Hasta antes de que se conociera su captura (8 de julio) por presuntamente enviar de manera ilegal a Estados Unidos artículos de marroquinería elaborados con pieles de animales exóticos y en peligro de extinción, muchos ignoraban quién era Nancy González. De hecho, un círculo limitado de personas sabía que una diseñadora caleña era la artífice de una rimbombante marca de marroquinería que vendía sus productos por miles de dólares en el mercado internacional.
Sin embargo, el nombre de Nancy González está sonando en el mundo de la moda desde antes de que empezara este siglo. Fue en 1998, cuando, en Estados Unidos, la diseñadora vendió su primera colección de ocho piezas a la prestigiosa tienda Bergdorf Goodman, propiedad de Neiman Marcus.
Previo a iniciar su camino a la cima en los Estados Unidos, pasó cerca de una década forjando la senda al triunfo en su ciudad natal, Cali. En 1989, después de haberse divorciado y mucho antes de que llegara el reconocimiento internacional, González hacía cinturones en una máquina de coser de su propiedad. La mujer inició con un taller en su propia casa y luego pudo abrir un local en un centro comercial de la ciudad. Tras varios años cosechando, dejó de solo hacer cinturones y añadió otros accesorios a su repertorio, como los bolsos, y se mudó a Nueva York para apostarle todo a su proyecto.
Y aunque para finales del siglo XX ya estaba triunfado, González, de 52 años y madre de dos hijos, nunca abandonó la capital del Valle del Cauca: “Sus bolsos son elaborados a mano en su natal Cali por un equipo de artesanos locales con una notable habilidad manual de origen ancestral y un profundo deseo de lograr la más alta calidad”, asegura una reseña publicada en su página web.
González nunca ocultó que sus productos de marroquinería tuvieran como materia prima la piel de animales exóticos, pues ese fue el atractivo que llevó a que sus accesorios conquistaran el mercado estadounidense y terminaran por venderse en más de 300 tiendas exclusivas a nivel mundial. Además, abrió dos boutiques propias en Seúl, Corea del Sur, y una más en Hong Kong. “La naturaleza es mi mejor cómplice y mi fuente de inspiración es la vida”, decía la diseñadora mucho antes de su captura en Cali.
En 2015, la diseñadora le explicó a la revista Exclama que todos sus diseños originales se diferencian ampliamente el uno del otro debido a las texturas de las materias primas, entre ellas la piel de cocodrilo. La utilización de unos 350 colores para sus accesorios, señalaba, era su distintivo para fabricar desde Cali aproximadamente 40.000 bolsos cada año. La piezas, que podían costar hasta más de 4.000 dólares, estaban inspiradas en la alegría y paisajes de esa ciudad, afirmaba.
Su éxito ha sido tal que obtuvo el galardón Marca del año, otorgado por el Consejo de Accesorios, y un reconocimiento del Instituto de Vestuario del Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte de Filadelfia. Sus bolsos, por supuesto, también mojaron las pasarelas de la Semana de la Moda de Nueva York.
Ahora, después de más de dos décadas triunfando, la diseñadora enfrenta el capítulo más oscuro de su vida en una puja con la justicia. Junto a Nancy fueron capturados Diego Mauricio Rodríguez Giraldo, su trabajador de confianza, y Jhon Camilo Aguilar Jaramillo, señalado de ejecutar las maniobras comerciales para garantizar la salida de los artículos fabricados con pieles de animales en vía de extinción de Colombia hacia Estados Unidos.
La investigación de la Fiscalía General de la Nación indica que la mujer elaboraba carteras, bolsos y diversos productos con pieles de babillas, caimanes, serpientes y otras especies silvestres. El ente señala que para enviar los productos a Estados Unidos contactaban personas en el Valle del Cauca que los llevaran a modo de encomienda. De esta manera, si las autoridades les preguntaban sobre los artículos, afirmaran que se trataba de obsequios para familiares, aunque estos terminaran en reconocidas tiendas de lujo.
“De esta manera, la mujer y los dos hombres solicitados en extradición habrían enviado carteras y bolsos fabricados con animales en peligro de extinción, sin los permisos de las autoridades ambientales y evadiendo la reglamentación dispuesta por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES)”, detalló la Fiscalía.
Por lo anterior, una Corte para el Distrito Sur de La Florida requiere a González y a los dos hombres detenidos. La justicia norteamericana busca su extradición para que respondan por “concierto para importar y llevar vida silvestre a Estados Unidos en contra de la ley; defraudar a los Estados Unidos, impidiendo, perjudicando, obstruyendo y anulando las funciones gubernamentales legítimas; y contrabandear mercancía a los Estados Unidos”.
La diseñadora, que tiene un pie en los Estados Unidos, está recluida en la cárcel Buen Pastor de Bogotá. Su abogado pidió recientemente su libertad alegando que la captura fue ilegal, pero el Juzgado 30 del Circuito de Bogotá negó la solicitud y desestimó el recurso. Los dos hombres capturados junto a la diseñadora también están en prisiones de la capital del país.