario colombiano.
También planteó la posibilidad de que Cuba y Venezuela sean readmitidos en la organización. Los casos son distintos, el que fue vetado en la OEA por falta de garantías democráticas fue el Gobierno cubano, pero no el país Cuba. El Gobierno cubano fue señalado en su momento de ser marxista leninista, lo cual es incompatible con la carta democrática, una dicotomía bastante difícil de entender, la verdad sea dicha.
Tampoco está claro que a Cuba le interese regresar a la OEA. En su momento, ante la posibilidad, Raúl Castro dijo que más probable sería que el mar del Norte se juntara con el mar del Sur, o que naciera una serpiente de huevo de águila.
En cuanto a Venezuela, fue dicho país el que voluntariamente se retiró de la organización. Depende, entonces, de su gobierno si apoya las garantías democráticas a la oposición, en el camino de adelantar la iniciativa de que la readmitan en la OEA.
Pero en el show que hizo ayer Petro sí logró algo: que el embajador del Perú se retirara furioso de la sesión, se parara y se fuera, cuando el presidente Petro dijo que él quería recordarles a los presentes que en Perú hay un presidente preso sin sentencia judicial.
En primer lugar, Pedro Castillo, al que Petro se refiere, ya no es el presidente de Perú, fue destituido por el Congreso de su país luego del autogolpe que intentó darle al Congreso. En lo que Petro tiene razón es en que Castillo gobernó con mucha oposición encima, pero es que la oposición, señor presidente Petro, forma parte de la democracia.
Exigir una decisión judicial para la destitución de Castillo, como lo hizo Petro ayer en la OEA, hay quienes adivinan o interpretan que Petro podría estar “cuidando su propio día de mañana”. Pero la pregunta es: ¿si molestando de esta forma a Perú, hasta forzar el retiro del embajador peruano de la sesión de la OEA, es como Petro quiere redefinir la carta democrática?
Y la pregunta que queda es si generando este tipo de reacciones, protagonizando este tipo de shows y lo que quiera que resulte del balance final de su visita en Estados Unidos, Gustavo Petro logrará ganarle el pulso al presidente brasilero Lula da Silva en la consolidación de un sólido liderazgo continental.