A 14 meses de las elecciones presidenciales de 2022, nada está escrito. Así lo revela el gran estudio electoral de SEMANA, una investigación sin antecedentes en la historia de los medios de comunicación del país que fue realizada por el Centro Nacional de Consultoría, con la auditoría de Yanhaas y la coordinación de Estrategia y Comunicaciones.

En total, se entrevistó a 4.435 personas de manera presencial, en 30 municipios y seis regiones de Colombia. El tamaño de la muestra es tan representativo que el margen de error es de apenas el 1,5 por ciento, y el nivel de confianza, del 95 por ciento.

Aunque Gustavo Petro lidera la intención de voto para la presidencia (23 por ciento), sus números no le permiten cantar victoria. Es innegable que Petro ha tenido un avance significativo en comparación con 2018; su proyecto político tiene ahora una mayor aceptación y ha conquistado a diferentes sectores de la población, siendo un líder indiscutible entre los jóvenes. Bogotá y la costa se consolidaron como sus fortines.

Gustavo Petro.

La llegada del senador Armando Benedetti al petrismo, quien se convirtió en el principal escudero del exalcalde, ha jalonado con fuerza los votos en el Caribe. Benedetti, además, le viene abriendo muchas puertas a Petro con los empresarios.

Pero con ese 23 por ciento en primera vuelta, Petro sabe que todavía no ha ganado nada. Además, la clave estará en las alianzas. Por ejemplo, pese a que el ejercicio no es del todo matemáticamente exacto, la suma de los apoyos de la derecha y la centroderecha sería superior al resultado de Petro. Lo mismo ocurre con la centroizquierda, cuyo caudal electoral aumentaría si se junta la votación de cada uno de sus líderes.

Por primera vez, el fundador de la Colombia Humana tiene hoy más imagen favorable que desfavorable, lo que es una buena noticia para su campaña si se tienen en cuenta las prevenciones que su nombre suscita en un sector del electorado. Petro cuenta con el 47 por ciento de imagen favorable y el 43 por ciento de desfavorable. Les gana a sus rivales en todos los grupos poblacionales y estratos, así como, de lejos, es visto como el candidato de los menos favorecidos.

Asimismo, la gente lo resalta en la encuesta como el más preparado, el que tiene mayor capacidad para dar soluciones, más tiempo de experiencia, es a quien las personas le creen más, lo ven como el que está más comprometido con la paz, el de mayor carácter, el que conoce los problemas y lo perciben como el candidato de las nuevas generaciones: el más independiente, el de la seguridad y la economía.

Sin embargo, sigue perdiendo en Antioquia y el Eje Cafetero, dos regiones fundamentales para llegar a la presidencia, además del suroriente. Hay que ver, en todo caso, qué puede suceder en 2022 con Petro en Medellín, más cuando el alcalde Daniel Quintero ha gobernado con una bandera antiuribista y en el pasado él ha sido muy cercano a Petro.

Jorge Enrique Robledo.

La muestra brinda varios indicadores negativos en los que Petro también aparece de primero: el 32 por ciento considera que sería un mal presidente, otro 32 por ciento lo ve como el candidato más cercano a los grupos armados ilegales y un 17 por ciento asegura que supuestamente es corrupto. Es decir, esos números evidencian que su mayor desafío será conquistar a las personas cuyo nombre les genera resistencia.

En cualquier caso, Petro es un candidato sólido. Cuando perdió en 2018, en su discurso, anunció que le haría una fuerte oposición a Duque. Eso lo ha cumplido y desde entonces no ha dejado de hacer política electoral un solo día. Pero el senador sabe que a partir de ahora tendrá que hacer más alianzas para llegar más fuerte a la primera vuelta y sacar una mayor votación.

Esto, teniendo en cuenta que el gran estudio electoral de SEMANA también preocupa al petrismo de cierta manera, porque los números muestran que el 26 por ciento del electorado está firme y dispuesto a votar por el que diga el expresidente Álvaro Uribe, y Petro lidera con el 23 por ciento.

Aunque es verdad que el uribismo está golpeado y ha perdido fuerza por el desgaste natural del Gobierno y el polémico proceso judicial contra el expresidente, no se puede menospreciar una fuerza que es disciplinada, como se ha visto, y que suma millones de votos definitivos en las urnas. El análisis revela que el uribismo hoy no podría ganar solo, aunque también es cierto que los candidatos de la centroderecha tampoco ganarían sin el apoyo de Uribe.

