A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy jueves 5 de octubre en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a las confusas circunstancias en las que se llevará a cabo la visita del presidente Petro a su homólogo chino, Xi Jinping, porque lo que ha trascendido inicialmente es que este se niega a discutir con el mandatario colombiano las características planteadas en la construcción del Metro de Bogotá, por considerar un tema entre la Alcaldía de esta ciudad y unas empresas chinas.
Un tema particular, que no es de Gobierno a Gobierno, pero en las últimas horas la versión ha sido desmentida, con la posibilidad de que algunos tramos sí se pueda discutir que sean cambiados a subterráneo.
Pero jurídicamente, que Petro y Xi puedan sentarse a tomar té y a modificar a dedo lo que contrató la empresa Metro de Bogotá con el consorcio de empresas chinas es abiertamente ilegal y tiene enfurecida, con toda la razón, a la alcaldesa Claudia López.
Quien ha declarado que el Metro no se va a parar. Esto no es un contrato, repito, de Gobierno a Gobierno, sino entre el distrito de Bogotá con unas empresas chinas. Sólo en la terquedad de Petro, por un lado, y sus ansias de recorrer el mundo.
Por el otro, untándose mediáticamente de importantes líderes internacionales para echarles el rollo climático, es lo que inspira al presidente colombiano a insistir en que el tema de la modificación del contrato del Metro estará sí o sí, como diría Francia Márquez, en la agenda bilateral.
Pero, además, como China está tan lejos y es un país tan apasionante, al presidente le queda mamey, no sé cómo se dirá eso en chino, perderse durante sus dos días habituales en sus giras internacionales. Ya veremos si sí apoya el cambio del diseño del Metro y si Petro se aparece el día programado para el regreso de su vuelo.