Este jueves, el país enfrenta una nueva jornada de movilizaciones con motivo del aniversario del paro del 28 de abril de 2021 que dejaron como saldo billones de pesos en pérdidas económicas, vidas humanas y un país en medio del caos y la violencia en las calles.
Aunque las autoridades están en máxima alerta y el general Jorge Luis Vargas Valencia, director Nacional de la Policía, habla de grupos que estarían preparando disturbios y daños que afectarían las marchas pacíficas convocadas, se espera que el tema no pase a mayores y que las marchas de ciudadanos no se conviertan en el inicio de otra jornada prolongada de protestas tal como ocurrió el año anterior.
De manera oficial no se conoce quién está detrás de las movilizaciones. Al menos, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) confirmó este miércoles “que el Comité Nacional de Paro no tiene agendada ninguna actividad de calle el 28 de abril”. Al contrario, prometen hacer un análisis virtual con importantes actores de lo que dejó el estallido social a un año de su inicio.
Por la misma línea está la Federación Nacional de Educadores (Fecode), quien aclaró “que como trabajadores, nuestra gran movilización pacífica y contundente será el 1.° de mayo, Día Internacional del Trabajo”.
Cosa contraria ocurre con la minga indígena que se desplazó hasta Bogotá desde varias ciudades del país. “Venimos en una acción legítima, caminando la palabra, para declararnos en emergencia humanitaria por toda la situación de violencia que viene bañando con sangre nuestros territorios indígenas, afros, campesinos, y ahora los territorios de la ciudad con la persecución militar y política que tienen los jóvenes que han participado en estas grandes manifestaciones en los últimos tiempos”, aseguró Giovanny Yule, representante del Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric).
Las autoridades tienen claro que el problema no son las marchas indígenas. En cambio, sí lo son los grupos armados que, aprovechándose de las manifestaciones pacíficas de los cabildos, se mezclan y generan caos en las ciudades.
A menos de 36 días de las elecciones, con un país polarizado, que está saliendo de una pandemia por la covid-19 y que ha logrado avanzar en su economía, la prolongación de las marchas no sería un buen asunto para los colombianos.
Desde ya las movilizaciones de este 28 de abril agitan el debate electoral. “Grave error salir mañana”, dijo el senador Gustavo Bolívar, quien señaló al Centro Democrático de estar ambientando el aniversario del estallido social. “Seguro infiltran encapuchados para encender un nuevo estallido y tener pretexto de aplazar las elecciones”, añadió el líder del Pacto Histórico.
Por los lados de la derecha, las advertencias sobre lo que puede ocurrir este 28 de abril saltan a la vista. “Crece la amenaza de actos vandálicos por parte de la primera lLínea”, dijo la senadora María Fernanda Cabal.
“El paro nacional se traduce en violencia y permisividad para que el grupo de terrorismo urbano que llaman primera línea salga a destruir lo que les venga en gana. Ojo que eso se traduce en más inflación y carestía pues esos delincuentes cierran el suministro a ciudades y pueblos”, advirtió el candidato presidencial Enrique Gómez Martínez.
El ministro del Interior, Daniel Palacios, fue claro en señalar que la preocupación está sobre la mesa frente a una eventual injerencia de la primera línea.
Esta advertencia podría agudizarse tras las ocho capturas en Neiva, Huila, de jóvenes incitadores de violencia que al parecer formaron parte de las jornadas de protesta en la capital opita hace un año y que casi dejan algunos sectores de la ciudad en llamas.
El país no puede entrar en pánico porque las autoridades le vienen haciendo seguimiento al tema desde hace varias semanas. El llamado del Gobierno y distintos sectores políticos es a la calma y no permitir que unas movilizaciones pacíficas terminen convertidas en un estallido similar al del año anterior.