El escenario se aclaró solo a pocas horas de la votación en el Senado. Marino Tadeo Henao parecía el más opcionado en un punto de la carrera por la magistratura, pero el envión final resultó favorable para Jorge Enrique Ibáñez después de que los senadores de Cambio Radical le dieran su apoyo. Con estos nuevos votos, más con los que ya contaba del uribismo, cristianos y conservadores, su victoria estaba cantada. Y, en efecto, así sucedió. El escrutinio le adjudicó 58 votos, 20 más que Natalia Ángel Cabo, quien terminó en segundo lugar y muy por encima de Henao, que se desinfló súbitamente y solo obtuvo seis. Así las cosas, Ibáñez ocupará la silla que dejará vacía el magistrado Luis Guillermo Guerrero cuando finalice su periodo, el 4 de septiembre. Este relevo, en la práctica, no traerá grandes cambios, pero sí mantendrá el equilibrio de fuerzas en una alta corte cuyos fallos tienen una enorme trascendencia para el país. Vea: Jorge Enrique Ibáñez, nuevo magistrado de la Corte Constitucional

A lo largo de los años, la Corte Constitucional ha tenido la reputación de ser un órgano de avanzada por decisiones como la que despenalizó el aborto o la que reconoció derechos a las parejas del mismo sexo. Esto ha ocurrido, en buena medida, por el amplio espectro de inclusión que trajo consigo la Carta de 1991, que ha llevado a que la mayoría de los magistrados tengan perfiles liberales y progresistas. Sin embargo, en su interior también hay cabida para posturas más tradicionales y quienes las defienden suelen agruparse en bloque. Así ocurrió, por ejemplo, cuando la Corte determinó que no podía imponer límites de tiempo a las mujeres que desearan interrumpir su embarazo y tres magistrados no estuvieron de acuerdo. Cristina Pardo, Carlos Bernal y Luis Guillermo Guerrero salvaron su voto y confirmaron su rol opositor en la alta corte. Con la salida de los dos últimos, esta oposición se renovará.

Ibáñez, del que se conoce que militó en las juventudes conservadoras de su natal Tunja, entrará por Guerrero en un cambio de fichas que no conlleva alteración ideológica alguna. Por su parte, el reemplazo de Bernal, que renunció en julio para aceptar una cátedra en una universidad estadounidense, saldrá de una terna que elaborará el presidente Duque. Se espera que elija personas afines políticamente. De esta manera, los nuevos integrantes se unirían a la magistrada Pardo y serían el contrapeso del bloque liberal de seis magistrados que encabeza el presidente, Alberto Rojas. Esta división no es absoluta ya que en temas fiscales y económicos la balanza tiende a equilibrarse más con magistrados como Antonio Lizarazo, Alejandro Linares o Gloria Stella Ortiz moviéndose de una orilla a la otra. Pero Ibáñez aterriza en la Corte tras una impecable carrera de 38 años como abogado. Se graduó en la Universidad Javeriana en 1982, en una promoción de juristas como Guerrero, Julia Miranda y Mauricio Fajardo. “Se distinguió por su inteligencia desde primíparo. Cuando un profesor dejaba una duda, uno podía acudir a él para resolverla”, afirma una antigua compañera. Se vinculó al Banco de la República y allí se convirtió en una de las voces más respetadas en derecho económico y administrativo. Asesoró al Banco Interamericano de Desarrollo y después abrió una oficina y dictó cátedra. “No es el típico profesor que todo el mundo quiere, pero sí es un gran ejemplo a nivel intelectual”, dice uno de sus alumnos.

También se desempeñó como árbitro. Quizá por esto su nombre empezó a sonar en la agenda pública. Después de denunciar interceptaciones y seguimientos ilegales, el tribunal de arbitramento que presidía falló contra Odebrecht y el Grupo Aval en el pleito surgido del contrato Ruta del Sol 2. El laudo le dio la razón al Estado, lo salvó de una billonaria indemnización y castigó a la constructora y los bancos. Y si bien no tiene relación directa con Ibáñez, su elección deja un diagnóstico de cómo van las relaciones en el Congreso. El expresidente Gaviria, que tenía como ungido a Henao, no recibió el apoyo de la bancada liberal. En un dictamen de último minuto, los senadores rojos mudaron sus votos a Ángel Cabo. En cambio, el clan Char y Germán Vargas Lleras sí lograron un acuerdo en torno al ganador. Más allá de los respaldos se sabe, por su amplia carrera y temperamento, que Jorge Enrique Ibáñez será un magistrado autónomo.