A las 6:00 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel, hoy miércoles 16 de agosto, en SEMANA? Pues, la opinión gira en torno a una radiografía; escuchen, pues, su descripción. El Cauca tomado es el nuevo punto estratégico de exportación de cocaína a Nariño y de ahí a Europa, África, Australia y Asia. No se ha erradicado este año ni una hectárea de coca en esta zona. Las Naciones Unidas, preocupadas por la violencia en Colombia, reportan 52 masacres en lo que va corrido del año: 11 % más que el mismo periodo del año pasado.
Ha habido 47 asesinatos de líderes sociales, han asesinado a 37 policías. El Defensor del Pueblo advierte que, en 380 municipios, hay riesgos altos y extremos por las garantías de las elecciones regionales este octubre. En Bogotá hay alarma roja por la posible presencia de un curtido grupo explosivista y sicario del ELN que estaría en la ciudad planeando no sabemos qué cosas. Y, finalmente, en mi radiografía, el Dane nos sorprende ayer con la noticia de que, en el segundo trimestre del año, la economía escasamente creció el 0.3 %.
A cambio de esta desaceleración, el Gobierno propone aumentar el gasto público y, ¿quién paga el gasto público al final? Adivinen. Ante este panorama, ¿será que el presidente de la República se está lavando las manos amenazando a los ministros con que “el que no mejore su ejecución en los próximos 30 días se va”? Esa advertencia pone a los ministros en una sinsalida que posiblemente los lleve a tomar decisiones a la topa tolondra.
Ya, por ejemplo, se produjo la primera de esas decisiones. Los ministros de Transporte y Agricultura pidieron innumerables renuncias protocolarias en su sectores. Estos son dos de los tres ministerios, con el de Ambiente, que están principalmente señalados por su baja ejecución presupuestal.
Como siempre, este presidente busca culpables lo más lejos que pueda de las responsabilidades que a él le caben y le competen; entonces, se inaugura en Colombia una nueva forma de gobernar: amenazar con tumbar ministros, cuando esos son anuncios mediáticos que no corresponden si un presidente responsable de sus metas se ocupara del día a día del funcionamiento de sus fusibles. Pero, como sabemos, este presidente divaga, viaja y se engolosina con su soliloquios, entonces, pues ¿a qué horas trabaja? ¿Los van a sacar a todos, a todos sus fusibles ministros?
Lea la segunda opinión de María Isabel de hoy miércoles 16 de agosto:
¿Qué opina María Isabel? ¿Con 75.000 crímenes encima, Salvatore Mancuso libre?
Suena como un imposible, pero puede resultar cierto. Con su nombramiento oficial como gestor de paz, ayer el ministro de Justicia anticipó esa posibilidad. Solo falta que finalmente lo acepte la JEP, para que lo consientan y pueda salpicar al que el Presidente Petro quiera.
A las 6:10 de la mañana, ¿qué estará opinando María Isabel, hoy miércoles 16 de agosto, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al nombramiento, ya fruto de su designación oficial, del paramilitar Salvatore Mancuso como gestor de paz por parte del presidente Petro.
De inmediato, se produjeron tres reacciones en contravía. La del ministro de Justicia que anuncia que cuando Mancuso regrese al país podría recuperar su libertad, pero que los casos en su contra por delitos cometidos en Colombia seguirán avanzando, seguirán su curso.
Al nombramiento de Mancuso como gestor de paz, se opone rotundamente la procuradora Margarita Cabello, que considera que a Mancuso no se le puede dar la libertad ni creer como gestor de paz, cuando no ha cumplido con sus obligaciones de colaboración en Justicia y Paz, instancia encargada de investigar y sancionar los 75.000 crímenes que se le adjudican a este señor.
Si detenido no lo hizo y tocó extraditarlo a los Estados Unidos, porque siguió delinquiendo después de su supuesta desmovilización, ¿qué se puede esperar ahora con el estímulo de su libertad? Pues existe un riesgo: que lo que realmente el presidente Petro quiera nombrándolo como gestor de paz, sea que la JEP admita a Mancuso y que allá, para conservar su libertad y limpiar su nombre o que le aflojen las esposas, salpique a todos a quienes Petro aspira a que salpique.
Porque ante la JEP, Mancuso no tendrá contraparte distinta a sus magistrados, que han demostrado su absoluta disposición para sancionar crímenes de guerra y de lesa humanidad, como lo demuestra la inexistencia de sanción alguna contra la cúpula de las FARC, que se pasea oronda entre sus curules en el Congreso y hasta dictan cátedra de moral, como la mujer de Tirofijo.
El fiscal Barbosa es la tercera opinión en discordia, que también dice que la orden de captura que tiene encima Mancuso en Justicia y Paz tiene que hacerse efectiva. Falta ver si Estados Unidos ahora extradita a Mancuso a Colombia, para que supuestamente termine de pagar por sus delitos, si no se atraviesa la complaciente JEP, o lo envía a Italia, a donde Mancuso ha pedido su deportación, pues tiene la nacionalidad de dicho país por el origen de su padre. Por donde se mire, el caso Mancuso, libre o ejecutándose su orden de captura en Colombia, augura que será un gran, gran dolor de cabeza.