¿Qué estará opinando María Isabel hoy lunes 11 de diciembre en SEMANA? Pues la opinión va por los lados del nuevo presidente argentino Javier Milei, quien ayer se posesionó en medio de una honesta advertencia a su país de que se viene encima un gran shock económico que afectará al empleo, a los salarios y hasta a la pobreza.
Para los argentinos, lo del shock económico no es noticia nueva porque desde hace años vienen de shock en shock, básicamente porque bajo el reino de los Kirchner se han permitido barbaridades como un Banco Central que todos los días pone su maquinita de emitir a funcionar, llevando la inflación en el país a límites insostenibles. Su propuesta a cerrar el Banco Central, por ahora, ha quedado en suspenso.
Y como una lección a Colombia, que además sufre de otra inflación adicional a la económica que es la ministerial, mientras la vicepresidente Francia Márquez construye su imperio de la igualdad, Milei firmó el decreto que disminuye en su país la cantidad de ministerios existentes de 18 a nueve, es decir, a la mitad. Se espera que entre las primeras medidas económicas de shock estén la devaluación del peso argentino y la reducción del gasto, que ya comenzó con el cierre de los ministerios.
¿Se habrá anotado mucho la ausencia del presidente colombiano Gustavo Petro durante la posesión de Milei? Pues no mucho, para ser sinceros, a no ser que se compare con la presencia respetuosa y democrática del presidente chileno, Gabriel Boric, quien estuvo presente en la ceremonia a pesar de las diferencias políticas que puedan separarlo de Milei, reconociendo así que el resultado de las elecciones argentinas es incuestionable, por extraña que sea la personalidad del nuevo presidente, que clona sus perros, les tiene nombre de economistas, declara el odio público contra sus padres y tendrá de primera dama a su hermana.
Ah, y profesa la ideología libertaria, poco conocida en el continente. Con una rotunda minoría en el Congreso y la situación económica que hereda, Milei no la tendrá fácil para mantener viva la ilusión que logró producir entre los argentinos la llegada de este excéntrico outsider al poder.