¿Qué estará opinando María Isabel hoy martes 13 de febrero en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al viaje en helicóptero del ministro de Hacienda, por la ruta que va a recorrer el metro de Bogotá, porque no resultó tan inofensivo el viajecito.

El costoso paseo en el vehículo favorito de Francia Márquez, del funcionario de Hacienda, resultó siendo la disculpa perfecta para que muy seguramente el Gobierno por lo menos le demore o embolate el 70 % que por ley debe aportarle el Gobierno central a la ciudad para ayudarle a financiar el metro.

Ministro de Transporte, William Camargo, y de Hacienda, Ricardo Bonilla, tras el sobrevuelo para verificar avance con el metro de Bogotá. | Foto: Ministerio de Transporte

La explicación es un poco técnica, pero es bueno que la entienda la ciudadanía, porque con esa jugadita el Gobierno Petro puede dejar de financiar fácil al sector de la infraestructura del país y destinar ese dinero del presupuesto para hacer política. Estamos hablando de 13 billones, con ‘b’, billones de pesos, media reforma tributaria anterior para manejarlos como partidas globales.

Jorge Iván González salió del Gobierno en medio de un novelón.

Antes de irse, el exjefe de Planeación Jorge Iván González había dejado las cuentas clariticas, pero quien quedó manejando a la entidad, que fue el propio presidente Petro, dijo: “Esto así a mí no me sirve”, y le apunta ahora a meterle la plata a las Juntas de Acción Comunal.

En el presupuesto, las vigencias futuras son muy detalladas, estrictas y solemnes, se vuelven una obligación del Estado; lo que insinúa el ministro Bonilla es que cambiaría el destino de las vigencias futuras comprometidas con las asociaciones público privadas que piensa renegociar, entre otras, muy posiblemente la del metro de Bogotá con los chinos.

Pues considera que el metro, precisamente el que no le gusta a Petro (¡qué coincidencia!), está crudo, mal diseñado y se están tumbando árboles. Entonces, para nutrir la bolsa de las partidas globales del préstamo del presupuesto, les metieron mano a las vivencias futuras. Eso ahuyentaría la inversión por falta de seguridad jurídica, quedando en vilo 57 obras de infraestructura, por lo menos.

Patio taller del Metro de Bogotá. | Foto: Ministerio de Transporte

La alerta la han dado importantísimos economistas del país, como los exministros Mauricio Cárdenas, Juan Camilo Restrepo, Alejandro Gaviria y José Manuel Restrepo. En el trasfondo, está aquello por lo que González se fue de la jefatura de Planeación: la intención de Petro de no meterles ni un peso del presupuesto a los municipios que quedaron bajo el manejo de sus adversarios políticos.

Ante la amenaza del ministro Bonillita de que tendrá que repensar el desembolso convenido para este año de 776.139 millones para el metro de Bogotá, dado el nivel de retraso de la obra que detectó, qué vaina, como decimos los bogotanos, que nuestro alcalde Carlos Galán se haya enfermado de apendicitis precisamente coincidiendo con esta amenaza. Desde aquí le enviamos nuestros francos y mejores deseos para que se recupere muy pronto y con las fuerzas suficientes para defender al metro de Bogotá.