ÁLVARO URIBE | Foto: Juan Carlos Sierra

Por ese motivo, todos buscarán concretar una gran alianza para definir un candidato en una consulta en marzo de 2022. En esa medición, como están actualmente las cosas, participarían los candidatos únicos del Centro Democrático, del Partido Conservador, de La U; los exalcaldes Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez y Alejandro Char, entre otros independientes. Al final, entre seis y ocho figuras aparecerían en dicho tarjetón, de donde saldría el nombre que representará a este bloque.

Federico Gutiérrez.

El acuerdo se deberá concretar antes de finalizar el año. Petro y Fajardo no tienen claro cuál será su rival en la derecha y, una vez se consolide, ese candidato será un gran contendor. El estudio demuestra que los precandidatos del Centro Democrático son desconocidos para la mayoría de los colombianos. Por ejemplo, a Paloma Valencia solo la conoce el 36 por ciento; a Paola Holguín, el 26 por ciento, y a Rafael Nieto, apenas el 20 por ciento. Mientras tanto, a Petro lo conoce el 94 por ciento, y a Fajardo, el 79 por ciento.

Una de las caras más visibles de la derecha que podría jugar un papel interesante, si las elecciones fueran hoy, es la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, pues es conocida por el 71 por ciento; no obstante, ella todavía no ha decidido si será candidata.

Marta Lucía Ramírez. | Foto: Publicaciones Semana Guillermo Torres Reina

Durante las últimas semanas, la estrategia del uribismo y del Gobierno ha sido tratar de posicionar una agenda social que se ha visto opacada por la inminente reforma tributaria que, aunque necesaria, es impopular, más en medio de una coyuntura electoral como la que se avecina en plena pandemia. Por su parte, Petro está dedicado a criticar al Gobierno y al uribismo, y a presentarse como la única alternativa para darle un viraje al país y “salvarlo”.

El reto de Sergio Fajardo

Los resultados del gran estudio electoral de SEMANA son agridulces para Sergio Fajardo. Hoy es el único candidato capaz de derrotar a Petro y a los demás en una eventual segunda vuelta. El exgobernador tendría el 46 por ciento de los votos en ese escenario, frente al 36 por ciento que obtendría el exalcalde de Bogotá.

El problema para Fajardo es que, como están las cosas, no tiene asegurado su tiquete a segunda vuelta y le podría ocurrir lo mismo de 2018, cuando por un poco más de 300.000 votos perdió ese cupo frente a Petro, quien al final fue vencido por Iván Duque.

Sergio Fajardo. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA REVISTA SEMANA / REVISTA DINERO

Según los resultados, en la primera vuelta, Petro, con el 23 por ciento, casi que doblaría a Fajardo, quien aparece con el 12 por ciento de la intención de voto. Pero si Fajardo pasa a la segunda vuelta, tendría todo a su favor para ser el próximo presidente de Colombia, pues la encuesta revela que no solo le ganaría a Petro, también a Marta Lucía Ramírez, Tomás Uribe, Federico Gutiérrez, Alejandro Gaviria y Alejandro Char.

Si la segunda vuelta es entre Petro y Fajardo, el exgobernador de Antioquia obtendría una gran ventaja porque su nombre concentraría el voto antipetrista, que sigue siendo significativo en Colombia.

ALEJANDRO CHAR

En ese sentido, Fajardo debe hacer una evaluación y mover muy bien sus fichas en materia de alianzas. De hecho, si en el Partido Verde y la Coalición de la Esperanza continúan las dificultades para llegar a un consenso, algunos dicen que él tendría a la mano una alternativa. La apuesta, por ejemplo, podría ser aliarse con los partidos tradicionales.

En el caso del Liberal, hay una herida desde 2018 porque Fajardo se negó a recibir su apoyo. No obstante, algunas puertas allí, ideológicamente hablando, están abiertas. Pero no será fácil. La mayoría liberal se califica más de centro que algunos líderes que acompañan a Fajardo, volcados más hacia la izquierda.

Simón Gaviria.

