Al imaginar a un juez se suele evocar el prototipo que muestran las películas gringas. Suele ser un sujeto alto, de edad, canoso, con gafas, vestido de toga y sentado en un estrado al fondo de un magnífico salón desde donde mira detenidamente a quienes asisten a la audiencia. Es la postal de la majestad de la Justicia. De estos aspectos solo la toga y el estrado pueden ser generalizados a quienes ejercen como jueces en Colombia. La realidad aquí, ciertamente, es diferente.Si bien las Altas Cortes sí suelen cumplir con esos rasgos mencionados y tienen un sesgo mayoritariamente masculino en su composición, los despachos judiciales del país están repletos de funcionarios de diferentes orígenes y condiciones. Este es el caso de Vivian Polanía, una mujer bogotana que desde hace dos años se desempeña como jueza primera penal municipal con funciones de control de garantías en Cúcuta. La togada, además de impartir justicia, agita polémicas inéditas en la rama.
Desde sus últimos años de bachillerato en un colegio jesuita, tras realizar un voluntariado en un centro de reclusión para menores, Polanía identificó su pasión en el derecho penal. Fue precisamente en esta área que cursó su consultorio jurídico mientras estudiaba leyes en la Universidad Católica y le sirvió para tener claro a qué quería dedicarse.
Su trayectoria da fe de su empeño. Empezó trabajando en la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, fue auxiliar del magistrado Carlos Héctor Tamayo. Posteriormente, se trasladó al juzgado 24 penal municipal de la misma ciudad y, luego de un par de años de trabajo, consiguió el ascenso a secretaria general. También asesoraría a la Sala Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura en la capital del país.Ya desde entonces, como cualquier otra persona, hacía uso de sus redes sociales. Sobre todo de Facebook. Pero sería en su mudanza a Cúcuta que encontraría otra de sus grandes pasiones: el ejercicio. Su llegada a la capital de Norte de Santander se dio cuando le ofrecieron una vacante para ser jueza de conocimiento. Era la oportunidad de dedicarse a lo que siempre habría querido y aceptó gustosa.
En una ciudad nueva y sin muchos conocidos, la jueza Polanía decidió invertir buena parte de sus ratos libres en el crossfit, una modalidad de entrenamiento físico que consiste en hacer esfuerzos intensos los cuales, a fuerza de empeño, van tallando el cuerpo. Los resultados fueron inmediatos. "Mi cuerpo cambió porque yo siempre fui flaca. A partir de ese momento es que todo el mundo comenzó a seguirme como en una ola" asegura acerca de la notoriedad que adquirió en las redes sociales.Su influencia ha llegado al punto de que marcas deportivas, algunas extranjeras, la contactan para regalarle productos a cambio de que ella los promocione en estos espacios. Eso sí, es enfática en explicar que no se dedica a estos asuntos y que su única profesión es el derecho.
Su cuenta de Instagram cuenta actualmente con más de 52.000 seguidores y es común verla interactuar en sus historias con personas de diferentes partes del mundo. Algunos, incluso, le declaran su amor. Aclara que, tanto en redes como en despachos judiciales, no ha tenido que lidiar con comentarios incómodos e inapropiados por parte de hombres.Las fotografías que comparte son explícitas de sus atributos. En muchas resalta sus tatuajes y suele aparecer en ropa interior o vestido de baño. Asegura que las imágenes no han interferido en lo más mínimo en su vida laboral."Mientras estuve presencialmente en el Palacio de Justicia, jamás ocurrió. Los abogados, los defensores, mis colegas, han sido respetuosos siempre. Jamás me han hecho una mala propuesta, jamás me han faltado al respeto" dice de forma contundente.
Pero las dificultades sí vendrían por parte de su fuerte temperamento en las audiencias judiciales que preside. Recientemente, se difundió en Twitter una intervención del abogado Marlon Díaz en medio de una diligencia virtual cuando era interrumpido por la jueza Polanía que le indicaba con vehemencia que fuera más conciso ya que allí "no estaban en una academia" y que todos los presentes "eran abogados". Sus palabras desconcertaron al abogado defensor que exigió respeto y recordó que hasta ahora comenzaba sus alegatos.
De ese episodio lo más desconcertante es que el defensor apenas estaba iniciando su intervención y, como es usual en toda audiencia judicial, trató de citar las normas legales en que se apoyarían sus argumentos. Eso no le gustó a la togada. Todo indica que la jueza pierde la paciencia cuando los abogados enuncian leyes, artículos o códigos en sus intervenciones judiciales. Algo así como un marinero que detesta navegar. Cuando se le preguntó a la jueza Polanía sobre lo sucedido, afirmó que eran videos sacados de contexto y que no pensaba darles mayor importancia. En una de sus historias en Instagram añadió que jamás había tenido un altercado con ningún abogado. Todo esto se da mientras algunos admiran su versatilidad y otros critican su ímpetu.
"Creo en la majestad de la justicia, por eso siempre respeto a todos los intervinientes en un proceso penal y es lo que enseña a mis alumnos. Este es un episodio que no puede ser permitido, debe tramitarse una investigación disciplinaria", dice el penalista Marlon Díaz, quien ya le otorgó poder a su colega Fabio Humar para que promueva la queja respectiva, la cual será coadyuvada por defensores de todo el país y por el Colegio de Abogados Penalistas quienes rechazan el trato dado por la jueza en aquella audiencia.Al tiempo que crece la polémica por los procedimientos y las fotos de la jueza Polanía, sus superiores del Consejo Seccional de la Judicatura de Norte de Santander expidieron una circular en donde recuerdan los deberes y las prohibiciones que deben acatar los funcionarios judiciales de acuerdo a la Ley Estatuaria de Adminsitración de Justicia.El documento resalta los numerales que versan sobre el cuidado de la presentación personal:"Cuidar de que su presentación personal corresponda al decoro que debe caracterizar el ejercicio de su elevada misión". Así mismo, señala que a los funcionarios les está prohibido realizar actividades en la vida social que comprometan la confianza del público en el aparato judicial. Aunque el llamado de atención oficial no implica el nombre de Vivian Polanía, las circunstancias de modo, tiempo y lugar, dan para deducir que va dirigido a la polémica jueza que se salió de la toga.
Y en las últimas horas, se hizo pública la apertura de investigación en contra de la jueza Polanía por parte de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del mismo Consejo Seccional. El motivo detrás de la decisión fue el reportaje hecho por el periódico La Opinión en donde se calificó a Polanía como "una jueza sexy que pone a temblar a más de uno". Según Martha Cecilia Camacho Rojas y Calixto Cortés Prieto, los magistrados que tomaron la determinación, la jueza podría estar inmersa en una conducta que compromete la dignidad de la administración de justicia. No es claro aún en qué culminará la investigación y cuáles son las consecuencias adversas que podría traer para la jueza.