A las 6 en punto de la mañana, ¿qué se estará preguntando María Isabel, hoy jueves primero de febrero, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al escándalo de las donaciones de Fecode a lo que, según consta en una hoja membretada, firmada por el entonces fiscal del sindicato, publicada por SEMANA, se trataba de una donación para la campaña Petro Presidente por 500 millones de pesos, a la que se le hizo el esguince de pasarla primero por el partido Colombia Humana, el partido del humano Petro.
Estas son las faltas cometidas por el sindicato de maestros. Uno, para el momento de la donación, Colombia Humana ni siquiera jugaba ya en las elecciones presidenciales, porque el entonces candidato Petro era candidato, pero del Pacto Histórico. Dos, Fecode le puede regalar la plata de los maestros a quien quiera, pero, según concepto del Consejo Nacional Electoral, que poco sirve y pocas veces se pronuncia, en esta oportunidad sí lo ha hecho.
Las donaciones se pueden hacer siempre y cuando los partidos o movimientos que hacen parte de la coalición que apoya al candidato presidencial no inviertan sus recursos en la campaña, pues porque se vuelve un esguince, lo que incluye no pagarles a los testigos electorales, con el estúpido pretexto de que, como la donación era para usar el día de las elecciones, jurídicamente la campaña ya había terminado; sin embargo, los testigos electorales actuaban pagados para cuidar unos votos específicos. ¿Eso acaso no forma parte de la campaña del protegido? ¿Entonces de qué?
Tercero, dice el Consejo Nacional Electoral que los dineros aportados a una campaña deben estrictamente ser canalizados a través del gerente de la campaña y de sus respectivos auditores. ¿Qué pasó al respecto en la Campaña Petro?
Cuarto, muy importante: por ningún motivo esa plata, así sea donada a través de un partido o movimiento rumbo a una determinada campaña presidencial, puede violar los topes legales de la campaña, porque eso hoy configura un delito que puede incluso costarle su cargo al propio presidente de la República. Por loco que suene, si la campaña Petro, supuestamente, estuvo a muy poco de su tope legal sin los 500 millones, con los 500 millones de los maestros del país los gastos de la campaña estarían muy por encima de sus topes.
Y, finalmente, sexto: las personas jurídicas no pueden hoy invertir en las campañas presidenciales y Fecode lo es. Yo me pregunto: ¿qué opinará un maestro de pueblo? De aquellos cuya mística como maestros los lleva a poner alma, vida y sombrero en escuelitas frágiles en remotos lugares del país, si ese maestro estaría de acuerdo con que los ahorros de sus copartidarios maestros en su sindicato (Fecode) se inviertan en campañas políticas, cualquiera que ella sea y no se pongan al servicio de la causa de la propia educación. Total, Fecode quedó con este ingrato incidente en que ganó puntos con Petro, pero los perdió con muchos de sus afiliados y con el país, en el que ya tiene un mancillado prestigio.