Como lo anticipó SEMANA hace más de una semana, Alicia Arango fue escogida como nueva ministra del Interior. La Presidencia oficializó su nombramiento este viernes y el próximo 15 de febrero dejará la cartera del Ministerio del Trabajo, para asumir la que estaba en manos de Nancy Patricia Gutiérrez. En su nuevo rol, Arango, de origen cartagenero y de familia política, pondrá a prueba su capacidad de convicción y concertación, algo de lo que hizo gala en la cartera laboral en el año y medio largo que se desempeñóo en ella. Su labor será clave para sacar al Gobierno del atolladero en el que se metió desde los albores del cuatrienio, en parte por la posición critica del Ejecutivo en torno a diferentes temas de la paz y por iniciativas impopulares como la reforma tributaria, pero también por la premisa del presidente Iván Duque de ‘no untar de mermelada‘ sus proyectos de ley, algo que muchos le han alabado, pero que de entrada genera dificultades en un mundillo político acostumbrado a hablar en términos de cuotas burocráticas y demás. Mejorar las relaciones con los partidos sin volver al pasado de las prebendas es un gran reto, pero Alicia Arango parece tener la muñeca para lograrlo y también la experiencia. Por algo estuvo casi ocho años en la Secretaria Privada de Palacio, cuando Álvaro Uribe era presidente. Allí esta administradora con especialización en políticas públicas hizo su maestría en el manejo de los hilos del poder.
Arango cuenta con 25 años de experiencia como funcionaria pública. Fue directora de la regional de Cundinamarca del Instituto Colombia de Bienestar Familiar, entre 1992 y 1994, y en la primera alcaldía de Enrique Peñalosa, allá por el cambio de milenio, se desempeñó como Directora del Instituto Distrital de Recreación y Deporte de Bogotá. Luego apareció en la campaña del 2002 con Uribe. Estuvo con él desde cuando apenas registraba el 2 por ciento en las encuestas y se convirtió en su mano derecha hasta casi el final de su segundo mandato. Y algo parecido hizo con Duque, con quien estuvo desde el minuto uno de campaña. El hecho de ser alguien que le habla al oído al expresidente y de ser también muy cercana al actual mandatario puede llevar a armonizar conceptos y estrategias para que no se vea un partido de gobierno -el Centro Democrático- criticando al Ejecutivo que supuestamente respalda, mientras este se ve a gatas para sacar adelante un proyecto de ley en el Congreso. Arango fue directora del Centro Democrático entre 2014 y 2015, y conoce los intereses que se mueven internamente, pese a que tiene un líder natural aglutinador muy fuerte. La hija de Juan C. Arango -un recordado médico y exalcalde de Cartagena, que también fue parlamentario- se mueve como pez en el agua en el mundo del Congreso y conoce bien a los actores principales de la escena porque lidió con ellos también hace más de 10 años en gobierno que logró respaldos y niveles de popularidad como tal vez ningún otro en la historia reciente del país.
Se conoce que la nueva ministra es directa y no tiene pelos en la lengua para defender sus ideas, pero también es pragmática y sabe dar peleas y negociar. Cuando ha estado en desacuerdo con personajes como el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla -uno de los más poderosos en el gabinete- en temas como el salario mínimo y el régimen de pensiones, lo ha dicho públicamente, y su empeño en parte explica porque en los últimos dos años se lograron aumentos significativos en la remuneración básica.