En la carrera profesional de un abogado hay muchas aspiraciones. Los jóvenes estudiantes de derecho poco a poco van decidiendo qué rama es de su preferencia entre la diversidad que tienen para escoger y dependiendo de lo que a cada uno le llama más la atención o se sienta identificado. Muchos querrán llegar a ostentar cargos públicos, ser reconocidos tratadistas, grandes magistrados o tener su propio bufete de abogados. Sin embargo, con lo que pocos esperan encontrarse es que prácticamente de la noche a la mañana les toque ser jueces del caso más importante y polémico de los últimos años, y, sobre todo, tomar una de las decisiones más difíciles de la investigación: dejar o no en libertad al expresidente Álvaro Uribe Vélez.
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Este reto le tocó a Clara Ximena Salcedo, una joven abogada que se desempeña como jueza 30 de garantías de Bogotá. Su designación fue aleatoria cuando el proceso del expresidente pasó a la Fiscalía General de la Nación.
Lo curioso de la historia es que Salcedo lleva dos años en el cargo. Fue nombrada jueza en el año 2018 por concurso público, ya que de las 42 vacantes que había disponibles, ella quedó en el puesto 16 debido a los resultados y el mérito con los que contaba para aspirar al cargo. Hasta este momento los procesos que llevaba estaban relacionados con determinar si las investigaciones que lleva la Fiscalía cumplían con los requisitos establecidos por la ley.
Previamente, la joven abogada se había desempeñado como auxiliar 33 en provisionalidad de la Corte Suprema de Justicia, en donde trabajó en el despacho del magistrado Francisco Acuña.
Con la llegada del proceso del expresidente Uribe, el reto no fue menor. Todos los ojos se posaron sobre en ella, pues su decisión podría cambiar el rumbo del proceso en forma sustancial. Y así fue. Tras analizar los argumentos de lado y lado, definió acabar con la medida de aseguramiento que por orden de la Corte Suprema pesaba sobre el líder del Centro Democrático.
En la audiencia del jueves, en la que demostró su talante, uno de los momentos clave fue cuando regañó al exfiscal general, Eduardo Montealegre, y al exvicefiscal Jorge Perdomo. Estos solicitaron que se suspendiera la diligencia judicial, argumentando que necesitaban tiempo para conocer la indagatoria del expresidente ante la Corte Suprema de Justicia, realizada el año pasado.
A la solicitud, Salcedo respondió negativamente diciendo que no consideraba que se debiera suspender la audiencia, e incluso se refirió a una posible “tergiversación”. Dijo que “no es necesario realizar la suspensión de una audiencia de cara a la cual hay un objeto precisamente establecido, frente al cual no existen dudas de su propósito, su finalizada, su justificación teológica, que es perseguir el restablecimiento del derecho fundamental a la libertad, afectado en cabeza del doctor Álvaro Uribe Vélez”.
Sin embargo, este no fue el único regaño contra el exfiscal general. También le pidió respeto con las demás partes. “Yo le solicito, doctor Montealegre, de manera muy respetuosa, sin que ello suponga naturalmente una afectación frente a la manera como deba usted o considere sea preciso presentar sus argumentos y su proposición, que por favor lo haga en términos muy respetuosos frente a las partes presentes”, comentó.
Ante el llamado de atención, Montealegre cuestionó la solicitud, por lo que Jaime Granados, el abogado defensor de Uribe, quiso responder, pero Salcedo tomó el control de la situación y enfatizó que no se trataba de las palabras que literalmente estaba usando, sino del contexto en que las estaba expresando. Montealegre se refería a Gabriel Jaimes como “el filósofo del derecho” y a Granados como “el inminente (sic) letrado” en tono irónico.
Unas de las características que más se le destacaron a Salcedo durante la diligencia fueron su entereza y su carácter en medio de la sesión que conlleva todo tipo de aristas, no solo por lo que se discute, sino por los personajes que involucra. A lo largo de toda la audiencia no se dejó provocar ni intimidar por ninguna de las partes, sabiendo que en últimas los presentes podrían ser incluso referentes de la joven abogada.
Sobre la jueza, el exalcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, mostró su admiración diciendo que sin saber de dónde viene o quién es, lo ha sorprendido para bien por su talante y su inteligencia como juez.
“Me ha sorprendido por su entereza por lo que debe caracterizar a un juez, a una persona que ha ido a impartir justicia, y debe hacerlo simplemente bajo estricto orden del derecho y así lo viene haciendo. Y creo que ella, al contrario que otros, ha venido dando ejemplo en uno de los proceso más importantes que lleva el país”, comentó Gutiérrez en medio de una transmisión del programa El Debate de SEMANA TV.
El exalcalde de Medellín también habló de otros halagos que se le han hecho: “Y no solo como algunos dicen, ‘¡qué jueza tan joven, y tan bonita!’, no. Bonita sí es, yo estoy de acuerdo con Andrea (Nieto), pero lo más sexy que tiene esa jueza es su inteligencia y su carácter, que es lo que representa justamente a todas estas mujeres”.
Pero más allá de los reconocimientos que se le han hecho a Salcedo por la audiencia del jueves, su verdadera prueba de fuego estuvo centrada en la notificación que todos estaban esperando: si dejaba o no en libertad al expresidente Álvaro Uribe. Y esta decisión, basada exclusivamente en derecho, es la que ahora es comentada en todo el país. La jueza Salcedo determinó que lo surtido ante la Corte Suprema, cuando el expresidente aún era senador y se le juzgaba por la Ley 600 de 2000, no era equiparable con la imputación que requiere la Ley 906 de 2004 ahora que no goza de su condición de aforado. Su explicación fue clara y concisa.
Sin embargo, se sabe que independientemente de la decisión que tomara, sería criticada por la parte contraria en un proceso jurídico que tiene un montón de componentes políticos.
Para muchos, la libertad de Uribe era inminente. El antecedente era que, desde que renunció al Senado, todo le había salido como se esperaba. La última victoria fue que su caso quedó en la Ley 906 de 2004, es decir, en el sistema penal acusatorio. Gracias a este hecho es que Salcedo tomó la decisión de su vida.