Pablo Emilio Escobar Gaviria, fallecido líder del infame Cartel de Medellín, se convirtió en una figura icónica en el mundo del crimen organizado durante la década de 1980. Su rápido ascenso a la cima del narcotráfico lo llevó a acumular una riqueza extraordinaria para aquella época, al punto de ser considerado uno de los hombres más adinerados del planeta. Incluso llegó a la lista Forbes, una prestigiosa clasificación de las personas más ricas del planeta.
Escobar comenzó su carrera criminal en las calles de Medellín, donde se involucró en el contrabando de cigarrillos y robos menores antes de incursionar en el mundo del tráfico de drogas. A mediados de la década de 1970, ya era conocido por sus operaciones de contrabando, pero fue la expansión del tráfico de cocaína lo que impulsó su fortuna del narcotráfico.
La década de 1980 fue testigo del gran apogeo de Escobar y el Cartel de Medellín, que llegó a controlar gran parte del tráfico mundial de cocaína, quien amasó una fortuna incalculable. Según un artículo de Forbes, la riqueza personal del capo llegó a los 3 billones de dólares. El asombroso monto no solo provenía del narcotráfico, sino también de actividades como el lavado de dinero, la extorsión y el secuestro.
Escobar no escatimó en gastos cuando se trataba de disfrutar de su riqueza. Poseía numerosas propiedades lujosas en Colombia, incluida la famosa Hacienda Nápoles, donde mantenía un zoológico privado. También tenía mansiones en Miami y otras ciudades, y se dice que gastaba grandes sumas en lujos como autos exóticos, ropa y joyas.
Como parte de sus esfuerzos para lavar dinero y legitimar sus activos, Escobar invirtió en diversas empresas legítimas. Estas inversiones incluían participaciones en sectores como la construcción, la agricultura y la industria. Determinar el valor exacto de estas inversiones también es complicado.
La astronómica riqueza de Escobar no pasó desapercibida para la revista Forbes, que en 1987, incluyó al narcotraficante en su lista de las personas más ricas del mundo. En su momento, su posición en la lista generó controversia y críticas, ya que muchas personas argumentaron que no debería ser considerado un empresario legítimo debido a la naturaleza de su negocio ilegal.
Aun así, la revista Forbes justificó su decisión de incluir al capo destacando la dificultad de verificar las cifras exactas de la gran riqueza de Escobar, pero señalando que las estimaciones sugerían que su fortuna rivalizaba con la de magnates empresariales legítimos.
La inclusión de Pablo Escobar en la lista Forbes resaltó la complejidad de medir la riqueza en un mundo donde las fronteras entre el crimen y los negocios legítimos. Esto, ya que la lista tradicionalmente destaca a empresarios, magnates de la tecnología y herederos de fortunas, la figura del capo del Cartel de Medellín presentó un desafío único para la publicación.
El año 1987, año donde apareció en la revista, se inició del declive de Escobar. Esto, debido a la creciente presión internacional y la persecución de las autoridades colombianas y estadounidenses, el líder del Cartel de Medellín se convirtió en un fugitivo estrella. A pesar de su inmensa fortuna, la vida de Escobar se volvió cada vez más peligrosa, y su riqueza no pudo protegerlo de los peligros que enfrentaba.
En 1993, Pablo Escobar fue abatido por la fuerza pública colombiana mientras intentaba escapar. Su muerte marcó el fin de una era en el mundo del narcotráfico, pero su legado perdura en el mundo, tanto en la memoria de aquellos afectados por sus crímenes como en la fascinación pública por la historia del nefasto líder criminal que con el pasar de los años, ha ido tomando popularidad.