Hoy, el Partido Liberal es el que más afinidad despierta entre los colombianos (11 por ciento), lo que se traduciría en votos que desequilibrarían la balanza en una votación presidencial. Además, la encuesta muestra que el jefe del partido, César Gaviria, es el segundo expresidente con mayor imagen favorable (42 por ciento).

Su hijo, Simón Gaviria, también fue medido y es de los pocos que cuenta con una mejor imagen favorable que desfavorable; además, cuenta con una fuerte simpatía con la coalición de Peñalosa, Gutiérrez y Char. Sin embargo, Simón Gaviria tiene una amistad y una afinidad ideológica con Fajardo.

César Gaviria.

Aunque puede sonar extraño, varios líderes del Partido Conservador, como el exministro Mauricio Cárdenas, no tendrían ningún problema en apoyar a Fajardo en la carrera por la presidencia. Así es la política en Colombia: dinámica.

Sin embargo, la derecha y la centroderecha harán lo que sea para no perder al Partido Conservador y a figuras como Juan Carlos Pinzón y Juan Carlos Echeverry, que se convertirían en un muro de contención para evitar la fuga de los conservadores hacia el fajardismo.

Por otra parte, Marta Lucía Ramírez, que no milita actualmente en esa colectividad, es una figura muy fuerte y tiene sus raíces allí. En últimas, el expresidente Andrés Pastrana sigue siendo un factor crucial en cualquier decisión.

Juan Carlos Pinzón. | Foto: Esteban Vega La-Rotta / Publicaciones Semana

Con esos eventuales respaldos, que por ahora son solo ideas, algunos señalan que Fajardo podría tener un camino más despejado para posicionar su candidatura, pues los ‘verdes’ enfrentan una disputa interna por cuenta del veto a Petro que promueven algunos de sus líderes, y que ha desatado una división cada vez más profunda. No obstante, nada es claro.

Lo verdadero es que la fuerza de los partidos tradicionales (Liberal y Conservador) suma varios millones de votos y será muy apetecida en este complejo ajedrez electoral. Por esa misma razón, la derecha y la centroderecha buscarán quedarse con esos dos respaldos.

Petro no se queda atrás, y ya hay varios congresistas liberales, como Luis Fernando Velasco, cada vez más cerca del líder de la Colombia Humana.

El otro problema para Fajardo es que Petro no cesa en su empeño de quitarle la Alianza Verde y en las últimas semanas ha tenido el apoyo directo del exalcalde Antanas Mockus, líder natural del partido, y de los representantes Katherine Miranda e Inti Asprilla, quienes han pedido que no veten a Petro en la consulta de ese sector.

Fajardo ha quedado atrapado en medio de esa confrontación y hoy no tiene claro quién podría avalar su inscripción como candidato a la presidencia. Compromiso Ciudadano, su movimiento, no tiene personería jurídica, y salir a recoger firmas es todo un desafío por las restricciones de la pandemia.

Juan Carlos Echeverry.

Fajardo es fuerte en Antioquia, el Eje Cafetero y el suroriente, pero hay un dato preocupante: su nombre prácticamente no existe en las preferencias electorales de los habitantes de la Costa Caribe, y en Colombia, como se dice desde hace tiempos, nadie es elegido presidente sin ganar en la Costa.

Adicionalmente, el estudio arroja un dato que sorprende, y es que Fajardo es reconocido como la mejor fórmula vicepresidencial. Aunque 13 de cada 100 personas piensen así, eso es imposible y no está en las cuentas de nadie.

Por el contrario, quien sale muy bien posicionado como eventual fórmula vicepresidencial es el exsenador Juan Manuel Galán, en el segundo escalafón después de Fajardo. Además, junto con su hermano, el concejal Carlos Fernando, son los líderes políticos que tienen la menor imagen desfavorable en todo el país.

Juan Manuel Galán. | Foto: Carlos Julio Martínez / SEMANA

A favor de Fajardo está que solamente el 4 por ciento considera que sería un mal presidente, mientras que el 32 por ciento opina eso de Petro. Algo que debe provocar un campanazo de alerta en el exgobernador es que Petro lo supera con gran diferencia en prácticamente todos los indicadores, excepto en lo que podría ocurrir en una segunda vuelta, si los dos pasan.

