Era un domiciliario, hijo de un conductor de bus que trabajaba en una ruta del SITP provisional. Tenía 26 años, dos hijas de 2 y de 7, y fue una de las víctimas de arma de fuego que fallecieron la noche del miércoles durante los enfrentamientos que sucedieron después de las protestas por abuso policial en Bogotá y Soacha. Su papá cuenta que se lo encontró en una bomba de gasolina, en el norte de Bogotá, hacia las 7:30 de la noche. Se llamaba Cristian Camilo Hernández. Tenía 26 años. Iba a entregar un último pedido y aunque su papá le dijo que no trabajara más, él le respondió que más tarde se veían en la casa.

Sin embargo, su nombre no apareció en el registro de víctimas que entregó la Alcaldía hacia el mediodía del jueves ya que él murió por un balazo en la cabeza en plena vía pública, sin ni siquiera pasar por el sistema de hospitales de Bogotá. En un video que fue publicado por el periodista William Parra en su cuenta de Twitter personal, el padre de Cristian hace una grave denuncia cuando dice que un testigo vio como "dos policías lo arrastraron y vinieron aquí y le pegaron un tiro en la frente". 

La ONG Temblores denunció que cuando la familia de Cristian se presentó en el lugar, miembros de la policía se burlaron de la hermana de la víctima y le tiraron piedras a su hermano. Además, también afirmaron que la Policía retuvo el celular del fallecido, donde habría pruebas importantes relacionadas con el hecho.

En una rueda de prensa en la tarde del jueves, la Alcaldía anunció que le entregaría la investigación de todos los hechos que ocurrieron la noche del miércoles 9 de septiembre a la Procuraduría para garantizar independencia. También insistió en la importancia de una reforma estructural para acabar con el abuso de la fuerza presente entre varios miembros de esa institución.