A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel, hoy viernes 14 de abril en SEMANA? La opinión va por los lados de las últimas horas de la reforma a la salud, que literalmente pueden ser sus últimas horas.
Porque siguen apartados tres importantes partidos políticos de su articulado, acompañados de las mismas preguntas. ¿Serán serios, en imponer su posición a la reforma si no se incorporan al texto sus inquietudes? O ¿seguirá abierto del compás de espera para el aumento de su participación en el gobierno, caso en el cual no serían entonces las últimas horas de la reforma?
Por lo pronto, las relaciones con el Gobierno están varadas, alrededor de 133 proposiciones legislativas que han radicado los partidos para que sean discutidas en el debate. El más firme de su oposición ha sido el expresidente César Gaviria, al frente del Partido Liberal, que incluso ha elaborado un contraproyecto de ley que se tramitará ante la Comisión Séptima. Y que lo hará como reforma estatutaria, y no por la ordinaria, escogida por el Gobierno para ahorrarse varios debates.
Aunque opiniones muy serias crean que esa vida es inconstitucional y que en la Corte Constitucional, por lo tanto, en caso de ser aprobada, le esperaría un incierto futuro. A la férrea posición del presidente Gaviria se sumó en las últimas horas la del jefe del partido Conservador, Efraín Cepeda ―por fin―, quien asegura que de las 133 proposiciones, la ministra Carolina Corcho solo ha acogido el 20 %, y que, por lo tanto, él no volverá a asistir a más reuniones para conciliar el tema.
Al día de hoy es altamente improbable que la reforma de la salud cuente con los votos para su aprobación, y encima de todo, por cuenta de esta contrarreforma de la salud, crece una diferencia de posiciones entre el ministro del Interior, el estadista Alfonso Prada, y la ministra Corcho, de Salud. Porque este fue quien salió a hacer público que la ministra había resuelto presentar oficialmente el articulado ante el Congreso sin el acuerdo con los partidos. De espaldas del propio ministro del Interior, pero con la firma de dos calanchines: uno liberal y otro de La U que se levantó la señora corcho para firmar la ponencia.
El segundo round de esta diferencia de opiniones entre minInterior y minSalud se ha creado a raíz de que, según Prada, las inquietudes de los partidos serán todas acogidas. Mientras que Corcho dice que no.
El hecho es que según los partidos, si estas inquietudes no se resuelven de aquí al martes, votarán negativamente la reforma. Quién sabe, sin embargo, si estas dificultades favorecerán a la nueva reforma del gobierno que pasa al tablero: la reforma laboral. ¿Será que ante las controversias que ya se avecinan los partidos se mostrarán más blandos? O ¿será que la coalición del Gobierno en el Congreso avanza a hacia su desmorone total?
Porque la pregunta que queda es, ¿por qué si los partidos de la coalición tiene tantas proposiciones ‘inatendidas’ por el texto actual de la reforma la salud, tema vital para los colombianos, insisten en mantenerse en su estatus de partidos independientes en lugar de declararse más bien partidos de oposición?, ¿no sería esto más coherente?
Escuche aquí la primera opinión de María Isabel Rueda, del día de hoy:
¿Qué opina María Isabel? Insólita propuesta del canciller Álvaro Leyva en la ONU
Ayer le pidió a su Consejo de Seguridad que envíe una comisión a Colombia, a investigar el supuesto “entrampamiento” de alias Jesús Santrich; así sea sacándole tiempo a temas un tanto más trascendentales en el planeta, como la guerra de Rusia contra Ucrania. ¿Aceptará este importante organismo geopolítico mundial intervenir de manera tan grotesca en la política doméstica colombiana?
¿Qué estará preguntándose María Isabel, hoy viernes 14 de abril a las 6:00 a. m. en SEMANA? Pues la pregunta y la opinión giran en torno a la insólita petición del Canciller Álvaro Leiva al Consejo de Seguridad de la ONU.
Que consiste en que este envíe a Colombia dizque una comisión internacional que investigue a estas alturas de la vida y de los acontecimientos, el supuesto entrampamiento de alias Jesús Santrich, que según Leyva fue lo que condujo, hace años, a quien en varias oportunidades ha calificado como su amigo, a apartarse del acuerdo de paz con el gobierno Santos y a regresar al narcotráfico y a la lucha armada.
Y no al revés, como efectivamente sucedió, que fue Santrich quien fuera pillado con las manos en la masa para el envío de cocaína a Estados Unidos, vía el cartel de Sinaloa, detectada en un operativo conjunto de la DEA y de la Fiscalía. Las autoridades de los Estados Unidos han sido las primeras en negar que existió tal entrampamiento, y recordemos que Estados Unidos es miembro permanente de ese Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el cual se libran importantísimos pulsos geopolíticos entre potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido.
La política internacional de la Cancillería ha ido ante el Consejo de Seguridad para que en medio de temas como la complicadísima guerra de Rusia en Ucrania, la amenaza nuclear Iraní, por ejemplo, el órgano de las Naciones Unidas le abra espacio para ocuparse de un tema judicial colombiano, que además lo llevaría a realizar una polémica incursión calificable de parcial en los asuntos internos de Colombia y su separación de poderes.
Por el contrario, si acaso lo que quedó pendiente en Colombia luego de la muerte de Santrich y de todos los acontecimientos que condujeron a ello en Venezuela, es como influyó la demora de órganos judiciales, como la Corte Suprema y la propia JEP, en el hecho de que Santrich terminara fugándose para engrosar la licencia de las Farc en Venezuela al lado de Joan Márquez.
Junto a la insólita petición del canciller crecen los rumores de que las relaciones de Leyva con la embajadora de Colombia ante la ONU, la indígena arahuaca Leonor Zabaleta Torres, no son buenas. Tampoco con el embajador en Venezuela, Armando Benedetti, y también se rumora que el propio presidente Petro, hace meses, viene registrando cierta insatisfacción con las labores de Leyva frente a su cargo.
Ahora está por verse si el Consejo de Seguridad de la ONU, con su enorme peso específico mundial en la geopolítica del planeta, le abre espacio a Leyva para que mande esa comisión internacional a Colombia a dirimir un episodio de política doméstica. Quizás con la disculpa de que la DEA ayudó en la investigación tras la cual actuaba el peligroso cartel de Sinaloa y que ha trasladado sus tentáculos al país.