Ahí Fajardo se vuelve un gigante y parece que nadie le ganaría. El exgobernador derrotaría a Petro, con una amplia ventaja de 10 puntos porcentuales, según el gran estudio electoral de SEMANA.

Mientras tanto, Petro derrotaría a los demás, excepto a Marta Lucía Ramírez, con quien habría un empate.

Otro dato que llama la atención es lo que sucedería en una segunda vuelta si Tomás Uribe se lanza y llega a ese escenario. Aunque él ha dicho que no será candidato y no ha hecho campaña, tiene unas cifras para nada despreciables. Si se enfrentara hoy en una segunda vuelta frente a Petro, tendría el 30 por ciento de los votos, un resultado muy similar al que alcanzarían Federico Gutiérrez (33 por ciento) y Alejandro Char (31 por ciento) en una competencia contra el líder de la Colombia Humana.

Hay que anotar que, ni en primera ni en segunda vuelta, en ninguno de los escenarios, Petro supera el 50 por ciento de la intención de voto al medirse con los candidatos de la derecha y la centroderecha.

Tomás Uribe. | Foto: Juan Carlos Sierra

En el caso del hijo de Uribe, lo que no se sabe es si su votación aumentaría, si decide competir y llevar las banderas de la candidatura única de la derecha y la centroderecha. Con alianzas y apoyos, sus cifras seguramente serían diferentes.

Al fin y al cabo, todavía faltan 14 meses y cualquier cosa puede ocurrir. Lo mismo podría pasar con cualquiera que se quede con la candidatura de ese bloque. Lo clave para ese sector será llegar unido.

Mientras tanto, en una segunda vuelta, aunque sea improbable que se enfrenten, Alejandro Gaviria no lograría vencer a Fajardo, su rival natural para conquistar el voto del centro. Ese resultado es muy diciente con respecto a lo que podría ocurrir en la consulta de la centroizquierda.

Definitivamente, el hecho de que el rector de la Universidad de los Andes no haya tomado una decisión hizo bajar la espuma que se creó en torno a su nombre y que duró solo unos días.

Alejandro Gaviria. | Foto: Pilar Mejia

Sin embargo, algunas fuentes le dijeron a SEMANA que el rector podría lanzarse de aquí a noviembre. Aunque el gran estudio electoral de SEMANA, realizado entre el 8 y el 18 de marzo, no midió puntualmente a Enrique Peñalosa, quien hasta hace poco destapó sus cartas como potencial candidato, sí les preguntó a los colombianos por los otros dos exalcaldes que conforman la tripleta presidencial: Federico Gutiérrez y Alejandro Char.

Enrique Peñalosa. | Foto: Guillermo Torres Reina

El exalcalde de Barranquilla sale mejor posicionado en intención de voto, con el 6 por ciento. Es importante mencionar que ese porcentaje es jalonado mayoritariamente por el Caribe (29 por ciento), ya que tiene solamente el 2 por ciento en Antioquia y el Eje Cafetero, y apenas el 1 por ciento en Bogotá, el centro del país, el Pacífico y el suroriente.

Queda la duda de si Char logrará crecer en el resto de Colombia o será un apoyo clave para la coalición.

Por su parte, Gutiérrez tiene el 5 por ciento de intención de voto. Él cuenta con un 17 por ciento de apoyo en Antioquia y el Eje Cafetero; un 4 por ciento en el centro del país; un 3 por ciento en Bogotá, Pacífico y suroriente, y un 1 por ciento en el Caribe.

A esto hay que sumarle el ingreso de Peñalosa, con votos propios y muy leales en la capital del país. Su votación, que puede oscilar entre 600.000 y un millón de respaldos en la ciudad, podría aguarle la fiesta tanto a Petro como a Fajardo, y entrarían a sumarle a la coalición de la derecha y la centroderecha.

Aunque individualmente los exalcaldes no marcan alto, la combinación de todos ellos tiene un valor estratégico y un sentido político, que es fortalecerse en la Costa Caribe, Antioquia y Bogotá.

No hay que descartar tampoco que incluso de la tripleta salga la fórmula presidencial que una a la derecha y a la centroderecha, con el apoyo del uribismo, el Partido Conservador, La U y otros sectores.

