Los hechos escuetos son escalofriantes: Siete policías murieron este martes en una zona rural del departamento de Córdoba, en un ataque que dejó, además, cinco agentes heridos. La sangrienta acción ocurrió pasadas las 8 de la mañana cuando una patrulla policial encargada de dar el relevo matutino cayó en un campo de minas donde fue atacada. En una primera versión, fuentes de la Policía señalaron que, aunque aún no han determinado la autoría del atentado, “en la zona operan las FARC, por lo que se podría tratar de un ataque en solitario de este grupo. Según esta información, el camino por el que transitaban los policías se encuentra en las zonas de influencia que este grupo armado tiene entre Puerto Libertador y Tierradentro, ambas situadas en el municipio de Montelíbano. Los reportes indican que en el área se vivieron momentos de angustia con al menos cuatro agentes desaparecidos, por lo que la Policía organizó un operativo de búsqueda que finalmente localizó los cuerpos sin vida. Pero ¿fueron realmente las FARC las autoras de este ataque? Es muy posible. Aunque informes de inteligencia conocidos por Semana.com dan cuenta de que la situación en el área es muy compleja no sólo por la vuelta a esta región de una guerrilla, que fue expulsada por los paramilitares, sino por la presencia y la actividad de los herederos de estos. Es decir, el clan de los Úsuga. Ya en la semana que pasó cuatro policías murieron asesinados en varios municipios de Antioquia, y tres más en Córdoba. Los uniformados, la mayoría muy jóvenes, estaban desarmados e indefensos. Uno de ellos fue víctima de las balas de los sicarios que entraron a la sala de su casa y acabaron con su vida delante de su hija menor de edad. Semana.com confirmó que estos uniformados fueron las más recientes víctimas de esa macabra estrategia conocida como plan pistola, que tuvo su punto álgido a finales de los años 80 y comienzos de los 90, cuando Pablo Escobar, el jefe del cartel de Medellín, pagaba por cada policía muerto. Ahora el responsable de esa táctica criminal es Darío Antonio Úsuga, alias 'Otoniel', jefe de la banda criminal conocida como los Urabeños o clan Úsuga. Al igual que ocurrió con Escobar, 'Otoniel' y sus secuaces intentan desafiar al Estado con ese tipo de acciones. Pero como ocurrió con el extinto capo de Medellín y sus socios, la historia señala con claridad que quienes lo han hecho siempre pierden y terminan por sentir todo el peso de las instituciones. Y eso es lo que les está pasando a 'Otoniel' y sus lugartenientes. Con el plan pistola el clan Úsuga reaccionó desesperadamente ante una ofensiva de todas las unidades de la Policía, Inteligencia, Antinarcóticos, Dijín y Gaula, que comenzó en diciembre y no se ha detenido. Las autoridades han detenido a más de 350 integrantes de ese grupo, incautado más de 20.000 millones de pesos en diferentes caletas y arrestado importantes jefes clave de esa estructura, así como familiares cercanos. La ofensiva estatal tuvo su más reciente episodio hace pocos días. El 5 de septiembre en el Urabá antioqueño las fuerzas del Estado lanzaron un operativo contra 'Otoniel' que terminó en una intensa balacera. El jefe del clan huyó herido, uno de sus escoltas murió y otros cuatro fueron capturados. A raíz de esa acción policial, el tercer hombre al mando de ese grupo, César Daniel Anaya, alias 'Tierra', ordenó a sus hombres ejecutar el plan pistola contra los uniformados. Pero la Policía no se quedó quieta. El domingo 7 de septiembre, 48 horas después de la operación contra 'Otoniel', comandos llegaron en helicópteros Black Hawk hasta una rústica vivienda cerca del municipio de Turbo, a donde acababa de llegar 'Tierra', delatado por uno de sus hombres. Durante una hora intercambiaron disparos. Uno de los escoltas del narco murió y cuatro más fueron arrestados. Herido por una bala que le rozó la cabeza, 'Tierra' huyó y se escondió entre la manigua. Allí fue detenido. Aunque estaba rodeado de policías, el narco no tuvo reparo en amenazar a los uniformados anunciando que, al igual que sus compañeros, serían asesinados. Esa prepotencia del capo, que no dejaba nunca su pistola de oro y plata, lo transformó también en el terror de Urabá. Fue él quien ordenó el asesinato y las amenazas que lograron desplazar a varios líderes locales de reclamantes de tierras robadas por los paramilitares y los Úsuga. La situación es muy complicada porque 'Tierra' no actúa solo. En Córdoba ahora ocurre lo que hasta hace poco era inimaginable. Este narco –heredero directo de los paramilitares- se asoció con los tres frentes de las FARC que operan allí. El ataque de este jueves abre una serie de interrogantes: ¿Fueron las FARC? ¿Fueron los Urabeños? ¿O una combinación de estos grupos ilegales en Córdoba? Si es así, ¿qué responden los comandantes guerrilleros en La Habana? ¿Tienen control sobre estos frentes? ¿Estos ya se fueron por el camino del narcotráfico puro y duro?