Una de las cosas que más llamó la atención de los colombianos durante la pasada posesión del 7 de agosto para el traspaso del mando al nuevo jefe de Estado, Gustavo Petro, fue la persona que realizó la imposición de la banda presidencial al mandatario nacional. Algo que generalmente está a cargo del presidente del Senado, que para este caso debía ser Roy Barreras; sin embargo, quien realizó el acto fue la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro.
María José Pizarro, quien es hija del excomandante de la ya inexistente guerrilla M-19, Carlos Pizarro Leongómez, donde también militó el actual presidente, se mostró profundamente conmovida y agradecida por haber tenido la responsabilidad de ponerle la banda presidencial a Gustavo Petro.
“Lo acompañé, pensé que era más una casualidad allí. Yo hice de presidente, él colocó la banda, o sea, lo hizo más como él iba a hacerlo junto con la gente de protocolo. Bueno, me despedí y al otro día, para mi sorpresa, él tuvo ese inmenso gesto de reconocimiento conmigo, como mujer en la política, como madre, también como hija de esta historia, como hija de mi padre, así que la verdad estaba profundamente conmovida”, contó.
“Llamo ahora a una hija de la izquierda, a una hija de la historia, esa historia que fue interrumpida por las balas asesinas, pero que gracias a usted (Gustavo Petro) que encarnó esa voluntad, se retomó el cauce, senadora María José Pizarro”, dijo el presidente del Senado, Roy Barreras.
La situación quedó expuesta en la transmisión institucional, donde se vio exactamente cuando la senadora se acercó con sorpresa a la tarima principal y Barreras inició la imposición de la banda presidencial, para que luego ella, profundamente conmovida por el simbolismo, como se ve en la grabación, terminara este acto protocolario, para que finalmente el nuevo jefe de Estado y la senadora se dieran un abrazo, mientras Roy y el presidente de la Cámara de Representantes, David Racero, aplaudían este encuentro.
El simbolismo que conmovió a tantos se debe a que el padre de María José era el máximo comandante del M-19, que firmó un acuerdo de paz con el presidente liberal Virgilio Barco Vargas, para posteriormente dejar las armas, reincorporarse a la vida civil y participar de manera activa dentro de la política legal, siendo pioneros en Latinoamérica, pero que poco más de un mes después presenció el asesinato de su comandante.
“Tuvimos una inmensa oportunidad en 1990. Yo era tan solo una niña. Mi padre dejó las armas junto con ese grupo de hombres y mujeres en esos años. Fue la primera guerrilla en América Latina en firmar un acuerdo de paz exitoso, hasta el día de hoy, porque de sus miembros ninguno regresó a las armas”, señaló la senadora del Pacto.
“Mi papá fue asesinado cuando era candidato presidencial, 45 días después de dejar las armas, de firmar la paz, cuando era candidato a la Presidencia. Tenía una intención de voto muy alta en nuestro país. Después de su asesinato se vino la materialización de uno de sus sueños, que era precisamente ese gran diálogo nacional, que se cumplió con la Constitución de 1991 y que ahora empieza a cumplirse nuevamente con ese gran acuerdo nacional que se ha convocado”, terminó por mencionar.