¿Qué estará opinando María Isabel hoy jueves 7 de diciembre en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al portento que nos resultó el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, que logró, a punta de mermelada muy bien repartida, la vergonzosa agachada, acuclillada, ante los intereses del país, de la mayoría de la Cámara de Representantes del Congreso de la República.
Como resultado, según Jaramillo, se aprobó en segundo debate de una reforma que él califica como progresista, equitativa y justa, tres calificativos fácilmente tumbables. Regresa primero el fallido Seguro Social a Colombia, que fracasó rotundamente en el país, eso no es progresista. Tampoco tiene de progresista que termine la salud manejada por politiqueros.
No será equitativo que la salud en Colombia vuelva a distinguirse entre pobres y ricos, mejor atención para los que la pueden pagar, ni justa tampoco porque solo quienes tienen recursos podrán saltarse las colas impuestas por la burocracia de las frágiles Caps para pagar una cita médica de manera privada.
Pero la facilidad verbal con la que el ministro dice cada barbaridad es lo más asombroso. Primero dijo que a los colombianos los fabricantes de vacunas nos usaron como experimento; claramente lo digo, prefiero haber sido usada como experimento que haber perdido la vida como muchos amigos a quienes echo mucho de menos, quizá más cada día, y que no alcanzaron a que les salvara la vida el experimento de las vacunas.
Ahora nos sale el ministro Jaramillo con que las unidades de cuidados intensivos hicieron un magnífico negocio con la pandemia. Con razón muchas personalidades políticas han salido a decir con gran alivio que, gracias a Dios, Guillermo Alfonso Jaramillo no fue el ministro durante el manejo de la pandemia porque no habríamos tenido ni vacunas ni cuidados intensivos.
¿Será ese el nuevo criterio bajo el cual se manejará la salud de los colombianos? Por la gran vendida de la mayoría de representantes a la Cámara que quedan con gran deuda con el país hacia el futuro, que no se nos olvide.