El expresidente Juan Manuel Santos aprovechó el lanzamiento de su libro Una conversación pendiente para hablar de lo divino y lo humano y sacarse más de una espina. Durante las preguntas del público, Santos se refirió, entre otras, al retiro del Ejército del coronel José Luis Esparza, quien participó en la Operación Jaque, uno de los golpes más fuertes contra las FARC donde no se utilizó una sola bala y se logró la liberación de 15 secuestrados, entre ellos Íngrid Betancourt, los contratistas estadounidenses, entre otros.
“Iba listo para ascender al general, estábamos Íngrid Betancourt y yo en Madrid presentando el libro cuando nos llega la información de que lo descabezaron. ¿Por qué lo descabezaron? Nadie me ha dicho por qué, pero lo descabezaron. Y era la estrella en materia de inteligencia en el Ejército”, dijo el expresidente.
Agregó que ante la baja militar ocurrió un hecho sin precedentes: “Más de 50 oficiales se pronunciaron públicamente y dijeron que era una tremenda injusticia. Más de 40 sargentos mayores, subalternos de Esparza, también se refirieron al tema. Le están pidiendo al presidente y yo me uno a esa solicitud: que se reintegre a Esparza. O que muestren las pruebas que llevaron a que lo llamaran a calificar servicios, o que lo reintegren”, afirmó Santos.
“Estoy de acuerdo con dos personas que no me quieren mucho, María Fernanda Cabal y Salud Hernández, quienes se pronunciaron en favor de Esparza. Miren cómo Esparza nos está uniendo a estas dos señoras y a mí. ¡Que reintegren a Esparza!”, insistió. “Esto es producto de la politización de nuestras Fuerzas Armadas que para mí es de lo peor que ha sucedido en esta polarización”, expresó Santos.
No obstante, esa petición de Santos será en vano. Él, como exministro de Defensa, tiene claro que las decisiones en la jerarquía militar son discrecionales. El almirante (r ) Arango Bacci fue retirado de las filas cuando Santos era ministro de Defensa en el gobierno de Álvaro Uribe. Y el Consejo de Estado, en diciembre de 2020, ordenó al Estado indemnizar económicamente al almirante y a la Fiscalía pedirle disculpas porque lo mantuvieron retenido durante 16 meses en un proceso por supuestos vínculos con el narcotráfico.
De otro lado, el nobel también se refirió al expresidente Andrés Pastrana. Aseguró que quedó peor que Ernesto Samper al revelar la carta tardía de los hermanos Rodríguez Orejuela, donde confirmaban la financiación con dineros del narcotráfico de la campaña del expresidente liberal.
“Diría que fue un tiro en la sien, Pastrana se suicidó con lo que dijo allí, ante la historia. Quedó peor que Ernesto Samper chantajeando al Cartel de Cali para que su adversario político saliera perjudicado con esa carta. Eso lo dice todo”, manifestó Santos, quien insistió en que Pastrana “quedó muy mal”.
Santos se refería al episodio que se suscitó después de la revelación de la carta, cuando los Rodríguez Orejuela denunciaron que también financiaron su campaña presidencial y que dicha misiva surgió por presiones del exmandatario conservador. Los capos afirmaron que fue a través del médico Santiago Rojas, amigo personal de Pastrana, que hicieron llegar el documento señalando a Samper. Y dijeron que plasmaron su escrito por presiones que llegaron desde el palacio presidencial de la época.
La explosiva carta que Pastrana le entregó al sacerdote Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, siguió dando de qué hablar durante el conversatorio del libro de Santos. Incluso, Íngrid Betancourt, también autora del texto, cuestionó la revelación de la carta justo cuando Colombia está en otra fase de reflexión. Esa comunicación, según ella, “dejó un sabor amargo”.
“Él utiliza, de alguna manera la mentira, para tratar de resguardarse de todas las responsabilidad que tiene sobre el hecho de que esa carta hubiera debido llegar a tiempo a los órganos judiciales”, agregó la exsecuestrada, quien recordó que cuando a ella la plagió las FARC y el entonces presidente tuvo que explicar a la opinión pública por qué le había quitado los escoltas, “lo que decide es decir mentiras”.