Lo que le importa a la gente

El país, indiscutiblemente, ha cambiado, y los que tienen aspiraciones presidenciales deberían tener en cuenta lo que esperan los ciudadanos y los temas que más les preocupan, que muchas veces tienen un orden completamente distinto del que los políticos se imaginan.

Todo indica que en esta campaña los votantes quieren escuchar propuestas en torno a la seguridad y al empleo, y que otros debates que en el pasado fueron determinantes, como el proceso de paz con las Farc, ya no lo son.

Además, hay decepción y agotamiento. Así lo demuestran las cifras. Mientras el partido de Gobierno, el Centro Democrático, propone derogar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), solo el 13 por ciento de los colombianos apoya esa idea.

Sin embargo, un 50 por ciento quiere que ese tribunal sea modificado, lo cual significa que la opinión pública en parte le da la razón al uribismo y está inconforme con este ente de justicia transicional.

Por cierto, la cifra de los que piensan que la JEP debe quedar como está solo llega al 29 por ciento. Entretanto, los números sobre el proceso de paz con las Farc, si bien reflejan que los ciudadanos están agotados con el tema, muestran la desazón en torno a los resultados.

A tal punto que solo el 10 por ciento afirma estar más seguro y el 82 por ciento señala sentirse más inseguro o que nada ha cambiado. Pero no solo eso. La mitad de los colombianos dice que las Farc no han cumplido con el acuerdo de paz y solo el 2 por ciento cree que han cumplido con todo.

Mientras tanto, la valoración que los colombianos hacen del papel de los ex Farc en el Congreso es muy negativa: el 44 por ciento dice que el desempeño ha sido malo, el 34 por ciento afirma que regular y apenas el 7 por ciento lo califica de bueno.

En realidad, la gente, en medio de la catástrofe social y económica de la pandemia, tiene otras preocupaciones: la inseguridad (42 por ciento) y el desempleo (31 por ciento). Cuando se les pregunta a las personas si están de acuerdo con que se permita el porte de armas de fuego, la mayoría se manifiesta en contra.

Curiosamente, apenas el 4 por ciento considera que el principal problema del país es el coronavirus. Por encima están las quiebras de las empresas, la pobreza, el desarrollo económico y la prestación de los servicios de salud.

Una de las reformas que más clama la gente es la de la justicia: siete de cada diez colombianos no cree en ella. Un 63 por ciento está de acuerdo con un cambio de fondo en esta materia.

Las discusiones en Twitter, los enfrentamientos políticos, la agresividad y los constantes choques ofensivos entre los aspirantes presidenciales parecen tener sin cuidado a los ciudadanos. Justamente, apenas el 4 por ciento de los colombianos usa Twitter como su principal fuente de información en redes sociales; es decir, ese mundo está sobrevalorado, se presta especialmente para el matoneo, pero la vida real es otra.

En contraste, el 71 por ciento de los encuestados tiene como su red favorita a las plataformas de Facebook (que incluye a esa red social y a Instagram).

El gran estudio electoral de SEMANA también demuestra la profunda crisis de credibilidad y legitimidad en la que continúan los partidos políticos. La mitad de los colombianos no se siente identificado con ninguna colectividad en particular. Todos los partidos se rajan, incluso los alternativos.

En cuanto a las instituciones, la imagen más favorable la tiene el Ejército Nacional (73 por ciento) y la Policía ha repuntado en manos de su nuevo director, el general Jorge Luis Vargas, y llega al 54 por ciento.

Les siguen la Defensoría del Pueblo (67 por ciento), las organizaciones estudiantiles (66 por ciento), la Iglesia católica (65 por ciento), la Registraduría (63 por ciento), los empresarios (56 por ciento) y los medios de comunicación (51 por ciento).

Con todo este panorama, y más allá de los resultados, lo claro es que las certezas son pocas sobre quién ganará la presidencia en 2022, y al final serán definitivas las alianzas y las coaliciones. Todos los candidatos tendrán que esforzarse al máximo, y no solo deberán hacer propuestas que le importen a la gente, sino ingeniárselas para conquistar cada voto en una campaña absolutamente atípica que, por ahora, no permitirá grandes concentraciones, sino que obligará a los candidatos a tocar el corazón de los votantes mediante los medios, las redes sociales, las calles (en la medida que la pandemia lo permita) y los grandes foros virtuales.